URVIO. Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad N.° 42, mayo-agosto 2025 E-ISSN 1390-4299 ISSN 1390-3691
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doi.org/10.17141/urvio.42.2025.6428
Transiciones y críticas en la construcción de paz: de la paz liberal a la paz militar
Transitions and criticisms in the peacebuilding: from liberal peace to military peace
Recibido: 27 de noviembre de 2024
Aceptado: 15 de febrero de 2025
Publicado: 31 de mayo de 2025
(*) Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas Universidad de San Buenaventura, Departamento de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Javeriana, Grupo Interdisciplinario de Estudios en Sociedad, Religión y Política, Colombia, sebastianreyes@javeriana.edu.co, orcid.org/0009-0005-8328-1243
(**) Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Colombia, andrea_velasco@javeriana.edu.co, orcid.org/0009-0006-4380-5716
Resumen
Introducción: para el año 2023, se registraron 36 contextos de conflicto armado y en su mayoría conflictos intraestatales con dinámicas regionales y nacionales, la cifra más alta desde 2014, lo que sugiere la necesidad de modelos de paz que se adapten a las particularidades de cada conflictividad. La paz liberal, impulsada tras la Guerra Fría, se basa en la implementación de instituciones democráticas y economías de mercado, pero ha sido criticada por su enfoque perceptivo y su incapacidad para adaptarse a las realidades locales. A su vez, la paz militar se sustenta en la estabilización inmediata a través de intervenciones militares, pero también ha sido cuestionada por perpetuar el conflicto al no abordar sus causas subyacentes. Objetivo: en ese sentido, el presente artículo examina la transición de la paz liberal a la paz militar en el contexto actual, abordando las limitaciones inherentes a ambas aproximaciones de paz. La investigación emplea un enfoque decolonial para argumentar que ambos modelos perpetúan estructuras de dominación y subalternidad. Metodología: la metodología empleada combina la revisión bibliográfica y el análisis crítico. Conclusiones: la transición de la paz liberal a la paz militar evidencia limitaciones al ignorar dinámicas locales. Superarlas exige integrar epistemologías locales y estrategias comprensivas para construir procesos de paz legítimos, sostenibles y emancipadores.
Palabras clave: construcción de paz; decolonialidad; epistemologías locales; paz liberal; paz militar
Abstract
Introduction: by 2023, there were 36 contexts of armed conflict and mostly intra-state conflicts with regional and national dynamics, the highest number since 2014, suggesting the need for peace models that are adapted to the particularities of each conflict. Liberal Peace, promoted after the Cold War, is based on the implementation of democratic institutions and market economies, but has been criticised for its prescriptive approach and its inability to adapt to local realities. Military Peace, in turn, is based on immediate stabilisation through military interventions, but has also been questioned for perpetuating conflict by failing to address its underlying causes. Aim: in this sense, this article examines the transition from Liberal Peace to Military Peace in the current context, addressing the inherent limitations of both approaches to peace. The research employs a decolonial approach to argue that both models perpetuate structures of domination and subalternity. Methodology: the methodology employed combines literature review and critical analysis. Conclusions: the transition from Liberal Peace to Military Peace evidences limitations by ignoring local dynamics. Overcoming them requires integrating local epistemologies and comprehensive strategies to build legitimate, sustainable and emancipatory peace processes.
Keywords: decoloniality; Liberal Peace; local epistemologies; Military Peace; peace buildingIntroducción
En 2023, se registraron 36 contextos de conflicto, la cifra más alta desde 2014, que se concentró predominantemente en África (18), lo cual evidencia la creciente necesidad de modelos de paz sensibles a las particularidades regionales y contextuales (Escola de Cultura de Pau 2024). Los conflictos en África abarcan desde guerras civiles prolongadas en países como Sudán y Etiopía, hasta insurgencias y violencias intercomunitarias en lugares como Nigeria y Somalia. Estas dinámicas han sido clasificadas, desde algunos enfoques, como conflictos intratables debido a su complejidad y persistencia. Este escenario plantea preguntas urgentes sobre la efectividad de los modelos predominantes de construcción de paz y su capacidad para responder a las especificidades de cada contexto.
En este artículo se aborda esta problemática con un enfoque decolonial, al examinar la transición de la paz liberal a la paz militar en el marco de los conflictos armados contemporáneos, y analizar las críticas y limitaciones inherentes a ambas aproximaciones. La pregunta que orienta esta investigación consiste en ¿cómo las transiciones entre los modelos de paz liberal y paz militar reflejan las limitaciones y críticas asociadas a las aproximaciones hegemónicas de construcción de paz? Este cuestionamiento parte de reconocer que dichos modelos han mostrado dificultades para adaptarse a la diversidad y complejidad de las conflictividades actuales. Como hipótesis, se plantea que tanto la paz liberal como la paz militar perpetúan estructuras de poder desiguales y dinámicas de subordinación global, y limitan su capacidad para abordar las causas profundas y estructurales de los conflictos.
