doi.org/10.17141/urvio.36.2023.5845
China y Estados Unidos: antagonismos y liderazgos en el ciberespacio
frente a América Latina
China and the United States: antagonisms and leadership in cyberspace vis-à-
vis Latin America
China e Estados Unidos: antagonismos e liderança no ciberespaço frente à
América Latina
Juan-Manuel Aguilar-Antonio
1
Recibido: 13 de enero de 2023
Aceptado: 10 de abril de 2023
Publicado: 31 de mayo de 2023
Resumen
Este trabajo tiene como objetivo mostrar al ciberespacio como el quinto dominio de la
política internacional en el que la República Popular China y Estados Unidos construyen
ciberpoder, con capacidad de influir en el desarrollo de las capacidades cibernéticas de
América Latina. El texto se divide en siete secciones. En la primera se presenta la
trascendencia del ciberespacio en la seguridad internacional. En la segunda, conceptos clave
para el análisis del dominio desde las ciencias sociales. En la tercera se analizan las categorías
de hard power, soft power y smart power. En la cuarta se describen índices internacionales
para medir el ciberpoder y las capacidades cibernéticas. En la quinta, el método de análisis
comparativo aplicado al estudio. En la sexta se compara el ciberpoder de China con el de
Estados Unidos. En la séptima se analizan las asimetrías de América Latina y se identifican
áreas de influencia y cooperación en la región. Se concluye que Estados Unidos es ejemplo
de política nacional y estructura organizacional en ciberseguridad para América Latina,
mientras que China es referente de recursos tecnológicos, con el potencial de penetrar en la
estrategia económica de la región.
Palabras clave: seguridad cibernética, política internacional, China, Estados Unidos de
América, América Latina
1
UNAM, Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), alchemistffvii@hotmail.com,
orcid.org/0000-0002-4686-685X
Abstract
This work aims to show cyberspace as the fifth domain of international politics, in which the
People's Republic of China and the United States build cyber power, with the ability to
influence the development of cybernetic capabilities in Latin America. The text is divided
into seven sections. The first presents the importance of cyberspace in international security.
The second presents key concepts for domain analysis from the Social Sciences. In the third
section, the categories of hard power, soft power, and smart power are analyzed. The fourth
section points out international indices to measure cyber power and cyber capabilities. The
fifth describes the method of comparative analysis applied to the study. The sixth compares
the cyber power of China and the United States. In the seventh, asymmetries and areas of
influence and cooperation in Latin America are identified. It is concluded that the United
States is an example of national policy and organizational structure in cybersecurity for Latin
America, while China is a benchmark for technological resources, with the potential to
penetrate the economic strategy of the region.
Keywords: cyber security, international politics, China, United States of America, Latin
America
Resumo
Este trabalho visa mostrar o ciberespaço como o Quinto Domínio da política internacional,
no qual a República Popular da China e os Estados Unidos constroem o poder cibernético,
com capacidade de influenciar o desenvolvimento das capacidades cibernéticas na América
Latina. O texto está dividido em sete seções, sendo que a primeira apresenta a importância
do ciberespaço na segurança internacional. A segunda apresenta conceitos-chave para análise
de domínio das Ciências Sociais. Na terceira, são analisadas as categorias de Hard Power,
Soft Power e Smart Power. A quarta descreve índices internacionais para medir o poder
cibernético e as capacidades cibernéticas. A quinta descreve o método de análise comparativa
aplicado ao estudo. O sexto compara o poder cibernético da China e dos Estados Unidos. Na
sétima, analisam-se as assimetrias na América Latina e identificam-se as áreas de influência
e cooperação na região. Por fim, conclui-se que os Estados Unidos são um exemplo de
política nacional e estrutura organizacional em segurança cibernética para a América Latina.
Enquanto a China é referência em recursos tecnológicos, com potencial para penetrar na
estratégia econômica da região.
Palavras-chave: Cibersegurança, Política Internacional, China, Estados Unidos da América,
América Latina.
Introducción
2
La ciberseguridad se ha transformado en un aspecto clave de la política internacional en el
siglo XXI. La creciente dependencia del internet frente a un contexto adverso y cambiante
de amenazas al Estado nación hacen clave el desarrollo de capacidades cibernéticas y
ciberpoder. El vertiginoso avance de la tecnología profundiza la diferencia entre las naciones
líderes en el desarrollo de una política nacional de ciberseguridad y las que aún la construyen.
Cabe resaltar que el ciberespacio no está exento de una lucha de poder entre las naciones.
Índices como el National Cyber Power Index (NCPI) y el Cyber Capabilities And National
Power (CCNP) han delimitado quiénes son en la actualidad las potencias del dominio. Entre
ellas se encuentran la República Popular de China y los Estados Unidos de América.
El ascenso del gigante asiático en el quinto dominio se empata con el surgimiento de
tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial, la computación cuántica, las redes 5g
y el big data. Esa transformación cambiará la geopolítica internacional y la influencia de las
potencias que las utilicen. En el caso de las Américas, la situación es compleja a razón de la
divergencia notable de países como Estado Unidos, potencia de los ámbitos militar, político,
económico y del ciberespacio respecto a América Latina, que enfrenta múltiples retos para
su estabilidad interna y está en fases prematuras del desarrollo de capacidades cibernéticas y
una política de ciberseguridad (Aguilar-Antonio 2020; 2021).
En la región no se han presentado casos de ataques a infraestructura crítica que
vulneren la soberanía del Estado nación, como el caso Stuxnet, en Irán (2012). Tampoco
casos de fuga de información reservada, capaz de dañar su política internacional, como el
Cablegate de Wikileaks (2011), con la extracción de 200 000 cables diplomáticos del
Departamento de Estado de Estados Unidos. No ha existido un incidente que combine el
espionaje y la ciberexplotación de información de interés nacional por un actor extranjero,
como fue el caso de SolarWinds (2020). Lo más cercano sería la extracción de información
por parte del grupo hacktivista Guacamaya a las Fuerzas Armadas de Chile, Colombia, El
Salvador, México y Perú, y su difusión en el portal Enlace Hacktivista en 2022. Esta tuvo un
impacto moderado en la esfera política interna de cada país y devela mo las naciones de
2
Este artículo se realizó con apoyo del Programa de Becas Posdoctorales de la UNAM, el autor es becario del
Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), asesorado por el Dr. Leonardo Curzio Gutiérrez.
América Latina no terminan de comprender la revolución internacional que se está gestando
en el ciberespacio (Hurel 2022; Aguilar-Antonio 2021).
