Análisis: descivilización y compartimentalización
Cuando se excluye a determinados sectores de la sociedad civil de la gestión de procesos y
territorios que los incumben se incentiva el desarrollo de procesos descivilizatorios (De Swaan
2001); la descivilización supone una pausa (o estancamiento) en los procesos civilizatorios. En
estos casos, el Estado trata de generar integración al eliminar o confinar a los márgenes de la
sociedad a aquellos sectores que constituyen amenazas a sus pretensiones de legítimo gobierno.
En los procesos descivilizatorios, los desarrollos participativos se suspenden porque una
parte de la sociedad ha sido encerrada y marginada. Al mismo tiempo, los compartimentos se
recrean en las estructuras de comportamiento de los miembros de la sociedad. En otras palabras, los
compartimentos separan a las personas de sus compromisos con determinados grupos, lugares,
animales, o cosas, de manera que un buen segmento de la sociedad puede no sentirse parte, ni
responsable de determinados procesos (De Swaan 2001; 2015; Lew 2013). Como señala De Swaan
(2001, 269):
El término “compartimentalización” se refiere a un “mecanismo de defensa”, en este caso uno que
opera mediante el aislamiento estricto (Freud, 1966) de ciertas emociones e impresiones en
extremo problemáticas. Pero la noción (como la de “represión”, por ejemplo) enseguida evoca
correlatos en todos los niveles de la vida social. Tanto a nivel personal como a nivel de grupo, esta
compartimentalización procede a través de la desidentificación de la población de las víctimas
designadas, la retirada del afecto identificatorio, la negación de que la población objetivo sea
similar a uno mismo y la represión de las emociones que resultan de la identificación, como la
simpatía, la compasión, la preocupación, los celos, etc.
En los procesos de compartimentalización, el Estado crea y mantiene compartimentos en los que
predominan la barbarie, la violencia y la indiferencia. Con el tiempo, se entrenan agentes especiales
para lidiar con estos compartimentos, y separan a la sociedad civil de la responsabilidad de tratar
con ellos.
El concepto de compartimentalización solía orientarse a procesos en los que una población
objetivo es excluida, marginada y, a menudo, exterminada por el Estado, mientras que el resto de la
sociedad “continúa funcionando de forma burocrática, planificada, “moderna” e, incluso, de
manera racional (De Swaan 2001, 269). Ejemplos de estos procesos son los crímenes de lesa
humanidad que se cometieron durante la última dictadura argentina, cuando parte de los militantes
de izquierda fueron demonizados, separados en el ámbito social y territorial de la sociedad civil y,
por último , asesinados por los militares (Lew 2013); o los exterminios masivos de indígenas