Marco teórico
La persistencia y el incremento de los contextos de conflicto resaltan las dificultades de los enfoques tradicionales de construcción de paz que no logran adaptarse a las realidades locales y la complejidad de elementos que generan las conflictividades. La paz liberal, promovida tras la Guerra Fría, se basó en implementar instituciones democráticas y economías de mercado con la premisa de que estos pilares conducirían a la paz y a la estabilidad. Sin embargo, la incapacidad de este modelo para adaptarse a las complejidades y dinámicas específicas de cada región ha sido ampliamente criticada. Oliver Richmond (2010) señala que la imposición de un modelo único de paz a menudo perpetúa desigualdades y conflictos latentes en lugar de resolverlos. Esta crítica se refuerza al considerar la diversidad de los contextos de conflicto en 2023, donde cada situación requiere un enfoque matizado y contextualizado.
Además, la transición hacia la paz militar refleja una respuesta pragmática frente a la percepción de amenazas inmediatas y la necesidad de estabilización rápida como producto de las limitaciones de la paz liberal. Mac Ginty (2012) sostiene que el marco de paz liberal a menudo ignora los contextos indígenas, lo que provoca resistencia y hace necesarias medidas coercitivas para imponer la estabilidad. Según Duffield (2007), esta transición significa una securitización del desarrollo en la que las estrategias militares sustituyen a las soluciones políticas en la búsqueda de una rápida estabilización. Richmond (2011) observa que las deficiencias de la paz liberal han hecho que se recurra a medios militares para lograr la paz, ya que los enfoques liberales convencionales muestran dificultades para abordar con eficacia los conflictos complejos.
Asimismo, David Chandler (2010) introduce el concepto de “gobernanza de los efectos”, que se centra en la gestión de los resultados inmediatos a través de intervenciones militares y de seguridad. Sin embargo, este enfoque ha sido criticado por su perspectiva a corto plazo y su potencial para perpetuar el conflicto al no abordar las causas subyacentes de la violencia. Muchos de los conflictos de alta intensidad presentes en el 2023, sobre todo en África, ejemplifican los límites de este modelo. La intervención militar puede proporcionar una solución temporal, pero con frecuencia ignora las dinámicas locales y las necesidades a largo plazo de las comunidades afectadas.
En ese sentido, las críticas decoloniales argumentan que tanto la paz liberal como la paz militar perpetúan estructuras de dominación y subalternidad. Autores como Juan Daniel Cruz, Victoria Fontan y Eduardo Andrés Sandoval Forero han subrayado la importancia de integrar las epistemologías y prácticas locales en la construcción de paz (Cruz y Fontan 2013; Sandoval 2013). Estos enfoques decoloniales sugieren que, para lograr una paz verdaderamente sostenible y justa, es esencial valorar e incorporar los conocimientos y prácticas de las comunidades locales. En 2023, la diversidad y complejidad de los conflictos resaltan la necesidad de modelos de paz que no solo se adapten a las particularidades regionales, sino que también respeten y valoren las epistemologías locales.
Estas perspectivas evidencian la urgencia de repensar las estrategias de construcción de paz. Frente a la imposición de modelos occidentales o la estabilización militar, las críticas decoloniales proponen integrar epistemologías locales para lograr una paz más sostenible. Este artículo analiza estas transiciones y conceptos clave para comprender cómo influyen en las políticas de paz contemporáneas.
Se pueden sintetizar los desencuentros entre la paz liberal, la paz militar y las paces decoloniales en la siguiente matriz comparativa (tabla 1).
Tabla 1. Síntesis de los desencuentros entre la paz liberal, la paz militar y las paces decoloniales
Dimensión |
Paz liberal |
Paz militar |
Paces decoloniales |
Orientación geopolítica |
Eurocéntrica - Norte Global (Richmond 2011; Mac Ginty 2011) |
Centrada en el Estado - Enfoque en la seguridad (Duffield 2007; Chandler 2010) |
Sur Global - Experiencias situadas (Cruz y Fontan 2013; CINEP 2020) |
Fundamentos epistemológicos |
Epistemologías coloniales y occidentales (Paris 2004; Richmond 2006) |
Enfoques realistas que priorizan la estabilidad y el control (Mac Ginty 2012; Peña-Galindo 2023) |
Enfoques decoloniales y epistemologías locales (Sandoval Forero 2013; Capera y Sandoval 2020) |
Enfoque en el desarrollo |
Liberalización económica y democracia (Donais 2011; Richmond 2007) |
Estabilización inmediata mediante la fuerza (Duffield 2007; Richmond 2010) |
Particularidades locales y diversidad cultural (Lederach 1997; Jaime 2019) |
Conceptualización de la paz |
Modelos homogeneizantes de paz (Richmond 2006) |
Paz negativa basada en la ausencia de violencia (Chandler 2010; Wæver 1995) |
Paces diversas y contextualizadas (Cruz y Fontan 2013) |
Tomadores de decisiones o decisores |
Definida por élites e instituciones internacionales (Mac Ginty 2011; Paris 2004) |
Líderes militares, actores estatales y poderes externos (Tickner 2007; Duffield 2007) |
Emerge desde actores locales y subalternos (CINEP 2020; Cruz y Fontan 2013) |
Enfoque de gobernanza |
Gobernanza terapéutica e intervención externa (Mac Ginty 2012) |
Gobernanza de los efectos priorizando la seguridad (Chandler 2010; Peña-Galindo 2023) |
Agencia local y autonomía (Lederach 1997; Sandoval Forero 2013) |
Perspectiva de género |
Neutral al género (Capera y Sandoval 2020) |
A menudo margina las preocupaciones de género, y prioriza soluciones militarizadas (Donini 2010; Collins 1998) |
Perspectiva interseccional e inclusiva (Espinosa 2014; Rettberg, Salazar-Escalante, Vargas Parada, & Vargas Zabaraín, 2022) |
Abordaje de la conflictividad |
Conflictos interestatales y centrados en el Estado (Richmond 2007; Paris 2004) |
Conflictos de alta intensidad y control territorial (Escola de Cultura de Pau 2024; Novelli 2008) |
Múltiples tipos de violencia, incluyendo estructural y cultural (Cruz y Fontan 2013; Lederach 1997) |
Rendición de cuentas |
Reparaciones limitadas a términos materiales (Mac Ginty y Richmond 2013; Richmond 2010) |
Enfoque en resultados inmediatos de seguridad con rendición de cuentas limitada (Duffield 2007; Wæver 1995) |
Acciones colectivas y redes de cuidado (Sandoval Forero 2013; CINEP 2020) |
Fuente: elaboración propia a partir de la revisión bibliográfica de Capera y Sandoval (2020); CINEP (2020); Cruz y Fontan (2013); Duffield (2007); Espinosa (2014); Escola de Cultura de Pau (2024); Lederach (1997); Mac Ginty (2011); Peña-Galindo (2023); Richmond (2010); Sandoval Forero (2013); Tickner (2007); Rettberg, Salazar-Escalante, Vargas Parada, & Vargas Zabaraín (2022); Wæver (1995).