En adición, los efectos de la pandemia del virus SARS-CoV-2, durante los años 2020-
2022, incrementaron exponencialmente el nivel de ciberamenazas globales. Por ejemplo,
Sonic Wall (2021) indicó que durante el bienio 2019-2020 se dio el incremento más alto de
ataques de software malicioso en el mundo, con una tasa de crecimiento del 57,6% al pasar
de 9 900 000 000 a 15 600 000 000 en un año. Asimismo, Mordor Intelligence (2021) indica
que entre 2015 y 2020 el mercado de la ciberseguridad se duplicó al pasar de los 13 730 000
000 a los 26 200 000 000 de dólares. En este contexto, Latinoamérica enfrenta un gran reto
en el desarrollo de sus capacidades cibernéticas para contener las amenazas del ciberespacio
y obtener beneficios de este nuevo dominio de la seguridad nacional. Este reto se dará de
forma paralela a la consolidación del ciberpoder de potencias como Estados Unidos y la
República Popular de China, naciones que tienen diferentes perspectivas de liderazgo en la
comunidad internacional, que influenciarán el mundo en las próximas décadas (Xuetong
2019; Nye 2004).
Conceptos clave para entender al ciberespacio
Para abordar el ciberespacio como quinto dominio de la política internacional, es útil
proporcionar un marco referencial de la perspectiva de los estudios de Ciencias Sociales. En
este apartado introducimos varios conceptos definidos por Kello (2013) en su artículo The
Meaning of the Cyber Revolution, el cual busca promover la difusión de los estudios de
seguridad internacional del ciberespacio y presentar un marco conceptual para el análisis de
disciplinas como la Ciencia Política y las Relaciones Internacionales, estos son:
a) Ciberseguridad: comprende las medidas de protección de un sistema computacional
y la integridad de sus datos de una acción hostil. La ciberseguridad se concibe como
un estado de integridad, que es determinado por la presencia o ausencia de la intrusión
de un sistema informático y sus funciones, además de que será de vital importancia
para la seguridad y sobrevivencia de la información de un Estado nación.
b) Malware: involucra el diseño de un programa malicioso para interferir con la
funcionalidad o degradación de datos de un computador o red. Este incluye una
amplia gama de códigos dañinos (virus, gusanos, troyanos, spyware, adware,
ransomware, etc.). La finalidad del malware es crear una ruta de acceso a un sistema
computacional adversario u objetivo, por lo que se considera un instrumento de
hostilidad.
c) Cibercrimen: implica el uso del internet para un objetivo ilícito bajo la jurisdicción
de una nación. Esto incluye fraudes bancarios, transmisión prohibida de datos, robo
de propiedad intelectual y pornografía infantil. Dado que la ley doméstica no es
aplicable en contra de otros Estados, el cibercrimen solo involucra actores privados
enjuiciables por jurisdicciones nacionales.
d) Ciberataque: se refiere al uso de un malware para vulnerar un sistema informático
por un objetivo político o económico que beneficie a un Estado nación. Se caracteriza
por el deseo y la capacidad de los perpetradores de interrumpir operaciones
informáticas o de destruir bienes físicos a través del internet. Puede tener efectos
directos (en infraestructura física) e indirectos (negar acceso a sistemas, operaciones
o funciones, así como destruir información).
e) Ciberexplotación: es la penetración en un sistema computacional adversario con la
finalidad de extraer (pero no destruir) información. Es considerada una acción de
inteligencia para obtener información de carácter secreto o negar el acceso a los
usuarios legítimos. Esto puede ser denominado también como espionaje para adquirir
conocimiento crucial de un oponente para planear futuros ataques u operaciones.
Entender el ciberespacio implica también diferenciar su parte física y virtual. En este sentido,
se aclara que la parte física está ligada a recursos materiales o tangibles como la
infraestructura de telecomunicaciones, que representa el medio físico por el cual se da la
conectividad de internet y el tráfico de información (Kittichaisaree 2017). La infraestructura
de telecomunicaciones está integrada por los sitios, satélites, cables de fibra óptica, redes
telefónicas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. El control, regulación, e
incluso posesión de este tipo de tecnología es un factor vital para los Estados.
Por otro lado, la parte virtual del ciberespacio se relaciona al internet y representa la
esfera inmaterial. Esto representa los Internet Protocol (protocolos IP) y los Transmission
Control Protocol (ICT) que permiten la conexión y el tráfico de información por la red (Kello
2013). En los hechos, esto se refleja en sitios web, blogs, redes de conexión wi-fi o
alámbricas, aplicaciones, servicios bancarios o gubernamentales, etc. Los protocolos de
internet son diferentes del software, que representan los sistemas informáticos que crean los
programas, sistemas operativos, lenguajes de programación, etc., para gestionar o compartir
información.
Apuntes teóricos sobre Hard Power estadounidense vs. Smart Power chino
Para conceptualizar el ciberpoder es necesario retomar los preceptos del neorrealismo y los
aportes Joseph Nye Jr. a las teorías de relaciones internacionales. Para Villamizar (2012) es
clave la obra Bound to lead: The changing nature of American power, publicada en 1990, en
la que Nye Jr. presenta el poder bajo dos diferentes ópticas. La primera, centrada en el poder
duro o Hard Power, al que definió como un poder para coaccionar, el cual se materializa en
la fuerza económica y militar. Y en segunda posición el poder blando o Soft Power, cuyo fin
es generar la atracción a través de variables como la cultura, ciencia, turismo, comercio o
cooperación internacional, en aras de lograr que otros deseen los beneficios que un país
otorga. Lo cual, se transforma en un poder de influencia de una potencia internacional (Nye
Jr. 1990; 2004).
La clasificación de Soft Power y Hard Power de Nye Jr. ha influenciado múltiples
análisis en torno a la comprensión de la política exterior. Esto se refleja en el nivel de citas
que alcanza la obra Bound to lead: The changing nature of American power que, en el índice
de autor de Nye Jr., en Google Scholar, alcanza una cifra de 6372 referencias. A pesar de
esto, Nye Jr. (2011) dio una revisión a sus categorías en la obra The future of power, en la
que añade un tercer concepto, definido como poder inteligente o Smart Power. A este último
lo describe como una combinación del poder duro, de coerción, fuerza e imposición
económica con el poder blando, de persuasión y atracción. De esta forma, el Smart Power es
la habilidad de combinar poder duro y blando, mediante estrategias efectivas en contextos
variables (Villamizar 2012).
