Eutopia.
Revista de Desarrollo Económico Territorial N.° 26, enero 2025, pp. 169-200
ISSN 13905708/e-ISSN 26028239
DOI: 10.17141/eutopia.26.2025.6388
Gender and generations in Capitalized Family Agriculture. Case study in western Parana, Brazil.
Silvia Lilian Ferro. Profesora e investigadora del Instituto Latino-americano de Economia, Sociedad y Política (ILAESP) de la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), Paraná, República Federativa de Brasil. ORCID https://orcid.org/0000-0003-2551-801X; lilian.ferro@unila.edu.br
José Abraham Díaz. Morán Maestrando en el Programa de Posgraduación en Cooperación y Desarrollo Universidade da Calábria, Itália. Graduado en Ciencias Económicas por la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA) ORCID https://orcid.org/0000-0003-3834-459X ; abraham.diazmoran@gmail.com
Recibido: 12/09/2024 Aceptado: 12/10/2024
Publicado: 01/01/2025
Resumen
Este artículo identifica características propias del estrato socio-agrario denominado Agricultura Familiar Capitalizada (AFC), el cual desde la segunda mitad del Siglo XIX hasta el presente tiene significativa influencia política, económica, social y cultural en espacios rurales de la Cuenca del Plata. Se aplica tanto el enfoque de género como generacional en la organización del trabajo familiar y su interrelación con el trabajo productivo, en un estudio de caso en el oeste paranaense brasilero desde el año 2019, siendo parte de una investigación de mayor alcance territorial y temporal. El diseño metodológico está basado en muestreo no probabilístico con aplicación de cuestionarios. Los resultados muestran que persiste un sesgo patriarcal en la toma de decisiones y de gestión del patrimonio en los ámbitos familiares y productivos. La pervivencia de este patrón tradicional sería uno de los factores endógenos que amenaza la continuidad generacional y de sobrevivencia de la empresa familiar agraria. Sin embargo, comienzan a evidenciarse en las nuevas generaciones algunos cambios relacionados con expectativas más equitativas en la distribución entre hombres y mujeres de responsabilidades tanto familiares como productivas.
Palabras clave: Agricultura Familiar Capitalizada, género, sucesión generacional, Cuenca del Plata.
Abstract
This communication identifies characteristics of the socio-agrarian stratum called Capitalized Family Agriculture (AFC), which from the second half of the 19th century to the present has significant political, economic, social and institutional influence in rural spaces of the Plata Basin. Both the gender and generational approaches are applied in the organization of family work and its interrelation with productive work, in a case study in western Paraná, Brazil, since 2019, being part of a research of greater territorial and temporal scope. The methodological design is based on non-probabilistic sampling with application of questionnaires. The results show that a patriarchal bias persists in decision-making and asset management in family and productive spheres. The survival of this traditional pattern would be one of the endogenous factors that threatens the generational continuity and survival of the agricultural family business. However, some changes related to more equitable expectations in the distribution of responsibilities, both family and productive spheres, between men and women are beginning to be evident in the new generations.
Key words: Capitalized Family Agriculture, gender issues, generational succession, Plata Basin
Introducción
Integrantes del estrato socio-agrario actualmente denominado Agricultura Familiar Capitalizada (AFC) muy significativos en los espacios rurales del MERCOSUR[i], usualmente comparten características étnicas e históricas, independientemente de estar radicados en los diferentes países que integran tal bloque comercial y político, debido a que su presencia en la región se originó en los flujos migratorios del Siglo XIX provenientes masivamente de Europa[ii] y estableciéndose especialmente en la Cuenca del Plata, el segundo mayor sistema hídrico en América del Sur, que contiene porciones territoriales de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Una vez en el espacio platino se direccionaron en gran medida a la actividad agropecuaria exportable[iii] pues la motivación desde gobiernos locales para alentar su llegada fue la de crear colonias bajo el modelo farmer, imitando al que se implementó en la misma etapa histórica y con protagonistas del mismo origen étnico en las planicies norteamericanas y de otros grandes espacios del mundo bajo liderazgo británico en Australia entre otros (O’ Rourke y Williamson 2006). Estos aluviones migratorios, cuantitativamente masculinizados, se instalaron mayoritariamente en zonas rurales y en pequeñas parcelas, un promedio de 25 ha para cada familia, obtenidas de diversas formas a partir de planes estatales y privados de colonización (Halperin Dongui 2010):
los flujos migratorios de principios del siglo XIX estaban compuestos fundamentalmente por granjeros y artesanos rurales que viajaban en grupos familiares e intentaban adquirir una porción de tierra para establecerse de forma permanente en las fronteras del Nuevo Mundo (O’ Rourke y Williamson 2006, 163).