Metodología
Este estudio se basa en una revisión bibliográfica exhaustiva y un análisis crítico para explorar la transición de la paz liberal a la paz militar, y reconocer la construcción de paces contextualizadas e inclusivas según la particularidad de cada territorio y comunidad. En primer lugar, se realizó una revisión sistemática de la literatura existente en el campo de los estudios de paz y conflicto, y se abarcó tanto fuentes académicas como informes de organismos internacionales y ONG relevantes. Esta revisión permitió identificar las principales teorías, conceptos y críticas asociadas con los modelos de paz liberal y paz militar.
Luego, se utilizó un enfoque de análisis crítico, por su carácter de confrontar lo convencional y exponer posibilidades transformadoras y empíricas (Cebotarev 2003), para examinar las limitaciones de estos modelos de paz en contextos contemporáneos de conflicto. Este análisis se enriqueció con la incorporación de perspectivas decoloniales, subrayando la importancia de integrar epistemologías y prácticas locales en la construcción de paz. Además, se analizaron casos específicos de conflictos de alta intensidad, las tasas de desplazamiento forzado y la participación de mujeres en los procesos de paz en 2023, como los de Etiopía, Somalia y Sudán, mediante datos del informe Alerta 2024 de la Escola de Cultura de Pau. Estos casos proporcionaron ejemplos concretos de cómo las intervenciones militares a corto plazo pueden perpetuar el ciclo de violencia sin abordar las causas subyacentes.
Conceptualización de la paz desde el análisis crítico, las apuestas de los modelos liberal y militar
La transición de la paz liberal a la paz militar no solo refleja un cambio en los modelos de intervención al conflicto, también es una respuesta a las críticas sobre la eficacia y adaptabilidad de la paz liberal. Este cambio destaca la necesidad de reconsiderar cómo se aborda la construcción de paz en contextos específicos. Por un lado, la paz liberal, de acuerdo con Mac Ginty (2011), tiende a fallar debido a su enfoque prescriptivo e internacionalista, que no tiene en cuenta las complejidades y necesidades locales. Este modelo de paz está centrado en la liberalización económica y la democratización para el fin de conflictos violentos y el avance a las dinámicas de desarrollo (Donais 2011; Richmond 2007; Paris 2006). En ese sentido, la paz liberal es de carácter universalista y homogéneo.
Por otra parte, la paz militar se centra en la estabilización inmediata, utilizando la intervención militar para mantener el orden. Suele hacer referencia a las características de guerras antiguas; sin embargo, en la contemporaneidad recurre a los conflictos estadocéntricos, donde participan en la negociación o mediación líderes políticos, militares y diplomáticos, lo cual consolida un modelo conservador y colonial (Jaime 2019). Este modelo de paz plantea preguntas sobre la sostenibilidad y la justicia, puesto que parte de imposiciones unilaterales, conservadoras y coercitivas (Richmond 2006).
En relación con la última afirmación, en 2023, el 47 % de los conflictos armados fueron de alta intensidad, y generaron elevados niveles de letalidad y desplazamientos forzados masivos, lo que evidenció las limitaciones de la paz militar para lograr una paz sostenible (Escola de Cultura de Pau 2024). La incapacidad de este enfoque para abordar las causas profundas del conflicto resalta las deficiencias inherentes a la dependencia excesiva de la fuerza militar. La alta intensidad de estos conflictos, especialmente en regiones como África y Asia, demuestra que ni la estabilización inmediata ni la imposición del modelo de paz liberal garantiza una resolución duradera de los problemas subyacentes que alimentan la violencia, lo cual también ejemplifica Zirion (2017) en el contexto de África Subsahariana.