En ese sentido, Rosas-González et al. (2023) indica que, en los inicios del siglo XXI,
la noción de Soft Power de Nye Jr. contenía elementos que convergían con la noción de poder
inmaterial, inserta en la doctrina de la diplomacia del panda de China, que se relaciona con
la tradición milenaria de la nación asiática de explotar recursos culturales o ideológicos en
aras de exaltar las emociones, ideas y percepciones en su política exterior. En los hechos,
esto se materializó en 2007, cuando Hu Jintao utilizó la categoría al presentar el informe del
XVII Congreso del Partido Comunista chino y la transformó en un concepto que se combinó
con los preceptos de la cultura milenaria para alcanzar sus objetivos globales en el contexto
del mundo multipolar, donde China es una potencia que ofrece alternativas a la visión
unipolar del liderazgo de Estados Unidos (Jintao 2017).
Para Chang-Liao (2016) el peso e influencia de China se aceleró a partir del año 2008,
en el que inició la segunda parte del mandato de Hu Jintao. Esto se dio por dos eventos que
mostraron el auge de China como actor global: los Juegos Olímpicos y la crisis financiera
global, en la cual se observó la fortaleza nacional de Beijing frente a otras potencias
mundiales. También, el sustituir a Japón como la segunda economía del mundo, en 2010,
marcó el punto de partida para que los líderes de Beijing hablaran del “sueño chino” y se
perfilará una política exterior más activa, con énfasis en su defensa nacional, soberanía y la
búsqueda de sus intereses de política exterior.
En este contexto, el ascenso de Xi Jinping como jefe de Estado estuvo marcado por
una transición de la política exterior de China después de dos décadas, de pasar del mantra
ocultar las capacidades y esperar el momento oportuno,” conocido como Taoguang Yanghui
de Deng Xiaoping, a la visión esforzarse por lograr metas o Fenfa Youwei, presentada por
Jinping en el primer foro de diplomacia periférica, organizado por su gobierno en octubre de
2013.
Desde sus inicios como mandatario, a Xi Jinping se le ha atribuido la aplicación de
una serie de nuevas estrategias de política exterior. Ferdinand (2016) destaca tres: 1) el
nuevo tipo de relaciones de Gran Poder”, que caracteriza las relaciones chino-
estadounidenses desde que Jinping se reunió con Obama, en la Cumbre de Cooperación
Económica Asia-Pacífico (APEC) de 2014, en Beijing (Yinhong 2015). 2) La “comunidad de
destino común” o Mingyun Gongtongti que reinventó las relaciones de China con sus vecinos
del sudeste asiático. Esta busca promover su influencia a la par de reforzar su soberanía
marítima y refrendar sus posiciones deuna sola China” respecto a la cuestión de Taiwán. 3)
La iniciativa “un cinturón, un camino” (conocida en inglés como One Belt, One Road OBOR)
es un proyecto que busca crear un cinturón económico global que recree la ruta de la seda.
Así, engloban a más de 60 países y 4 000 000 000 de personas, cuyas economías representan
un tercio del PIB mundial.
Este viraje de la política exterior de China se empata con el arribo de Donald Trump
a la presidencia de los Estados Unidos y la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional
de 2017, en la que su gobierno estableció que China debía ser considerada como un “poder
revisionista, que desafiaba los intereses y valores de EE. UU (White House 2017). En este
contexto emprendió tres acciones frente a la nueva diplomacia de Xi Jinping: 1) el inicio de
la Guerra Comercial China-EE. UU., en marzo de 2018; 2) los intentos por evitar la
alineación de países a China, principalmente en la región de las Américas, que estrecharan
sus relaciones con el gigante asiático, en el ámbito político y comercial a través de
mecanismos de coerción o actos de intimidación; 3) la promoción de una imagen negativa de
la República Popular, en aras de conservar sus adeptos (Rosas -González et al. 2023).
Frente al incremento del nivel de antagonismo que ejercen los Estados Unidos en
contra de China, Zhang y Pu (2019) indican que el Soft Power de la nación asiática
evolucionó al Smart Power. Ya que, en el nuevo contexto internacional el Soft Power no era
suficiente para contener los actos de intimidación de Washington DC. Con lo cual, Beijing
empezó a combinar poder duro y blando, en aras de seguir con su estrategia de crecimiento
comercial e influencia política a nivel global. En la faceta doctrinaria y teórica, el libro que
representa esta evolución es Leadership and the rise of great Powers de Yan Xuetong, decano
del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Tsinghua, publicado en
2019. Allí, el autor hace una revisión de las teorías de relaciones internacionales, doctrinas
morales y filosóficas chinas, para hacer una combinación de un paradigma moral-realista que
sirve para entender los antagonismos entre los dos países (Pu 2019).
Xuetong (2019) centra el objetivo de la construcción de su teoría moral-realista para
explicar el surgimiento de las grandes potencias en el siglo XXI. Para esto, aborda los
conceptos de moralidad y liderazgo para enmarcarlos en el papel que ejercen los Estados
nación y cómo este influye en cambios del sistema internacional. Este ejercicio, se da como
preámbulo para explicar el liderazgo dual que está aconteciendo entre el ascenso de China
como poder global y los intentos de Estados Unidos por mantener su hegemonía. En términos
de política exterior, Xuetong (2019) clasifica el liderazgo de los Estados nación en cuatro
tipos: inactivo, conservador, proactivo y agresivo. Sobre el primero indica que este define a
países que prefieren no tomar ninguna acción para mantener el estatus internacional actual.
Por su parte, el conservador, adopta un punto de vista económico determinista, que prioriza
el poder económico. El liderazgo proactivo adopta una visión política determinista, haciendo
hincapié en el papel crucial del talento de los líderes en la configuración de las reformas o
acciones estratégicas que ayudan a la consolidación de una potencia global. El liderazgo
agresivo adopta una visión social darwinista y prioriza los medios militares.