Mapa 1. Cuenca del Plata
Fuente: Observatorio de la Cuenca del Plata https://cicplata.org/es/noticias/observatorio-de-la-cuenca-del-plata/
En Brasil fueron atraídos para viabilizar la expansión del café desde São Paulo hacia el sur (Gonçalves 2014) y en todo tipo de producciones agropecuarias mayoritariamente en base a plantas y animales exóticos que fueron introducidos en los biomas americanos en forma masiva por europeos desde el siglo XVI en la etapa conocida como Conquista de las Américas (Crosby 2011), especialmente en el bioma Mata Atlântica / Bosque Atlántico o Paranaense[iv], actualmente trinacional, que en su área sur también integra la Cuenca del Plata y que contorna ambientalmente el territorio donde se desarrolló este estudio: el oeste paranaense en Brasil. En Argentina protagonizaron inicialmente la agroexportación de trigo para ampliarse posteriormente a otro tipo de actividades de interés exportable, como la pecuaria entre otros (Cortés Conde 1997), así como en Uruguay (Beretta Curi 2011) y en Paraguay en menor medida en la etapa (Herken 2011) porque allí su llegada no fue tan masiva como en los casos nacionales anteriores, debido a características diferenciales de su estructura socio-productiva. En el caso paraguayo el ingreso masivo de AFC se dio posteriormente a partir de la segunda mitad del siglo XX y desde Brasil, por incentivo de medidas gubernamentales tomadas por el dictador Alfredo Stroessner Matiauda (1954-1989) quien facilitó la compra de tierras agrícolas para AFC brasileños, entre otras medidas que tenían el objetivo de dinamizar la “integración” económica del Paraguay con Brasil. Estos se tornaron tan masivos en los medios rurales paraguayos que son actualmente conocidos como “brasiguayos”, protagonizando también allí la expansión de la soja[v] entre otras producciones agropecuarias y creando vilas, sedes locales de cooperativas agrícolas originarias de Brasil, escuelas propias y un universo cultural que hasta dispensa del uso del español en las áreas geográficas paraguayas bajo su control (Fogel 2005; Ferrari 2007; Fiorentin 2013).
El estudio de caso del cual se informa aquí, aunque se desarrolló en el oeste paranaense en territorio brasilero, en la faja fronteriza, permite inferir que parte de los participantes de este estudio son también, simultáneamente o están vinculados con, “brasiguayos” porque la cooperativa que colaboró con el estudio también tiene sedes en territorio paraguayo, especialmente en el Oriente.
Mapa 2. Municipios del oeste paranaense donde se realizó el trabajo de campo
Fuente: Elaboración propia en base a datos del IBGE: https: portaldemapas.ibge.gov.br
Este artículo informa resultados parciales de una investigación de mayor alcance temporal y espacial, incluyendo estudios de caso anteriores ya publicados realizados en la región pampeana argentina, recortándose como unidad de observación en todos los casos apenas el estrato socio-agrario AFC, continuidad generacional del ideal histórico-agrario farmer. Es decir, son protagonistas de este estudio integrantes de un tipo de agricultura familiar usualmente propietaria de los medios de producción, descendientes de las inmigraciones de origen europeo del siglo XIX; con aspiración y lógica empresarial, orientada a producir excedentes comercializables para diferentes circuitos de comercialización, independientemente de la extensión de la propiedad rural que poseen y/o controlan, pues frecuentemente optimizan su escala comercializable a través de cooperativas agrícolas[vi].