Para el caso de América Latina, Colombia, durante el periodo de 2023 y 2024, ofrece una radiografía clara de cómo las limitaciones de la paz liberal han derivado en una creciente tendencia hacia una paz militar como respuesta estatal frente a la persistencia de actores armados. La propuesta de Paz Total fundamentada en la ley 2272 de 2022 e impulsada por el gobierno de Gustavo Petro, que buscaba una salida negociada con múltiples grupos, como el Estado Mayor Central (EMC), la Segunda Marquetalia (SM), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC) o Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN), ha enfrentado profundas fracturas y múltiples reveses.
Al cese al fuego con el ELN, prorrogado hasta agosto de 2024, le siguió su ruptura tras una ofensiva guerrillera en el Catatumbo, que provocó más de 50 000 desplazamientos forzados y múltiples asesinatos de líderes sociales (INDEPAZ 2024). Simultáneamente, el EMC se fragmentó y se consolidó otra gran facción denominada Estado Mayor de Bloques y Frentes (EMBF); retomaron las hostilidades, forzando al gobierno a ordenar una ofensiva militar en departamentos como el Cauca, Guaviare, Putumayo y Caquetá, con declaraciones presidenciales que calificaban la respuesta como total (Fundación Paz & Reconciliación 2024). A su vez, el Clan del Golfo fue excluido tempranamente del proceso tras incumplir el cese al fuego y realizar acciones violentas como el paro minero del Bajo Cauca, mientras que las ACSN suspendieron los acercamientos luego de la muerte de tres de sus integrantes en un operativo militar (Defensoría del Pueblo, 2025). Estas rupturas sucesivas, sumadas al aumento de desplazamientos —más de 290 000 personas en 2023, según CODHES (2024)— y el recrudecimiento del conflicto armado interno, evidencian cómo el Estado colombiano ha virado progresivamente hacia un modelo de respuesta basada en la coerción, lo que refuerza el argumento de que la promesa de una paz liberal incluyente ha cedido paso a una lógica de paz militar impuesta y reactiva frente al fracaso de las negociaciones.
Así, las apuestas de paz construidas por pueblos étnicos en Colombia representan alternativas concretas a los modelos de paz liberal y militar, al centrarse en la defensa del territorio, la autonomía y la vida colectiva. El Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) ha promovido una paz propia, sustentada en fortalecer el gobierno propio, el control territorial y la desmilitarización de sus resguardos, con base en principios como el buen vivir y el respeto por la madre Tierra (CRIC, 2013). De forma similar, organizaciones afrodescendientes como la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (ACONC) han consolidado estrategias de resolución autónoma de conflictos y defensa territorial, visibilizadas en ejercicios de diálogo interétnico con comunidades indígenas y campesinas (Verdad Abierta 2015). Estas experiencias han sido reconocidas por organismos como la MAPP/OEA y CINEP, por constituir expresiones de paz territorial desde abajo. A su vez, la ONIC ha insistido en que una paz real implica garantizar la pervivencia física y cultural de los pueblos indígenas, y no puede disociarse de la justicia ambiental y territorial (ONIC, 2014). La inclusión del Capítulo Étnico en el Acuerdo de Paz de 2016 evidenció, aunque de forma parcial, el reconocimiento estatal de estas visiones. No obstante, su débil implementación reafirma que los modelos tradicionales siguen reproduciendo formas de exclusión, mientras que las propuestas étnicas plantean horizontes de paz más sostenibles, legítimos y culturalmente arraigados.
Esta transición hacia un enfoque más militarizado en la construcción de paz se puede ver como una respuesta a la creciente inestabilidad global y a la percepción de amenazas inmediatas que requieren respuestas rápidas. Novelli (2008) argumenta que la militarización de la paz refleja una tendencia hacia la securitización1 de los problemas globales, donde la seguridad nacional y el control del territorio se priorizan sobre el desarrollo y la democracia. Esta perspectiva sugiere que las intervenciones militares pueden proporcionar una solución temporal, pero no abordan las causas determinantes de los conflictos, lo que podría llevar a una paz insostenible a largo plazo.
Además, el enfoque en la estabilidad inmediata y la gestión de los efectos, como propone Chandler (2010), puede perpetuar una paz negativa, donde la ausencia de conflicto armado no se traduce en una paz verdadera y sostenible. La paz negativa se caracteriza por la mera ausencia de guerra, sin resolver las tensiones estructurales y las desigualdades que dieron origen al conflicto. La evidencia de 2023, con la prevalencia de conflictos de alta intensidad y los desplazamientos forzados masivos, subraya la insuficiencia de este enfoque para crear condiciones de paz duraderas.
La alta letalidad y los desplazamientos masivos reflejan las limitaciones de una estrategia centrada en la intervención militar, que debilita la autonomía de las comunidades y fomenta su dependencia de actores externos. Esta lógica, común tanto en la paz militar como en la liberal, restringe las capacidades locales (Tschirgi 2004), socava los esfuerzos de construcción de paz desde abajo (Mac Ginty 2011), y reduce la legitimidad y sostenibilidad de los procesos (Richmond 2007).
Gobernanza de los efectos en la paz militar
La gobernanza de los efectos implica una serie de estrategias que incluyen desplegar fuerzas militares, implementar medidas de seguridad estrictas y proveer ayuda humanitaria en el corto plazo (Chandler 2010). Este enfoque es pragmático y se centra en la eficacia de las intervenciones a corto plazo, para estabilizar rápidamente las zonas de conflicto y proteger a los civiles. La lógica detrás de este modelo es que, al contener el conflicto y reducir la violencia visible, se crea un entorno más propicio para aplicar soluciones políticas y el desarrollo a largo plazo.