Después, Xuetong (2019) divide el liderazgo internacional en cuatro categorías:
autoridad humana, hegemónico, anemocracia y tiranía, las cuales están basadas en la
credibilidad estratégica del líder del sistema internacional y en si los demás países lo ven
como una nación confiable o no. Esto se relaciona con sus acciones de política exterior, si
son coherentes o no con sus actos y si estos son vistos como actos de doble moral. De esta
forma, el liderazgo de autoridad humana implica que un país mantenga una alta credibilidad
estratégica y lleve a cabo políticas con normas morales coherentes. El liderazgo hegemónico
es confiable, pero se aplica a discreción con base a los intereses que busca alcanzar la
potencia global. En contraposición, el anemocrático no es confiable y se explica en la doble
moral. Por último, el liderazgo tiránico es poco confiable, pero consistente a razón de que
define a un país egoísta, que solo busca sus objetivos. En el marco del desarrollo de su
paradigma teórico Xuetong (2019) no cae en el error o juicio de valor de definir a China o
Estados Unidos de forma determinista en una de las categorías. Solo busca presentar una
serie de conceptos que le permitan a los analistas de política internacional abordar las
tensiones y rivalidades entre los dos países a través de nuevas ópticas.
Índices para comprender el ciberpoder y capacidades cibernéticas
En 2010, Nye Jr. publicó la obra Cyber Power con el fin de teorizar en torno al ciberespacio
como nuevo dominio de la política internacional. En ella, el autor argumenta que este se ha
transformado en el quinto dominio del poder de los Estados nación, cuyo uso supone la
posibilidad de alcanzar objetivos o metas por parte de los países, actores privados, e incluso,
individuos. De esta forma, Nye Jr. (2011, 3) define al ciberpoder como: la habilidad de
obtener resultados privilegiados, crear ventajas, o influenciar en eventos a través del uso de
recursos electrónicos interconectados en el ciber dominio”.
La definición presenta al ciberespacio como un espacio de interacción, pero también
de control y manipulación, en el que los actores de la política internacional utilizan el
dominio para la búsqueda de sus intereses particulares. Con el paso del tiempo, más autores
abordarían el concepto. Para Sheldon (2012) implica utilizar el ciberespacio en aspectos
tácticos, técnicos y operacionales para que los Estados nación alcancen sus objetivos
estratégicos en la política internacional. Por su parte, Kuehl (2009, 6) expresa que el concepto
es: “[el] centro de un conjunto nuevo de conceptos y doctrinas que son una palanca clave en
el desarrollo y ejecución de política, ya sea contra el terrorismo, crecimiento económico o
asuntos diplomáticos”.
Estas definiciones ayudaron a la construcción de múltiples índices que buscan medir el
nivel de ciberpoder o el desarrollo de capacidades cibernéticas de los Estados nación. Entre
estas se encuentran el Global Cybersecurity Index (GCI), el National Cybersecurity Index
(NCSI), el National Cyber Power Index (NCPI), y el Cyber Capabilities And National Power
(CCNP). Para los fines prácticos se indica que el NCPI y CCNP tienen como objetivo medir
el ciberpoder de los Estados nación, e identifican a las potencias globales del ciberespacio.
El GCI y el NCSI se centran en una visión cooperacionista y de gobernanza global. En ese
sentido, se presenta una breve descripción de cada métrica:
Global Cybersecurity Index (GCI): creado por la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT), está vinculado a la Agenda Global de Ciberseguridad
creada en 2004. El índice se divide en cinco pilares y 25 indicadores para analizar el
compromiso de los Estados nación con el desarrollo de la ciberseguridad global. Es
importante enmarcar que el GCI está abocado a fomentar la cooperación internacional
de las naciones, actores estatales y actores no estatales organizados, para garantizar
la gobernanza y buena regulación del ciberespacio. Sus cinco pilares son: 1) marco
legal, 2) medidas técnicas, 3) estructura organizacional, 4) desarrollo de capacidades
y 5) cooperación internacional. El GCI ha tenido un total de cuatro iteraciones,
realizadas en 2014, 2017, 2018 y 2020. Y es la única métrica de ciberseguridad que
presenta información sobre 193 países del mundo (GCI 2021).
National Cybersecurity Index (NCSI): desarrollado por la E-Governance Academy
del gobierno de Estonia, es un instrumento que mide las capacidades de resiliencia, y
en forma discreta, de disuasión, de los Estados nación a través de un total de 12
indicadores. Estos son: 1. Política. 2. Delimitación de amenazas. 3. Desarrollo de
educación. 4. Aportación global. 5. Nivel de desarrollo digital. 6. Protección de
servicios esenciales. 7. Identificación electrónica y confidencialidad de servicios. 8.
Protección de datos personales. 9. Respuesta a ciberincidentes (CIRC). 10.
Administración de crisis cibernética. 11. Política de lucha contra el cibercrimen. 12.
Operaciones militares. El NCSI inició sus primeros levantamientos en 2017 y
proporciona información sobre 161 países.
National Cyber Power Index (NCPI): medida creada por el Belfer Center de la John
F. Kennedy Goverment School de la Universidad de Harvard, el cual se centra en
presentar un análisis en torno al ciberpoder. Analiza un total de 30 países del mundo,
con base a siete objetivos vinculados a la seguridad nacional y la política exterior: 1.
Vigilancia y seguimiento de grupos domésticos. 2. Fortalecimiento y mejora de la
ciberdefensa nacional. 3. Control y manipulación del entorno de información. 4.
Recopilación de inteligencia en otros países para la seguridad nacional. 5. Creciente
competencia cibernética y tecnológica nacional. 6. Destrucción o desactivación de la
infraestructura y las capacidades de un adversario. 7. Definición de normas técnicas
y normas cibernéticas internacionales. El NCPI resalta por encima del GCI y el NCSI,
a razón de que profundiza en las capacidades de defensa y ofensa de los países, con
el fin de ser una medida de ciberpoder y potencial comprobado de los Estados nación
para atacar a otra nación o protegerse de una agresión de frente a un ciberataque. Es
la medida que más se acerca a la visión neorrealista de Nye Jr. de ciberpoder. A la
par expresa que considera como potencias del ciberespacio a un total de cinco países:
Estados Unidos, China, Reino Unido, Rusia e Israel.
Cyber Capabilities And National Power (CCNP): publicado por el International
Institute for Strategic Studies, think tank del Reino Unido. La métrica se centra en
evaluar el poder cibernético de 15 países a través de siete categorías, las cuales son:
1. Estrategia y doctrina. 2. Gobernanza, mando y control. 3. Capacidad básica de
ciberinteligencia. 4. Ciberempoderamiento y dependencia. 5. Ciberseguridad y
resiliencia. 6. Liderazgo mundial en asuntos del ciberespacio. 7. Capacidad
cibernética ofensiva. Clasifica a cada país en tres diferentes niveles de ciberpoder, en
los que el nivel 1 representa al más poderoso y el nivel 3 representa los de menos
poder.