En lo que respecta a la organización del trabajo familiar y productivo, estudios (Stolen 1996; Ferro 2009) evidencian que está basada en un orden de género jerárquico y asimétrico que coloca a hombres y mujeres en roles diferenciados, con impacto diferencial en la valoración pública y en el reconocimiento profesional desde el Estado, de las organizaciones cooperativas y de la sociedad en general. Por ello, este estudio tiene por objetivo principal analizar si estas características tradicionalmente patriarcales que caracterizan a la AFC desde su implantación histórica en la región, es una constante en este estrato más allá de los recortes nacionales presentes en el área platina. Se evidencia un renovado interés académico en estudiar a este sector debido a su participación marcante y continua en hechos políticos marcantes en el país y que también se repitieron en el mismo sentido en los demás países de la Cuenca del Plata, por lo que aquí se considera que la fragmentación nacional de este tipo de estudios y de los que se enfoquen en otros actores rurales y agrarios, es un obstáculo a la comprensión de procesos históricos y socio-agrarios comunes que desbordan fronteras nacionales en un extenso abanico de variables.
Finalmente, es también un objetivo colocar en la agenda de investigación y debate sobre la sostenibilidad de la agricultura familiar, amenazas endógenas que provienen de lógicas de organización internas influenciadas por una lógica patriarcal, que incidirían en la sostenibilidad generacional de este tipo de emprendimientos productivos. Esta lógica que desfavorece y desestimula la vocación como productoras de muchas mujeres de los medios rurales, también contribuye a la intensificación de la urbanización y en escala “macro” con la transición urbana y demográfica. Es decir, visibilizar también un factor “interno” y no solo amenazas provenientes del “frente externo” como el clima, la regulación de los mercados alimentarios internos y externos, las políticas nacionales promocionales, entre otras, frecuentemente más visibilizadas que los primeros.
Para ello, se realizó una muestra intencional no probabilística (Babbie 1988) con aplicación de cuestionarios estructurados, colocando en la forma de preguntas variables definidas para la investigación, basadas en el enfoque de género y generacional. Los cuestionarios fueron aplicados desde el año 2018 a integrantes hombres y mujeres de familias productoras agrarias primarias. El trabajo de campo sufrió varias interrupciones, la primera vez por un lock-out de camioneros en 2019 y luego por la pandemia deflagrada en marzo de 2020 por lo que se optó por un muestreo intencional, el que es oportuno utilizar en circunstancias específicas como las mencionadas, ya que siguiendo a Babbie (1988): “ocasionalmente podemos seleccionar una muestra basada en el propio conocimiento de la población, de sus elementos y de la naturaleza de la investigación” (Babbie 1988, 154).
Complejidad del concepto agricultura familiar
El concepto Agricultura Familiar (AF) surgió en los medios técnicos y académicos norteamericanos en la década de los 40 del siglo XX en el marco de la Revolución Verde. Garner y Campos (2014, 7) informan que el concepto family farming habría sido mencionado tempranamente en publicaciones americanas, por ejemplo, por O. J. Johnson en 1944. Desde inicios del presente siglo se evidenció una tentativa de resignificar este concepto desde la acción política de movimientos sociales de la región, especialmente brasileños, para adaptarlo a realidades socio-agrarias del área MERCOSUR. Lo que, entre otras iniciativas, desembocó en la creación de la Reunión Especializada en Agricultura Familiar (REAF)[vii] en 2004 en este bloque de integración comercial y social.
Aun con tales resignificaciones, este concepto no siempre consigue representar la diversidad realmente existente en los medios rurales latinoamericanos, como por ejemplo para gran parte de los pueblos originarios, que en su mayoría conocen la agricultura hace milenios (Chonchol 1994) pero con lógica comunitaria y cuando predomina la organización familiar como en el caso de los guaraníes (Noelli et al. 2021), es en base a la familia extendida y no la familia nuclear de matriz eurocéntrica como en el caso farmer (Stolen 1996; Ferro 2009) que se proyecta a la configuración actual de la AFC.
Esto explica algunas reticencias por parte de algunos movimientos sociales que expresan reivindicaciones de comunidades rurales, cuyo devenir histórico se extiende a periodos previos a la llegada de los conquistadores europeos y al posterior surgimiento de los estados nacionales latino-americanos, en incluirse en la identidad y agenda reivindicativa que intenta sintetizar el concepto AF. Muchas de estas comunidades rurales intentan sostener una lógica diferente en relación con el territorio y con la producción de sustento de la materialidad de la vida comunitaria; que la meramente productivista, rentística y comercial. Estos grupos, en algunos casos, se referencian en organizaciones transnacionales de la sociedad civil como Vía Campesina[viii].
