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incompatibles con los objetivos climáticos actuales. De hecho, la revisión de la literatura da
cuenta de la falta de enfoques holísticos que aborden, de manera crítica, preguntas desafiantes
sobre el papel que juega el turismo como una opción de desarrollo sostenible en un escenario
climático crítico. Lo expuesto amerita estudiar diferentes dimensiones, actores, jerarquías y
articulaciones. Resulta prioritaria la adopción de una perspectiva de análisis integrada a partir
de un abordaje multiescalar, multidimensional y multiactoral.
El cambio climático puede y debe verse como una oportunidad de incorporar, de forma
progresiva, cambios en las dinámicas energéticas del sector turístico. No obstante, se reconoce
que la implementación de acciones vinculadas al uso racional y eficiente de la energía y a la
generación de energía a partir de fuentes renovables, varía en función de diferentes factores
(ambientales, políticos, normativos, económicos, financieros, sociales, culturales y técnicos)
que actúan como móviles y barreras para la descarbonización del sector turístico. Estos factores
y sus implicancias en las dinámicas turísticas difieren, según las condiciones del contexto y de
las prioridades, intereses y capacidades de decisión, de los actores intervinientes en la gestión
y planificación del turismo que operan a diversas escalas.
Del análisis planteado se visualiza que, para lograr la sostenibilidad energética, resulta
prioritario promover cambios en los hábitos de consumo en pos de un uso racional de la energía,
implementar equipamientos (gasodomésticos y electrodomésticos) eficientes, abogar por una
arquitectura bioclimática, fomentar medios de transporte ecoeficiente y estimular el uso de ER.
De este modo, para alcanzar senderos de descarbonización es necesario impulsar
transformaciones radicales a lo largo de la cadena de valor del turismo, a través de la educación,
de la socialización de información y de la gestión de prácticas que deben incorporar los
usuarios. Asimismo, requiere del desarrollo e implementación de nuevas tecnologías y procesos
más eficientes, para lo que resulta clave la promoción de líneas de financiamiento confiables a
largo plazo y de políticas públicas, que estén en sintonía con los objetivos acordados
internacionalmente. Lo expuesto requiere de una mayor articulación entre los encargados de
formular políticas y la literatura científica disponible. De cara al futuro, las investigaciones
deben abogar por un análisis integral entre la escala local y la global, para que el sector turístico
responda de manera efectiva a la crisis climática. Esto amerita de una mayor coordinación,
interacción y complementariedad entre los actores públicos, privados y científicos-académicos
en diferentes niveles de acción.
Por último, se reconoce que los avances que se logren en materia energética (ODS 7) en
el sector turístico tendrán implicancias y efectos transversales para la concreción de las metas
de otros objetivos de la Agenda 2030, tales como: ODS 9 (Industria, innovación e