Metodología de análisis comparativo de ciberpoder y capacidades cibernéticas
Presentada la disposición de múltiples métricas que permiten abordar el concepto de
ciberpoder y el desarrollo de capacidades cibernéticas se decidió utilizar estas medidas para
hacer un análisis comparativo. En este sentido, se optó por utilizar el método comparativo en
ciencias sociales de corte cualitativo, por la disposición de la información para un análisis
bibliográfico y documental de los índices.
Sobre el método comparativo, Tonon (2011) indica que es útil como estrategia de
investigación, porque permite identificar y analizar similitudes y disimilitudes entre las
unidades de estudio. Esta comparación se puede realizar a través del criterio de
homogeneidad, aspecto clave que contemplan los índices del GCI, NCSI, NCPI y el CCNP.
También, el análisis comparativo facilita analizar un número acotado de unidades de estudio,
como pueden ser las ponderaciones de los países de forma ágil (Colino 2009).
De esta forma, se utilizarán estas métricas para hacer dos análisis, el primero
corresponde a confrontar el nivel de ciberpoder entre Estados Unidos y China. Y el segundo
a contrastar el nivel de desarrollo de capacidades cibernéticas de estas dos potencias con
América Latina. Se indica que para realizar un análisis comparativo de ciberpoder entre
Estados Unidos y China son de utilidad el NCPI y CCNP. Para analizar el nivel de asimetría
de capacidades cibernéticas, entre estos actores y los países de América Latina, son útiles el
GCI y el NCSI.
Comparativo del ciberpoder de Estados Unidos y China
En el primer análisis, centrado en el NCPI y relacionado al ciberpoder se encontró que ambos
países están entre las cinco primeras posiciones en las siete variables de la medición. La
métrica resalta cómo China ha invertido fuertemente en investigación y desarrollo de
tecnologías, que permitan al país lograr múltiples objetivos en el ciberespacio en las últimas
dos décadas (Voo et al. 2020). Estos resultados reflejan su posición cada vez más fuerte en
el dominio. Al realizar el comparativo por cada una de las siete dimensiones se encontraron
los siguientes hallazgos:
I. Vigilancia del Gobierno: China se encuentra en la posición número uno, mientras
que Estados Unidos en la tres. Esto se debe a que el gigante asiático mantiene fuertes
controles para contenido considerado ilegal por su gobierno, que no es de libre acceso para
su población. También, es importante hacer notar que el país cuenta con cuerpos policiales y
agencias de inteligencia con cibercapacidades para su regulación. Si bien, estas condiciones
se asocian a que China es considerado un país autoritario, podemos citar que Estados Unidos
tiene medidas similares a través de la Agencia de Seguridad Nacional.
II. Defensa Nacional: Estados Unidos se encuentra en la posición número cuatro y
China en el número uno. El puntaje de esta dimensión se vincula a la capacidad de resiliencia
cibernética y medidas activas de ciberdefensa. Con lo cual, China está más preparado que los
Estados Unidos para contener los efectos de un ciberataque, ya sea de un grupo hacktivistas
o un Estado nación. Del mismo modo, episodios vinculados a grandes filtraciones como el
Cablegate de WikiLeak (2011), el caso Snowden (2013) o más recientemente las filtraciones
del Pentágono, denominado como Pentagon Leaks (2023), muestran una vulneración más
sensible por parte de Estados Unidos.
III. Control de la información: Estados Unidos está en la posición número uno y China
en tercer lugar. En este indicador se mide la capacidad del Estado para eliminar material
extremista, refutar propaganda extranjera o contener el flujo de desinformación. Estados
Unidos lidera a razón del papel de sus agencias militares y de inteligencia para contener a
grupos extremistas o reclutar a nuevos adeptos entre la población civil. De forma
sorprendente, aunque China mantiene una fuerte política de regulación de contenidos en
internet, no lidera la dimensión.
IV. Capacidad ofensiva: Estados Unidos está en la primera posición y China en cuarto
lugar. Esto implica que la potencia norteamericana tiene más capacidades para realizar una
operación cibernética y militar capaz de alcanzar resultados efectivos, junto a países como
Reino Unido, Israel y Rusia. La métrica indica que las operaciones ofensivas de Estado a
Estado no son una acción que realice de forma constante, pero tiene el potencial de alcanzar
sus objetivos. Asimismo, aclara que las operaciones cibernéticas de China se focalizan en
actores privados, principalmente empresas, con el fin de obtener propiedad intelectual o
beneficios económicos.
V. Uso del ciberespacio para inteligencia para la seguridad nacional: Estados Unidos
está en la posición número uno y China en tercer lugar. En este indicador destaca la
importancia de las filtraciones de Edward Snowden, de 2013 y 2015, que evidenciaron las
altas capacidades de recolección de información de Estados Unidos, a pesar de las fuertes
vulneraciones sufridas por estas filtraciones. No obstante, estos episodios ayudaron a reforzar
sus medidas nacionales de ciberseguridad. Sobre el caso de China, no se han suscitado casos
de vulneración, pero se asume que hace un buen uso de la inteligencia para la promoción de
seguridad nacional, sobre todo con opositores políticos de escala nacional.
VI. Uso del ciberespacio para el desarrollo comercial: en esta dimensión destaca
China por encabezar el liderazgo de la competencia comercial y tecnológica. Esto se
relaciona con su capacidad de realizar operaciones cibernéticas en aras de ejecutar espionaje
industrial o robo de propiedad intelectual, con el fin de incentivar y hacer crecer su industria
y economía nacional a través de la explotación de información extraída que impacte en
investigación, desarrollo de industrias nacionales y asociaciones público-privadas.
VII. Desarrollo de normas y marco legal de combate al cibercrimen: en este indicador,
Estados Unidos se encontró en la primera posición, a razón de que en las últimas dos décadas
creó un marco legal efectivo para la contención de ciberdelitos de carácter nacional e
internacional. Por su parte, China está en quinta posición, a razón de tener mecanismos
combate al cibercrimen, pero no enmarcados en códigos o leyes vinculados a referentes como
el Convenio de Budapest u organismos internacionales.
El análisis anterior presenta que el ciberpoder entre los dos países no es asimétrico.
Y su capacidad de vulnerarse desde el ciberespacio es altamente viable de cara a una
confrontación en este nuevo dominio. Este comparativo puede verse en el gráfico 1.
