El otro fenómeno que estaría desafiando a la hegemonía estadounidense (y por defecto,
occidental) radica en que Asia está transformándose en el mayor y más dinámico polo
económico del planeta. Según Brzezinski (2013), la obligada decisión de Estados Unidos y
sus aliados del G-8 (el G-7 más Rusia) de recurrir al G-20 para superar la crisis subprime de
2008, hizo “evidente una nueva realidad geopolítica: el consiguiente cambio en el centro de
gravedad del poder global y del dinamismo económico del Atlántico hacia el Pacífico, del
Oeste hacia el Este” (15).
Existen varios informes que avalan este fenómeno. En 2009 se publicó un interesante
estudio que pronosticaba que, en las próximas décadas, sería incontestable la primacía de la
economía asiática frente a la del resto del mundo. Se comparó a las mayores economías del
mundo occidental agrupadas en la OCDE, o sea, los “países en el centro del orden
internacional liberal”, con las 29 mayores economías del mundo no OCDE, a las que
identificaban como “los países en juego” (Argelia, Argentina, Bangladesh, Brasil, Chile,
China, Colombia, Egipto, India, Indonesia, Irán, Israel, Kazajstán, Malasia, Marruecos,
Nigeria, Pakistán, Perú, Filipinas, Rusia, Arabia Saudita, Singapur, Sudáfrica, Siria,
Tailandia, Ucrania, Uzbekistán, Venezuela y Vietnam). Estos “con su creciente poderío
colectivo, son las nuevas potencias emergentes” (Barma et al. 2009, 529). De los 29 países
en juego, 16 eran asiáticos, más Rusia que se puede definir como euro-asiático. “China y la
India son las dos potencias emergentes más importantes”, ya que “capturan una porción cada
vez mayor del comercio de los países en juego” (Barma et al. 2009, 532). En 2011, el Asian
Development Bank calculó que el PIB de Asia subiría de 17 trillones de dólares, en 2010, a
174 trillones, en 2050. Ello equivaldría al 50% del PIB mundial, cifra similar a su parte de la
población mundial. Este crecimiento estaría liderado por siete economías principales. Dos de
ellas, Japón y Corea del Sur, ya eran desarrolladas en 2010, y cinco: China, Indonesia,
Tailandia y Malasia se catalogaban como economías de rápido crecimiento. Entre 2010 y
2050, “estas siete economías representarían hasta el 91% del crecimiento del PIB total en
Asia, y casi el 53 % del crecimiento del PIB mundial. Por lo tanto, serán los motores no solo
de la economía de Asia, sino también de la mundial” (Asian Development Bank 2011, 1, 2 y
31).
El Banco Mundial (BM), al comparar la evolución de los datos económicos a nivel de
continentes, señaló que, si bien en el año 2010 el PIB de todo el continente americano y el