Las discusiones sobre qué tipo de actores o estratos socio-agrarios estarían dentro o fuera de la AF, continúan a la fecha sin solución de continuidad, acarreando no pocos problemas de representatividad para la diversidad de formas de organizar la producción de alimentos, la agricultura en general, así como otras lógicas de interacción con el ambiente por parte de los diferentes grupos sociales y comunidades étnicamente diversas que viven en o de las áreas rurales latino-americanas (Ferro 2009).
Del análisis de los documentos técnicos de organismos internacionales como FAO (Salcedo y Guzmán 2014) surge que la AF estaría caracterizada por tres factores: a) el escaso acceso a la tierra y recursos de capital; b) el trabajo es preponderantemente familiar y c) su principal fuente de ingresos viene de la finca o unidad productiva “y se reconoce que la familia y la unidad productiva son vistas y operan de forma integrada en las decisiones económicas y sociales” (Barril y Almada 2007, 5). Esta clasificación precisó incluir la denominación “Capitalizada” pues extensos sectores, especialmente radicados en espacios rurales platinos y descendientes de inmigraciones europeas decimonónicas, no se caracterizan precisamente por un “escaso acceso a la tierra”.
En ese sentido, analizando también documentos de organismos de integración regional como MERCOSUR, así como definiciones de leyes, programas nacionales y estudios académicos de la región, se extrae que el concepto “agricultura familiar” tendría dos acepciones principales: a) es descripción de una forma específica de producción agraria y b) es una nueva identidad política que intenta uniformizar desde una asimetría jerárquica históricamente y sobre todo étnicamente constituida, a la diversidad de identidades coexistentes y preexistentes en medios rurales latino-americanos, especialmente en la cuenca platina.
Ante lo unísono de las enunciaciones de “diversidad”[ix] al interior de las AF realmente existentes en los espacios rurales del mundo, en este caso latinoamericanas, se propuso desde el organismo multilateral responsable de impulsar este concepto a escala global, una tríada que en la práctica es tanto jerárquica como aspiracional: “Uno de los trabajos pioneros en este sentido fue el estudio conocido como FAO/INCRA, realizado en Brasil en 1994, que conceptuó agricultura familiar y la clasificó en consolidada, en transición y periférica (o de subsistencia)“ (Grisa e Sabourin 2019, 6). Es jerárquica y aspiracional, porque organiza los diferentes tipos de actores vinculados a la AF de acuerdo a un camino “hacia el desarrollo” que todos “deberían” desear seguir. En ese sentido, en un nivel superior y clasificatorio se encontraría lo que denominamos AFC.
Se evidencian líneas de análisis que intentan minimizar y uniformizar la diversidad de poder económico y político de los diferentes estratos socio-agrarios, invisibilizando especialmente la diversidad étnica existente en los medios rurales que organiza jerárquicamente una estructura y acceso de oportunidades diferenciales. Vía definiciones catch all se tiende a basar su inclusión en una pertenencia identitaria común, por ejemplo para algunos autores como Balsa (2012) los ejes centrales para diferenciar a la agricultura familiar no pasarían por las escalas económicas, de propiedad, de inserción a circuitos de comercialización, su influencia en el diseño de políticas públicas rurales y agrarias, tipo y forma de producción u otras similares, sino por la presencia de “rasgos” que obrarían como unificación de las diversidades existentes si se presentara el “rasgo central” que es: “la familia conforma un equipo de trabajo” (Balsa 2012, 9):
De modo que en la definición no van a considerarse ni el tamaño de las unidades, ni su capacidad económica, ni su vinculación con los mercados de insumos y productos, ni la tenencia del suelo, ni los lazos sociales que establecen los miembros de la familia con la comunidad local o la sociedad nacional, ni su actitud frente a las nuevas o antiguas tecnologías, ni la autodenominación de los propios productores, ni otras dimensiones no necesariamente pertenecientes a la idea de “lo familiar” (Balsa 2012, 8)
Otros aspectos tratados por el autor como rasgos “conexos” que permitirían la identificación de la AF serían:
en estas unidades no se explota trabajo asalariado, y presentan una racionalidad particular, propia de la conjunción de (1) la integración entre unidad productiva y doméstica, (2) el papel que juega en la dinámica productiva familiar la conservación del patrimonio familiar, y (3) la existencia de un proyecto de vida vinculado a la actividad agropecuaria y con un cierto modo de vida rural deseable (Balsa 2012, 9)
Estas cuestiones lejos están de ser apenas retóricas o de exclusivo interés académico, porque las definiciones sobre quien es o no es considerado agricultor familiar delimita el acceso a beneficios promocionales, como por ejemplo créditos a tasas subsidiadas, entre otras medidas. Son situaciones que generan no pocas tensiones entre organizaciones que representan estratos menos favorecidos históricamente y que son encuadrados en la AF por los estados nacionales.