Sin embargo, una de las principales críticas es que la gobernanza de los efectos puede perpetuar el conflicto al no abordar las causas subyacentes de la violencia y la inestabilidad. Richmond (2010) argumenta que la dependencia excesiva en intervenciones militares y medidas de seguridad puede conducir a una paz negativa, donde la ausencia de guerra no se traduce en una paz sostenible y justa. En este contexto, la paz negativa se refiere a la mera ausencia de conflicto abierto, sin resolver las tensiones y desigualdades estructurales que dieron origen al conflicto en primer lugar.
Además, desde los postulados de Mac Ginty (2011), es posible señalar que la gobernanza de los efectos puede generar una dependencia de las comunidades locales en las intervenciones externas, debilitando su capacidad para desarrollar soluciones autónomas y sostenibles. Esta crítica se basa en la observación de que, al centrarse en la estabilización a corto plazo, se corre el riesgo de ignorar o incluso socavar las iniciativas locales de construcción de paz que pueden ser más efectivas a largo plazo. En lugar de empoderar a las comunidades para que gestionen sus propios procesos de paz, como se propone en el enfoque decolonial (Jaime 2017), la gobernanza de los efectos puede imponer soluciones externas que no se alinean con las necesidades y contextos locales.
El informe Alerta 2024 subraya estas críticas al destacar que, en 2023, los conflictos de alta intensidad como los de Etiopía, Somalia y Sudán provocaron miles de víctimas mortales y desplazamientos masivos, lo que da cuenta de cómo estas intervenciones pueden perpetuar el ciclo de violencia sin abordar sus causas subyacentes (Escola de Cultura de Pau 2024). Estos casos específicos demuestran que las intervenciones militares estabilizan de forma inmediata, pero a largo plazo no ofrecen soluciones duraderas sobre la perpetuidad del conflicto ni tienen en cuenta la particularidad de cada territorio o comunidad.
En ese sentido, una crítica central a la gobernanza de los efectos es que promueve la militarización de la paz, y prioriza la seguridad y el control por encima del desarrollo y la reconciliación. Como señalan Novelli (2008) y Richmond (2006), esta transición hacia la paz militar implica retornar a modelos conservadores centrados en el uso de la fuerza para alcanzar una estabilidad temporal, sin abordar las causas estructurales del conflicto, lo que perpetúa dinámicas coloniales de dominación y dependencia.
Paz liberal versus paz militar y la crítica decolonial de las necesidades locales
La paz militar, en su enfoque de estabilización inmediata y uso de la fuerza, ignora las particularidades contextuales más que la paz liberal. David Chandler (2010) argumenta que la paz militar se centra en la gestión de los resultados inmediatos y la estabilización a corto plazo mediante intervenciones militares y de seguridad, lo que a menudo ignora las complejidades y necesidades locales.
La paz militar se caracteriza por su enfoque en el control y la seguridad a través de intervenciones rápidas y efectivas. Este modelo, aunque pragmático, tiende a aplicar soluciones uniformes sin considerar las particularidades de cada comunidad afectada. Imponer medidas de seguridad puede crear una ilusión de estabilidad, pero no aborda las raíces del conflicto ni las dinámicas sociales y culturales subyacentes. En contraste, aunque la paz liberal también ha sido criticada por su prescriptivismo y falta de adaptación local, al menos intenta implementar estructuras democráticas y económicas que pueden ser modificadas para adecuarse mejor a contextos específicos (Richmond 2010). Sin embargo, la paz liberal también falla cuando impone modelos sin suficiente adaptación local y con pretensiones coloniales que perpetúan desigualdades y no reconocen la autonomía de cada contexto (Zirion 2017). Por tanto, ambas aproximaciones presentan deficiencias significativas en su capacidad para manejar las complejidades locales, en especial la paz militar es limitada en este aspecto por su enfoque externo y de control.
A su vez, la paz liberal que se basa en la búsqueda de la democratización y la liberalización política y económica de los estados para la resolución de conflictos orienta la implementación de un modelo económico neoliberal que no gestiona las condiciones estructurales que generan brechas de desigualdad; este escenario de paz liberal permitiría la “rehabilitación” de los estados posterior a la guerra y por tanto la estabilidad enmarcada en estándares internacionales (Paris, 2006) y no en las necesidades locales de cada territorio.
Además, se ha cuestionado que la paz liberal promueva un modelo económico de corte neoliberal que, lejos de contribuir a una paz duradera, puede agravar las desigualdades estructurales. Roland Paris (2004) advierte que introducir de manera precipitada reformas de mercado y democracia liberal en contextos posconflicto puede generar efectos desestabilizadores, exacerbar tensiones sociales y aumentar el riesgo de recaída en la violencia. Asimismo, Michael Pugh (2005) sostiene que las políticas económicas impuestas bajo esta lógica, como la liberalización comercial, las privatizaciones y la austeridad fiscal, tienden a consolidar élites locales, debilitar el Estado y profundizar la exclusión social, lo cual socava las condiciones necesarias para una paz justa y sostenible. En ese sentido, la paz liberal, al privilegiar el orden económico global sobre las necesidades locales, reproduce lógicas de poder que obstaculizan transformaciones estructurales en escenarios posbélicos.