Gráfico 1. Comparativo de ciberpoder, según las siete dimensiones del NCPI entre China y
Estados Unidos
3
3
En esta visualización es importante notar que entre más cerca esté del uno la barra indica que el país se
encuentra en la posición más alta de los 30 países incluidos en el NCPI (2021).
Fuente: Voo et al. (2020).
Por otra parte, entre los hallazgos más trascendentales del CCNP (2021) se identificó que
Estados Unidos es el único país en el nivel 1, reservado para Estados con fortalezas líderes
en las siete categorías. Esto porque que percibe amenazas de Rusia y China y adoptó un
enfoque sólido, para ampliar y fortalecer sus capacidades en contra de estos rivales. El índice
resalta la orden ejecutiva firmada por el presidente Joe Biden, del 12 de mayo de 2021, tras
el incidente de ciberseguridad contra Colonial Pipeline, un ataque a infraestructura nacional
crítica que afectó al sistema de oleoductos de petróleo refinado más grande en los Estados
Unidos. Por esto el CCNP (2021) indica que Estados Unidos goza de superioridad en
términos de empoderamiento de la información y las comunicaciones, y cinco de los seis
países que podrían considerarse sus pares son sus aliados o socios estratégicos. Por último,
el estudio estima que, si bien Estados Unidos no es el principal país que realiza operaciones
cibernéticas ofensivas en el mundo, es probable que sus capacidades cibernéticas sean las
más efectivas y sofisticadas del mundo.
3
4
1
1
2
1
1
1
1
1
2
3
1
4
1
2
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5 4 4,5
Vigilancia
Defensa
Información y Control
Inteligencia
Comercio
Ofensiva
Normas
Indice Nacional
República Popular de China Estados Unidos
En el nivel 2 están los Estados que tienen fortalezas líderes en alguna categoría. Los Estados
ubicados en ese nivel son: Australia, Canadá, China, Francia, Israel, Rusia y Reino Unido.
Para determinar la clasificación relativa entre los Estados se debe analizar qué categorías son
las más importantes. Por ejemplo, considerando la combinación de seguridad o inteligencia
cibernéticas de clase mundial, capacidad cibernética ofensiva sofisticada y poderosas
alianzas, Israel y el Reino Unido están en la parte superior del nivel. De forma alternativa, si
los factores decisivos se evalúan como la cantidad de recursos (específicamente humanos y
financieros) dedicados a operaciones cibernéticas, la audacia operativa sin restricciones y la
experiencia diaria, China y Rusia lideran el segundo lugar. Por último, si uno considera el
potencial para pasar al primer nivel, China es el único país, debido a su gran y creciente
capacidad industrial digital.
En el nivel 3 están los Estados que tienen fortalezas o fortalezas potenciales en alguna
categoría, pero debilidades significativas en otras. El informe concluye que India, Indonesia,
Irán, Japón, Malasia, Corea del Norte y Vietnam están en él. Al igual que con el segundo
nivel, se debe determinar la categoría más importante para la clasificación de los Estados.
Por ejemplo, Malasia está en la cima si la fortaleza central es seguridad cibernética. Si la
audacia operativa y la experiencia en operaciones cibernéticas fueran clave, Irán lidera esta
dimensión. Si uno cree que el potencial para subir de nivel es lo más importante, Japón es el
único país considerado, debido a su industria de alta tecnología relacionada con el internet.
Gráfico 2. Niveles de poder, según el CCNP (2021)
Fuente: CCNP (2021).
América Latina frente a China, Estados Unidos y las tecnologías del futuro
Una vez analizado el nivel de ciberpoder entre Estados Unidos y China, se procede a analizar
el nivel de asimetría de capacidades cibernéticas, entre estos dos actores y los países de
América Latina. Para este objetivo son útiles el GCI (2021) y el NCSI (2023). Para esto, es
importante mencionar que en ambas mediciones se promediaron las calificaciones de los
países de la región para analizarlos como conjunto.
En el gráfico 3 se presenta la información de los tres actores. En él se observa que la
métrica la lidera Estados Unidos con una calificación de 100 puntos, nota más alta del GCI
(2021). Mientras que China alcanza una cifra de 92,53 puntos. Es importante aclarar que para
alcanzar dicha cifra se suman las cinco dimensiones, en los que la nota más alta para cada
una son 20 puntos. Estados Unidos alcanza esta cifra en todas, mientras que China solo lo
hace en medidas legales. Las medidas en las que América Latina presenta fortalezas es en
esta misma dimensión, con 11,99 puntos, lo que indica que los países han avanzado en leyes
contra el cibercrimen y en la creación de estrategias nacionales de ciberseguridad. En
contraposición, sus principales carencias están en medidas organizativas (5,87 puntos), las
cuales implican la delimitación de responsabilidades y la estructura organizaciones para
implementar una política nacional de ciberseguridad. Y la dimensión de capacidad de
desarrollo (5,84), que implica la creación de una cultura de ciberseguridad en la población,
el desarrollo de una industria nacional y expertos en la materia.
Gráfico 3. Comparativo GCI de Estados Unidos, China y América Latina
Fuente: GCI (2021).
Con relación a los doce indicadores del NCSI
4
(2023), en el gráfico 4 se presenta el
comparativo entre los tres actores. En él se destaca que las dimensiones entre las que mejor
se encuentra posicionada la región son el desarrollo de política contra cibercrimen (73,63
puntos de un total de 100), protección de datos personales (65,53) e identificación electrónica
4
Los datos de Estados Unidos, China y América Latina se obtuvieron en la última actualización del NCSI con
corte al 24 de abril de 2023.
100
20
20
20
20
20
92,53
20
17,94
16,63
19,04
18,91
35,14
11,99
7,05
5,87
5,84
6,16
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Puntaje general Medidas legales Medidas técnicas Medidas
organizativas
Capacidad
desarrollo
Medida
cooperativa
Estados Unidos China América Latina
y confianza de servicios (56,58). Sin embargo, la región detenta severas fallas en dimensiones
como protección de servicios esenciales (15,89), protección de servicios digitales (11,11) Del
mismo modo, destacan las bajas notas en contribución global (22.1), manejo de crisis
cibernética (22,11) y operaciones militares (39.63).
Gráfico 4. Comparativo NSCI de Estados Unidos, China y América Latina
Fuente: NCSI (2023).