Ante ello fue necesario viabilizar demandas de organizaciones que representan identidades rurales subalternas a la AFC, para definir claramente en leyes promocionales para el sector, cuáles son las características de quienes serán considerados agricultores familiares. Problema que por ejemplo Uruguay intentó contornear construyendo una norma específica para la definición del “productor/a familiar agropecuario/a”, decantándose por una definición en cuanto forma de producción y no de identidad:
Capítulo 1. Se considera Productor o Productora Familiar Agropecuario/a; A toda persona física que gestiona directamente una explotación agropecuaria y/o realiza una actividad productiva agraria. Esta persona, en conjunto con su familia, debe cumplir los siguientes requisitos en forma simultánea:
a. Realizar la explotación agropecuaria o actividad productiva agraria con la contratación de mano de obra asalariada de hasta dos asalariados no familiares permanentes o su equivalente en jornales zafrales no familiares de acuerdo con la equivalencia de 250 (doscientos cincuenta) jornales zafrales al año por cada asalariado permanente.
b. Realizar la explotación agropecuaria de hasta 500 hectáreas, índice CONEAT 100, bajo cualquier forma de tenencia.
c. Residir en la explotación agropecuaria, donde se realice la actividad productiva agraria, o en una localidad ubicada a una distancia no mayor a 50 km.
d. Que los ingresos nominales familiares no generados por la explotación agropecuaria o actividad productiva agraria declarada sean inferiores o iguales a 14 BPC en promedio mensual.” (Resolución N° 1.013/016 Definición del Productor Familiar Agropecuario)
En el caso brasileño, aun cuando la Ley nº 11.326/ 2006 delimita requisitos y beneficiarios incluyendo a una diversidad de identidades rurales lo que podría verse como un logro del esfuerzo de resignificación de un concepto intrínsecamente relacionado a un origen racial, geopolítico y cultural característicos del Norte Global, no deja de llamar la atención la implantación política de tal concepto en un país que hizo de la cuestión racial un importante eje del debate político y de políticas públicas reparadoras a grupos sociales generalmente no blancos, rurales y urbanos, vulnerados históricamente.
e. Art. 3º Para os efeitos desta Lei, considera-se agricultor familiar e empreendedor familiar rural aquele que pratica atividades no meio rural, atendendo, simultaneamente, aos seguintes requisitos:
f. I - não detenha, a qualquer título, área maior do que 4 (quatro) módulos fiscais;
g. II - utilize predominantemente mão-de-obra da própria família nas atividades econômicas do seu estabelecimento ou empreendimento;
h. III - tenha percentual mínimo da renda familiar originada de atividades econômicas do seu estabelecimento ou empreendimento, na forma definida pelo Poder Executivo; (Redação dada pela Lei nº 12.512, de 2011)
i. IV - dirija seu estabelecimento ou empreendimento com sua família.
j. § 1º O disposto no inciso I do caput deste artigo não se aplica quando se tratar de condomínio rural ou outras formas coletivas de propriedade, desde que a fração ideal por proprietário não ultrapasse 4 (quatro) módulos fiscais.
k. § 2º São também beneficiários desta Lei:
l. I - silvicultores que atendam simultaneamente a todos os requisitos de que trata o caput deste artigo, cultivem florestas nativas ou exóticas e que promovam o manejo sustentável daqueles ambientes;
m. II - aqüicultores que atendam simultaneamente a todos os requisitos de que trata o caput deste artigo e explorem reservatórios hídricos com superfície total de até 2ha (dois hectares) ou ocupem até 500m³ (quinhentos metros cúbicos) de água, quando a exploração se efetivar em tanques-rede;
n. III - extrativistas que atendam simultaneamente aos requisitos previstos nos incisos II, III e IV do caput deste artigo e exerçam essa atividade artesanalmente no meio rural, excluídos os garimpeiros e faiscadores;
o. IV - pescadores que atendam simultaneamente aos requisitos previstos nos incisos I, II, III e IV do caput deste artigo e exerçam a atividade pesqueira artesanalmente.