Las epistemologías y prácticas locales juegan un papel crucial en la construcción de paz, y su incorporación o exclusión puede determinar el éxito o fracaso de los enfoques de paz liberal y paz militar. Sin embargo, ambos enfoques perpetúan estructuras de dominación y subalternidad al ignorarlas. Zirion (2017) menciona una lista de principales críticas al modelo de paz liberal, la cual puede ser extrapolada a la paz militar:
Según Cruz y Fontan (2013), la modernidad y el desarrollo —pilares de la paz liberal— son herramientas de control que imponen un orden global desigual, y la paz militar se enfoca en la estabilización sin profundizar las dinámicas locales. Ambos enfoques asumen un análisis general y universalizado de qué compone la paz y cómo debe proyectarse, lo que hace que en la práctica termine convirtiéndose en modelos eurocéntricos impuestos. De este modo, se hace necesario ampliar la crítica decolonial para leer las dinámicas de guerra, conflicto y paz de forma contextualizada, en especial si se acoge a la paz “como un dispositivo de saber-poder históricamente localizado y heterogéneo” (Jaime 2019, 219).
Para 2023, conflictos como los de la República Democrática del Congo (RDC) y Yemen, que involucran disputas por controlar recursos y territorio, demostraron cómo la falta de inclusión de conocimientos locales perpetúa las tensiones y la violencia (Escola de Cultura de Pau 2024). Estos conflictos ilustran claramente cómo la imposición de modelos externos de paz, sin una adecuada integración de las prácticas y conocimientos locales, no solo perpetúa las dinámicas de conflicto, sino que también puede exacerbarlas. En estos contextos, la incapacidad para adaptar las estrategias de paz a las realidades locales ha resultado en continuas luchas por el poder y el control de recursos, lo que subraya la importancia crítica de incluir epistemologías locales en la formulación de políticas de paz.
En el caso latinoamericano, múltiples experiencias han demostrado cómo los enfoques de paz liberal y militar han sido cuestionados por comunidades locales. Por ejemplo, en Guatemala, en 1996, no se incluyó una reforma sustancial que abordara las desigualdades históricas del pueblo maya, lo cual generó una paz frágil. En México, la lucha del EZLN tras los Acuerdos de San Andrés refleja el rechazo de los pueblos originarios a una paz impuesta sin autonomía territorial. Asimismo, en Brasil, el modelo de pacificación de las favelas mediante Unidades de Policía Pacificadora (UPP) ha sido cuestionado por movimientos afrodescendientes que denuncian una lógica de control militarizada. En Colombia, el Acuerdo de Paz de 2016 con las FARC fue implementado a través de dispositivos institucionales como los PDET y los PATR; no obstante, estos mecanismos han sido criticados por organizaciones como el CRIC, la ONIC y procesos afrodescendientes en el norte del Cauca por su falta de enfoque diferencial, su escasa consulta a los pueblos étnicos y las falencias en términos de su implementación.
Las epistemologías y prácticas locales son esenciales para construir una paz efectiva y sostenible. En el enfoque de paz liberal, aunque existe una intención de promover la democracia y el desarrollo económico, a menudo se basa en modelos occidentales que no consideran adecuadamente las realidades y conocimientos locales. Esto resulta en la implementación de estructuras y políticas que no resuenan con las comunidades locales y, en algunos casos, pueden incluso profundizar las tensiones existentes.
Paralelamente, la paz militar es aún más diciente en su exclusión de las epistemologías locales, ya que su énfasis en la seguridad y el control mediante la intervención militar deja poco espacio para la integración de conocimientos y prácticas locales. Este enfoque puede llevar a que las comunidades locales dependan de las intervenciones externas, como señalan críticos como Mac Ginty y Richmond (2013), quienes argumentan que la falta de inclusión de epistemologías locales perpetúa un ciclo de intervención y dependencia sin resolver las causas subyacentes del conflicto.
De esta manera, como lo plantea Richmond (2007), la paz militar se articula con una vertiente de la paz liberal conocida como la paz del vencedor, basada en la dominación por la fuerza sin legitimidad ni consenso social. Ambos modelos comparten una lógica vertical y coercitiva, centrada más en la imposición que en la emancipación. La paz liberal asume que la democracia reduce la violencia interna, pero ante contextos con instituciones frágiles, especialmente en el Sur global, la respuesta inmediata suele ser la militarización como vía legítima para alcanzar orden y estabilidad, reforzando así un enfoque impuesto desde el exterior.
Así, una alternativa decolonial en términos de la construcción de paces tendría que recoger los aportes epistemológicos de las comunidades étnicas y los procesos organizativos territoriales que posibiliten una comprensión localizada según los contextos particulares latinoamericanos. Esto invitaría —siguiendo a Castro et al. (2020)— a tener una lectura de larga duración para entender las dinámicas de violencia a la luz de la historia colonial; a una comprender de manera integral las raíces estructurales de los conflictos armados, y a identificar tanto la guerra como la paz como conflictos ontológicos.
¿Es posible construir una paz comprehensiva y sostenible?
La necesidad de un enfoque más comprehensivo y sostenible en la construcción de paz es evidente en las críticas y propuestas de académicos e irenólogos. Collins (1998) y Espinosa (2014) argumentan que incluir perspectivas de género y las experiencias de las mujeres en los procesos de paz es crucial para desarrollar soluciones más equitativas y efectivas. Estas perspectivas destacan la importancia de considerar las diferentes experiencias y necesidades de todos los grupos dentro de una sociedad afectada por el conflicto.