La información de NCSI (2023) es relevante y da nuevas ópticas sobre las capacidades
cibernéticas de Estados Unidos y China, desde un enfoque de la gobernanza global del
100,00
20,00
89,00
100,00
20,00
17,00
0,00
100,00
50,00
80,00
100,00
100,00
64,90
14,00
20,00
89,00
33,00
80,00
100,00
22,00
100,00
67,00
20,00
44,00
50,00
51,95
44,42
21,95
47,89
21,11
11,11
15,89
56,58
65,53
50,79
22,11
73,63
39,63
42,90
0,00 20,00 40,00 60,00 80,00 100,00 120,00
Desarrollo de política
Delimitación de amenazas
Educación
Contribución global
Servicios digitales
Servicios esenciales
Identificación-e y confianza en servicios
Protección de datos personales
CIRC
Manejo de crisis
Política contra cibercrimen
Operaciones militares
Puntaje total
America Latina China Estados Unidos
ciberespacio. Por ejemplo, en el caso de la nación de Asia se le evalúa de forma severa en
manejo de crisis (20,00), desarrollo de política (14,00), delimitación de amenazas (20,00) e
identificación electrónica y confianza de servicios (22.00). Por su parte, Estados Unidos
detenta notas bajas en delimitación de amenazas (20,00), protección de servicios esenciales
(17,00), protección de servicios digitales (20,00). Incluso en la dimensión de identificación
electrónica y confianza de servicios la medida da la nota de cero al país. Probablemente esto
se deba a la gran cantidad brechas de información a empresas privadas y vulneraciones a
agencias gubernamentales de Estados Unidos.
En las fortalezas de China están protección de datos personales (100,00), protección
de servicios esenciales (100,00) y desarrollo de programas de educación (89,00). Mientras
que Estados Unidos destaca en desarrollo de política (100,00), contribución global (100,00),
protección de datos personales (100,00), política contra cibercrimen (100.00) y operaciones
militares contra el ciberespacio (100,00). El análisis de los instrumentos del GCI (2021) y el
NCSI (2023) muestran que en el desarrollo de políticas nacionales, medidas legales, combate
al cibercrimen y capacidad organizativa, Estados Unidos es un referente global y un ejemplo
para la región latinoamericana. Se afirma esto porque dichos modelos de política se basan en
referentes internacionales como la UIT y la ONU. A la par que, al ser un Estado democrático,
la cercanía con los gobiernos latinoamericanos se empata más en estas áreas. Por otra parte,
China es una nación que presenta fuertes esferas de influencia en modelos de educación, y
tiene potencial para ser proveedor clave en la protección de servicios esenciales y digitales
para la región.
En el caso de China, destaca su liderazgo en el desarrollo de tecnologías innovadoras
como la inteligencia artificial, la computación cuántica, las redes 5G, o el procesamiento de
big data. En la actualidad, el país representa uno de los máximos referentes de desarrollo
tecnológico y es considerada una potencia del ciberespacio en estas áreas. Esto se refleja en
el peso cada vez mayor en el mundo de sus compañías tecnológicas como Huawei, Xiaomi,
o las aplicaciones de redes sociales y sitios web de e-commerce como Ali Express o Tik Tok.
En este sentido, es importante mencionar que con base al World Intellectual Property
Indicators 2022, durante el periodo 2020-2021, China fue el país número uno que presentó
solicitudes de patentes a nivel global, con una cifra de 1 585 663 casos, lo cual representó el
46,6% del total de solicitudes mundiales (WIPO 2022). En segunda posición se encontraron
los Estados Unidos, muy por detrás, con 591 473 solicitudes, que representan solo el 17,4%
global. Un ejemplo de desarrollo de China en esta área se observa en IPlytics, que documenta
el número de patentes desarrolladas por compañías internacionales, en diferentes sectores. El
cual indica que para el caso de las telecomunicaciones la empresa Hauwei lidera la lista de
patentes a escala internacional con un total de 3 325.
Gráfico 5. Cinco empresas con más patentes concedidas en industria de redes 5G
Fuente: elaboración propia con base en IPlytics (2022).
También, en julio del 2021, la Universidad de Ciencia y Tecnología de China presentó el
computador cuántico Zuchongzhi, que batió el récord establecido por Google en 2019 para
la resolución de un problema de análisis de datos. Esto una muestra de la aceleración
tecnológica de China para ser el líder en este sector y conseguir la supremacía en las distintas
áreas como computación cuántica e inteligencia artificial (Zhang et al. 2019). Otro aspecto
trascendental de señalar es el desarrollo de “El Cerebro”, un enorme sistema de vigilancia
digital por parte del Estado, que recopila big data por medio de una compleja red de cámaras
de videovigilancia, así como el procesamiento de información de su población a través de los
dispositivos IoT. Dicho sistema permitió aplicar medidas coercitivas para el control de la
población durante la pandemia de COVID-19 que ayudaron a superar más rápido la
emergencia global de salud. Todas estas acciones se vinculan al hecho de que los líderes
chinos han abrazado al desarrollo tecnológico y en materia de ciberseguridad como un
aspecto clave en su posicionamiento global (Raud 2016).
1423
2204
2308
2463
2846
3325
0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500
Ericsson
ZTE
Nokia
LG
Samsung
Hauwei
Este poderío tecnológico puede materializarse en el futuro como componente de la
estrategia política y económica de China en América Latina. Sobre esto Farah y Babineau
(2019) indican que China ha invertido más de 250 000 000 000 de dólares en la región para
incrementar su influencia. Esta estrategia económica se combina con acercamientos políticos
a países con ideología de izquierda y antagónicos a Estados Unidos como Venezuela,
Nicaragua y Cuba. Para Ellis (2022) esto refuerza los modelos políticos autoritarios de China
en la región, a la par que garantiza el apoyo de las naciones latinoamericanas en iniciativas
globales como la cuestión de Taiwán, así como la disponibilidad de recursos naturales y
refuerza una dependencia económica que puede extender a áreas como la tecnología y la
ciberseguridad.
Conclusiones
A lo largo de la presente investigación se identificó cómo el ciberespacio se ha vuelto una
nueva esfera de influencia de los Estados nación y de la política internacional. También, los
antagonismos de China y Estados Unidos, así como sus visiones en torno al desarrollo del
poder por nociones como el Hard Power y el Smart Power. En el ámbito de la
conceptualización del poder instrumentos como el NCPI y el CCNP muestran que la potencia
asiática se encuentra cerca de superar o equipararse a los Estados Unidos. Por otra parte, los
hallazgos de capacidades cibernéticas realizados entre el NSCI y el GCI indican que existe
una asimetría en el desarrollo de América Latina, donde ambos actores puedes ser modelos
para seguir o socios estratégicos.