p. V - povos indígenas que atendam simultaneamente aos requisitos previstos nos incisos II, III e IV do caput do art. 3º ; (Incluído pela Lei nº 12.512, de 2011)
q. VI - integrantes de comunidades remanescentes de quilombos rurais e demais povos e comunidades tradicionais que atendam simultaneamente aos incisos II, III e IV do caput do art. 3º . (Incluído pela Lei nº 12.512, de 2011)
En el caso argentino, la propiedad parcial o total de la tierra bajo gestión familiar desaparece en la delimitación de la definición como puede verse en el artículo 5° de la Ley 27.118/2015 y es más evidente la confección de una ley a medida de la AFC porque al final concede un espacio añadido a otras categorías claramente subalternas por estar todas confinadas a un inciso final:
Se define como agricultor y agricultora familiar a aquel que lleva adelante actividades productivas agrícolas, pecuarias, forestal, pesquera y acuícola en el medio rural y reúne los siguientes requisitos:
a) La gestión del emprendimiento productivo es ejercida directamente por el productor y/o algún miembro de su familia;
b) Es propietario de la totalidad o de parte de los medios de producción;
c) Los requerimientos del trabajo son cubiertos principalmente por la mano de obra familiar y/o con aportes complementarios de asalariados;
d) La familia del agricultor y agricultora reside en el campo o en la localidad más próxima a él;
e) Tener como ingreso económico principal de su familia la actividad agropecuaria de su establecimiento;
f) Los pequeños productores, minifundistas, campesinos, chacareros, colonos, medieros, pescadores artesanales, productor familiar y, también los campesinos y productores rurales sin tierra, los productores periurbanos y las comunidades de pueblos originarios comprendidos
Esto no es producto de fallas en la redacción legislativa en la creación de las normas, son vaguedades y subalternidades incluidas ex profeso porque confederaciones de actores agrarios liderados por quienes representantes de la AFC de variadas escalas y de quienes prefieren denominarse como empresarios familiares agropecuarios (EFA) se presentan ante la opinión pública como representantes exclusivos de la AF, porque generalmente miembros de la AFC son también funcionarios de ministerios agrarios, académicos de carreras agrarias en universidades, legisladores y por todo ellos tienen más acceso a los recursos intelectuales e institucionales para presentarse de ese modo ante la sociedad, incidiendo directamente en el diseño de políticas agrícolas nacionales (Ferro 2014). Tales vaguedades legislativas o en programas ad hoc les permiten acceder por múltiples vías a medidas promocionales especiales, es decir tanto en la ventanilla estatal destinada a la empresarialidad agraria familiar productor de media y gran escala para el mercado interno y externo, como en aquellas que intentan empoderar a los más desfavorecidos del sector (Ferro 2013).
En esta línea de “niveles hacia”, otros estudios realizados en un área geográfica que enmarca la que fue utilizada para esta investigación, clasifican los diferentes estratos existentes en la AF utilizando otros indicadores como las diferentes racionalidades sobre sus prácticas. Estas diferentes racionalidades explicarían no solo el espacio difuso que separa a una familia que produce agricultura en un nivel de subsistencia o de mínimos excedentes comercializables, de otra que lo hace en forma capitalizada y las que se asumen como empresa familiar agropecuaria; sino también de quienes no se sienten incluidos en ninguno de los niveles de la AF como los pueblos originarios y otras comunidades rurales tradicionales históricas:
…los agricultores (re)construyen diferentes racionalidades para guiar su conducta productiva, a partir de los significados que atribuyen a la sostenibilidad social, ambiental y económica y a la construcción racional de sus identidades socioprofesionales. (...) los agricultores familiares modernos construyen la sostenibilidad e identidades basadas en sus prácticas de sociabilidad, relaciones con el mercado a través de la comercialización y la adopción de tecnologías[x] (Basso y Gehlen 2015, 22)
También para estos autores, la forma de relacionarse con los mercados, estaría indicando si se trata de “agricultores familiares modernos o convencionales”, donde en el caso de los primeros “predomina una conducta enraizada en la maximización de los resultados económicos”[xi] (Basso y Gehlen 2015, 25).