La propuesta de una construcción de paz que valore las epistemologías locales y se aleje de las imposiciones occidentales, tanto de la paz liberal como de la paz militar, es fundamental para desarrollar estrategias verdaderamente sostenibles y justas. Sandoval (2013) sugiere que, para lograr una paz duradera, es necesario un enfoque que reconozca y respete las diversidades culturales, sociales y políticas, creando un marco de paz inclusivo y adaptado a las realidades locales. De esta manera, los modelos de paz liberal y militar no son funcionales en todos los contextos, además de que subvaloran las experiencias de construcción de paz localizadas y la agencia de las comunidades por no reconocerlas como modernizadas; además, se priorizan marcos teóricos, normativos y prácticos globalizados (Tschirgi 2004).
La construcción de paz inclusiva y sostenible debe integrar perspectivas de género, y conocimientos y experiencias locales (Capera y Sandoval 2020). En 2023, el retroceso en la participación de mujeres en procesos de paz y los bajos niveles de igualdad de género en países con conflictos armados subrayan la necesidad de enfoques que promuevan la equidad y la justicia (Escola de Cultura de Pau 2024). Este retroceso evidencia una problemática recurrente en contextos de conflicto, donde las mujeres y otros grupos marginados a menudo quedan excluidos de las negociaciones y decisiones cruciales para la paz. Esto no solo perpetúa las desigualdades existentes, sino que también limita la efectividad y sostenibilidad de los acuerdos de paz.
Los datos recientes indican que, en muchos conflictos armados, las mujeres siguen enfrentando barreras significativas para participar en los procesos de paz. Esta exclusión sistemática impide que se consideren adecuadamente las necesidades y perspectivas de todos los afectados por el conflicto, lo que resulta en soluciones parciales e insostenibles. La Escola de Cultura de Pau (2024) destaca que incluir a las mujeres y promover la igualdad de género son esenciales no solo por razones de justicia y equidad, sino también porque mejoran la calidad y durabilidad de los acuerdos de paz.
Asimismo, los conocimientos locales son fundamentales para desarrollar una paz sostenible. Al reconocer y valorar las epistemologías locales, se pueden diseñar estrategias de paz que resuenen con las comunidades afectadas y aborden las raíces del conflicto de manera más efectiva. Sandoval (2013) señala que un salto epistémico es necesario para integrar estos conocimientos en los procesos de construcción de paz, alejándose de las imposiciones externas que a menudo fallan en adaptarse a las realidades locales. Lo anterior conlleva a la decolonialidad de la paz, donde, por un lado, los conocimientos locales sobre la construcción de paz se reconocen como un recurso y no como un obstáculo (Lederach 1996), y, por otro, promueve una emancipación epistémica que reconoce las experiencias de paz local como constructoras de conocimiento sobre los estudios de paz desde una perspectiva interseccional, heterogénea y diferencial (CINEP 2020; Fontan 2013).
Resultados
El análisis revela una clara transición de la agenda de paz liberal hacia una paz militar, caracterizada por un mayor énfasis en la intervención militar y la seguridad. Esta transformación ha generado críticas significativas, particularmente desde perspectivas decoloniales, que argumentan que ambas agendas perpetúan estructuras de poder desiguales y no abordan adecuadamente las causas subyacentes de los conflictos. Un aspecto central de esta transición es el cambio en el enfoque de la intervención en zonas de conflicto. Autores como Roland Paris (2004) han destacado que la paz liberal se basa en promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo económico, con la premisa de que estas instituciones transformarán sociedades posconflicto en comunidades estables y pacíficas. Sin embargo, como se ha mencionado en el marco del presente artículo, esta aproximación ha sido criticada por su incapacidad para adaptarse a las realidades locales y por imponer un modelo occidental de gobernanza. La paz militar, por otro lado, prioriza la estabilidad inmediata y el control de la seguridad a través de la intervención militar.
La investigación muestra que esta transformación hacia una paz militar ha llevado a un enfoque más pragmático y menos idealista en la construcción de paz. El énfasis en la estabilización inmediata y el uso de la fuerza militar para mantener el orden han sido destacados como medidas necesarias para controlar situaciones volátiles en el corto plazo. Sin embargo, autores como Mac Ginty (2011) argumentan que este enfoque puede ser contraproducente, ya que puede perpetuar el conflicto al no abordar las dinámicas subyacentes y las necesidades locales. La dependencia en la intervención militar también puede generar una relación de dependencia entre las comunidades locales y las fuerzas externas, lo que a largo plazo socava la autonomía y la capacidad de autosustentación de las comunidades afectadas.
Además, el análisis identifica varias áreas clave de divergencia y convergencia en las teorías de construcción de paz. Mientras que la paz liberal se centra en promover la democracia y el desarrollo económico como medios para alcanzar una paz sostenible, la paz militar prioriza la estabilidad y la seguridad a través del uso de la fuerza. Esta diferencia fundamental en el enfoque refleja distintos supuestos sobre cómo se puede lograr y mantener la paz. Las críticas decoloniales aportan una perspectiva valiosa en este debate. Juan Daniel Cruz y Victoria Fontan (2013) sostienen que tanto la paz liberal como la paz militar perpetúan estructuras de dominación y subalternidad al ignorar las epistemologías y prácticas locales. Según estos autores, es necesario un enfoque decolonial que reconozca y valore los conocimientos del Sur global para construir una paz verdaderamente inclusiva y equitativa.