En la construcción de una política de ciberseguridad, mecanismos contra el
cibercrimen y creación de marco organizacional, Estados Unidos es un modelo para la región.
Sin embargo, en el ámbito de la consolidación y creación de nuevas tecnologías como las
redes 5G, la inteligencia artificial, y la computación cuántica, China es una nación líder. Por
último, se debe decir que China cuenta con una estrategia de expansión de influencia en la
región basada en el Smart Power y principalmente cimentada en la cooperación económica.
No obstante, las condiciones de capacidades cibernéticas de América Latina hacen viable que
esta pueda extenderse a la esfera de la tecnología y la ciberseguridad en el futuro. Aspecto
que deberá vigilar Estados Unidos, en aras de no perder su liderazgo en la región y en el
mundo.
Bibliografía
Aguilar-Antonio, Juan. 2020. “La brecha de ciberseguridad en América Latina frente al
contexto global de ciberamenazas”. Revista de Estudios en Seguridad Internacional
6 (2): 17-43.
Aguilar-Antonio, Juan. 2021. “Retos y oportunidades en materia de ciberseguridad de
América Latina frente al contexto global de ciberamenazas a la seguridad nacional y
política exterior”. Estudios Internacionales 53 (198): 169-197.
CCNP (Cyber Capabilities and National Power). 2021. “National Power: A Net Assessment.
International Institute for Strategic Studies”. The International Institute for Strategic
Studies. https://bit.ly/3AoKrcT
Chang-Liao, Nien-Chung. 2016. “China’s new foreign policy under Xi Jinping”. Asian
Security 12(2): 82-91.
Colino, César. 2009. Método comparativo. Diccionario Crítico de Ciencias Sociales.
Terminología Científico-Social. Madrid-México: Plaza y Valdés.
Ellis, Evan. 2022. “China’s Role in Latin America and the Caribbean”. The Center for
Strategic and International Studies. https://bit.ly/3AlxTD9
Farah, Douglas y Babineau, Kathryn. 2016. “Extra-regional actors in Latin America”. Prism
8(1): 96-113. https://bit.ly/2CtUAHQ
Ferdinand, Peter. 2016. “Westward ho—the China dream and “one belt, one road.” Chinese
foreign policy under Xi Jinping”. International Affairs 92(4): 941-957.
GCI (Global Cybersecurity Index). 2021. Global Cybersecurity Index. International
Telecommunication Union, https://bit.ly/34rPZ4C
IPlytics. 2022. “Who is leading the 5G patent race?”, https://bit.ly/3UWDp8D
Hurel, Louis-Marie. 2022. “Beyond the Great Powers: Challenges for Understanding Cyber
Operations in Latin America”. Global Security Review 2(7): 1-12.
Jintao, Hu. 2017. “Hold High the Great Banner of Socialism with Chinese Characteristics
and Strive for New Victories in Building a Mo-derately Prosperous Society in all”,
https://on.china.cn/3MXWDJ4
Kello, Lucas. 2013. “The meaning of the cyber revolution: Perils to theory and statecraft”.
International Security 38(2): 7-40.
Kittichaisaree, Kriangsak. 2017. “Introduction: Perspectives of Various Stakeholders and
Challenges for International Law”. En Public International Law of Cyberspace,
editado por Kriangsak Kriangsak. 1-22. Springer, Cham.
Kuehl, Daniel. 2009. From cyberspace to cyberpower: Defining the problem. Cyberpower
and national security”. En Cyber Power, editado por Franklin D. Kramer, Stuart H.
Starr y Larry Wentz, 24-43. Washington DC: National Defense University.
Mordor Intelligence. 2021. “Latin America Cybersecurity Market - Growth, Trends, Covid-
19 Impact, And Forecasts (2022 - 2027)”, https://bit.ly/3GWFCLI
NCSI (National Cyber Security Index). 2023. “National Cyber Security Index. E-Governance
Academy”, https://bit.ly/2XS1eAR
Nye Jr, Joseph. 1990. Bound to lead: The changing nature of American power. Basic books.
Nye Jr, Joseph. 2004. Soft power: The means to success in world politics. Public affairs.
Nye Jr., Joseph. 2010. Cyber power. Cambridge: Harvard University Press.
Nye Jr., Joseph. 2011. The future of power. Public Affairs.
Pu, Xiaoyu. 2019. “Leadership and the rise of great powers”. Cambridge Review of
International Affairs, DOI: 10.1080/09557571.2019.1676976
Raud, Mikk. 2016. “China and cyber: attitudes, strategies, organisation”. The NATO
Cooperative Cyber Defence Centre of Excellence.
Rosas-González, María, Priscila Magaña-Huerta y Rebeca Haro-Barón. 2023. La ruta
sanitaria de la seda y el poder suave de la República Popular China ante el SARS-
CoV-2”. Foro Internacional 63(1): 85-132.
Sheldon, John. 2012. “Deciphering Cyberpower: Strategic Purpose in Peace and War”.
Strategic Studies Quarterly 2 (5): 95112.
Sonic Wall. 2021. “Threat Report 2021”, https://bit.ly/3UQDzhD
Tonon, Graciela. 2011. La utilización del método comparativo en estudios cualitativos en
ciencia política y ciencias sociales: diseño y desarrollo de una tesis doctoral. Kairos:
Revista de temas sociales (27): 167-179.
Villamizar Lamus, Fernando. 2012. “Smart power y la política exterior de la República
Popular de China hacia América Latina y el Caribe”. Revista Enfoques 11(17): 33-
51.
Voo, Julia, Irfan Hemani, Simon Jones, Winnona DeSombre, Dan Cassidy y Anina
Schwarzenbach. 2020. National cyber power index 2020. Belfer Center for Science
and International Affairs/Harvard Kennedy School.
White House. 2017. “The national security strategy of the United States. Washington, DC:
Executive Office of the President”, https://bit.ly/3n1JGU8
WIPO. 2022. World Intellectual Property Indicators 2022, https://bit.ly/3Lprtco
Xuetong, Yan. 2019. Leadership and the rise of great powers. Princeton University Press.
Zhang, Chunman, y Xiaoyu Pu. 2019. “Introduction: Can America and China escape the
thucydides trap?”. Journal of Chinese Political Science 24 (1): 1-9.
Zhang, Qiang, Feishu Xu, Li Li, Nai- Le Liu y Jian-Wei Pan. 2019. “Quantum information
research in China”. Quantum Science and Technology 4(4): 040503.