En el trabajo de campo de esta investigación se percibió en algunos participantes dudas sobre cómo definirse si como AFC o como EFA, lo que instigó la reflexión en el equipo investigador sobre límites y superposiciones entre los conceptos AFC y EFA. La EFA, tipología de producción agraria asociada frecuentemente con la AFC “consolidada” (Thornton 2005) puede ser caracterizada como “la organización agroproductiva cuyos integrantes, pertenecientes a más de una generación, están vinculados por lazos de parentesco y que además de aportar capital, deciden sobre el manejo del negocio y su destino” (Ducos y Ulloa 2003, 31). Para los participantes del estudio la EFA es vista por como un paso más de su crecimiento. Es decir, que entre AFC y EFA existiría una diferenciación más relacionada con una escala patrimonial y madurez de la gestión, que por cuestiones identitarias:
El criterio del aporte de la mano de obra familiar y el patrimonio del emprendimiento son los parámetros más utilizados en los diferentes trabajos científicos. Considerando que, si la mano de obra familiar representa más de la mitad utilizada en la empresa, y el capital de trabajo, particularmente la disponibilidad de maquinaria como tractores, sembradoras, cosechadoras y demás implementos rurales, es limitada, estamos frente a un productor de la Agricultura Familiar Capitalizada” (Guelperin 2018, 104)
Si bien, en muchos de los participantes de esta investigación, los elementos de las definiciones tanto de AFC como EFA se cumplirían, en su percepción no estaban tan claras las fronteras epistemológicas entre conceptualizaciones para diferentes estratos de la AF. Pero sí se mostraron más asertivos en la diferenciación de su situación respecto de otras identidades como lo serían por ejemplo aquellos denominados campesinos. En estudios anteriores con AFC en la región pampeana argentina se percibió que esta ambigüedad podría deberse, algunas veces, al recelo ante consecuencias tributarias y de exigencia de registros de actividades emergentes de reconocerse como empresarios que practican una actividad comercial, además de productiva, necesariamente inscrita ante registros públicos específicos. En el trabajo de campo que se informa aquí, las dudas parecieron explicarse más por imaginarios propios sobre el mayor grado de formalización y profesionalización de la gestión que deberían alcanzar las actividades que desarrollan para pensarse como EFA.
Metodología
Inicialmente se realizaron conversaciones con directivos de una importante Cooperativa[xii] que actúa en el oeste paranaense que contaba a la fecha de inicio de la investigación con 10.887 asociados distribuidos en sus 13 unidades basadas en diferentes municipios de la región, para conseguir la colaboración institucional como forma de acceder a los asociados del perfil requerido para realizar el muestreo con aplicación de cuestionarios, entrevistas y observación participante; estrategia que ya había sido utilizada en estudios previos en la región pampeana argentina. La elección de esta cooperativa, para desde ella acceder más fácilmente a sus asociados, tuvo que ver con que predomina entre sus asociados el perfil AFC y que en estudios anteriores desde 2008 en adelante con AFC en la región pampeana argentina, la autora utilizó esta forma de acceso a participantes del perfil y se había revelado una estrategia eficiente.
Después de varias reuniones presenciales se consiguió el consentimiento de las autoridades para participar de los encuentros socio-educativos que organizan regularmente dirigidos a sus asociados en los diferentes municipios del área de su influencia. Estos encuentros se realizan en formato de cursos y talleres participativos con acciones de concientización y formativas. Durante la realización de esta investigación, el ciclo estaba orientado al conocimiento de herramientas para la mejor resolución de conflictos interpersonales que se presentan en la cotidianeidad familiar y productiva de los asociados, buscando evitar que las tensiones que se generan en espacio familiar problematicen también la esfera productiva, amenazando muchas veces la supervivencia de la unidad productiva familiar, por lo que juzgaron que parte de los objetivos de este estudio serían concomitantes con líneas de trabajo coyunturales de la organización.