La perspectiva decolonial enfatiza la importancia de integrar las epistemologías y prácticas locales en la construcción de paz. Eduardo Andrés Sandoval Forero (2013) argumenta que un “salto epistémico” es esencial para valorar los conocimientos y prácticas de las comunidades locales, que a menudo son marginadas por las agendas de paz liberal y paz militar. Esta integración es crucial para desarrollar estrategias de paz sostenibles y justas, que aborden las causas profundas del conflicto en lugar de simplemente gestionar sus síntomas. Autores como Timothy Donais (2012) y Roger Mac Ginty (2013) también subrayan la importancia de la propiedad local en la construcción de paz. Donais (2012) argumenta que la falta de inclusión de las voces locales en los procesos de paz puede llevar a resultados insostenibles y a perpetuar conflictos. Mac Ginty (2013) introduce el concepto de “paz híbrida”, que combina elementos de la paz liberal con una diversidad de perspectivas locales de paz, enfatizando la necesidad de adaptar las estrategias de construcción de paz a los contextos específicos y a las realidades sobre el terreno.
El enfoque y crítica decolonial sobre la construcción de paz liberal y militar evidencia unas necesidades y retos para seguir construyendo modelos más cercanos y contextualizados a la complejidad de cada comunidad o territorio. Dentro de estos, Jaime (2019) plantea la necesidad de redimensionar la noción de territorio; de trascender las lógicas de focalización neoliberal; de fortalecer los análisis multiescalares, multidimensionales y decoloniales, y de seguir avanzando en estudios feministas en las epistemologías de construcción de paz.
Por otro lado, autores como Jenny Pearce (2005) y Antonio Donini (2010) critican las intervenciones militares por su enfoque a corto plazo y la falta de sostenibilidad. Pearce (2005) señala que la militarización de la paz puede socavar los esfuerzos de desarrollo a largo plazo y perpetuar la inseguridad. Donini (2010) resalta que las intervenciones externas a menudo fallan en comprender y abordar las complejidades locales, lo que puede llevar a una dependencia prolongada de las comunidades afectadas en la ayuda externa.
John Paul Lederach (1997) destaca la importancia del tejido social, las relaciones y las dinámicas locales en la construcción de paz, y sugiere que las soluciones deben surgir de las mismas comunidades afectadas para ser verdaderamente efectivas y sostenibles. Kenneth Bush (2004) enfatiza la necesidad de enfoques sensibles al conflicto, que tengan en cuenta las particularidades culturales y sociales de cada contexto. Oliver Ramsbotham, Tom Woodhouse y Hugh Miall (2011) también abogan por una comprensión más profunda de las dinámicas de los conflictos locales, y argumentan que las intervenciones externas deben ser complementarias y no sustitutas de los procesos internos de construcción de paz.
Conclusiones
La investigación revela que la transición de la paz liberal a la paz militar refleja un cambio significativo en los paradigmas de construcción de paz frente a los conflictos armados contemporáneos. Este cambio, aunque intenta responder a las limitaciones de la paz liberal, perpetúa dinámicas de exclusión y subordinación global al privilegiar enfoques estandarizados y externos que ignoran las realidades locales. La paz liberal, con su enfoque en la democratización y la liberalización económica, fracasa en muchos contextos al no considerar las especificidades culturales, sociales y políticas de las comunidades afectadas. Por otro lado, la paz militar, al priorizar la estabilidad inmediata a través de intervenciones coercitivas, compromete las posibilidades de una paz sostenible y transforma las intervenciones en gestiones de seguridad de corto plazo.
Los hallazgos subrayan la incapacidad de ambos modelos para abordar las causas estructurales y profundas de los conflictos armados, pues se limitan a gestionar sus síntomas. Estos enfoques perpetúan un ciclo de intervención externa que debilita la autonomía de las comunidades y fomenta una dependencia prolongada. La incorporación de las epistemologías y prácticas locales en los modelos de construcción de paz representa una oportunidad para superar las limitaciones de los enfoques tradicionales.
Este estudio destaca la relevancia de articular estrategias comprensivas que reconozcan tanto las dinámicas locales como los aportes externos, y fomenten una paz contextualizada que valore la diversidad cultural, las estructuras organizativas y la autonomía política de las comunidades afectadas. Lo anterior no solo permitiría una mejor adaptación a las necesidades locales, sino que contribuiría a consolidar procesos de paz más legítimos y duraderos.
Finalmente, la investigación plantea la necesidad de trascender la dicotomía entre la paz liberal y la paz militar, explorando nuevas alternativas que integren elementos de justicia, sostenibilidad y equidad. En un contexto global marcado por el incremento de los conflictos de alta intensidad, es imperativo avanzar hacia modelos de construcción de paz más que rompan con las estructuras de dominación y reconozcan a las comunidades locales como protagonistas de su propio futuro. Solo mediante un enfoque verdaderamente contextualizado, emancipador y transformador, será posible enfrentar los desafíos de los conflictos armados contemporáneos y construir una paz duradera.
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