Como la cooperativa reúne no solo a productores primarios, sino también a asociados que participan de actividades agro-industriales y administra numerosos establecimientos de producción alimentaria, es decir están verticalmente integrados, así como una extensa red de supermercados, comercialización de combustibles y logística de transporte; un primer recorte solicitado para el acceso fue el de familias rurales del tipo AFC implicadas directamente en la producción primaria que viva en los mismos lugares donde desarrolla su producción, es decir en las zonas rurales y semirurales del oeste paranaense y que conforman el 42% del total de asociados. Se seleccionaron los y las participantes teniendo en cuenta dos aspectos fundamentales:
a) El perfil productivo: familias productoras de granos, pecuaria y tambo.
b) La accesibilidad a los casos de estudio para la aplicación de los cuestionarios, porque tal acceso estaba mediado por la autorización e información de los encuentros por parte de la Cooperativa.
En el universo de asociados del cual fue extraída la muestra, la producción familiar de tipo diversificada predomina con el 66%, seguida de producción de granos y pecuaria 22% y 8%, respectivamente.
Gráfico 1. Distribución de la muestra por tipo de producción.
Fuente: Elaboración propia.
Nota: si bien aquellos asociados que participan en escala de agroindustria fueron excluidos, en algunos casos fueron colocados en el primer filtro para seleccionar esta muestra porque se trata de casos que tienen fundamentalmente actividades primarias y, además agroindustria.
En cuanto al análisis por sexo del registro de socios, las fuentes consultadas identifican al asociado en forma individual, evidenciándose un predominio masculino aun cuando se incluya tácitamente a las mujeres de esos hogares representados por el asociado registrado, cuando son sus esposas y familiares directos.
Entre asociados vinculados directamente con producción agrícola de tipo primario como granos, pecuaria, leche entre otras menos significativas, las mujeres representan el 25% de los asociados lo que está en sintonía con lo informado por el Censo Agropecuario 2017 (IBGE) que arrojó que nacionalmente el 23% del total de productores rurales censados son mujeres. Recortando el Estado de Paraná, donde se realizó este estudio, el porcentaje de productoras agrarias era menor: 15,50%. Siguiendo a la literatura internacional sobre sesgos de género en Censos Agropecuarios (Pedrero 1998, 2) esto también podría estar relacionado con subregistro de las productoras por cuestiones de diseño de los instrumentos de recolección primaria de datos en la actividad agrícola que están también atravesados por una identificación del rol e reconocimiento socio-profesional del productor basados en criterios masculinizantes y tal vez contribuya un deficiente entrenamiento de los recenseadores (censistas) que les impide ver a las productoras como tales habiendo, al mismo tiempo, hombres adultos ejerciendo ese rol cuando colectan los datos en los establecimientos de familias agrarias.
La muestra diseñada es de tipo survey: “La investigación por encuesta se refiere a un tipo particular de investigación social empírica, pero existen muchos tipos de encuesta. (...)Las encuestas a menudo se llevan a cabo para permitir declaraciones descriptivas sobre alguna población, es decir, para descubrir la distribución de ciertos rasgos y atributos” (Babbie 1988, 95-96). Se aplicaron y recolectaron 110 cuestionarios en 5 municipios: Santa Terezinha, São Miguel, Medianeira, Missal y Santa Helena (ver mapa 1) de forma administrada, es decir con presencia de las personas aplicadoras del cuestionario asistiendo en las respuestas y en la recolección inmediata del instrumento. Debido a algunas resistencias a responder los cuestionarios tanto por edad avanzada de los participantes o por otras razones que motivaron que sean respondidos en forma incompleta, se seleccionaron un total de 100 conteniendo el suficiente número de respuestas que permitiera procesamientos estadísticos.
Gráfico 2. Composición de la muestra por sexo e intervalo de edad.
Fuente: Elaboración propia.
El cuestionario cuenta con 14 preguntas, siendo 13 estructuradas y una abierta. Siguiendo a Babbie (1988) concordamos en que el formato de un cuestionario puede ser tan importante como la naturaleza y la redacción de las preguntas, por ello se tomaron en cuenta diversos aspectos técnicos en su elaboración como el orden, organización de las mismas, coherencia interna, variados tipos de respuestas: cerradas, abiertas, matriz de Likert. Al final del instrumento se colocó la pregunta abierta: “algum outro comentário que deseje fazer para contribuir na pesquisa?”[xiii] para dar lugar a información considerada relevante desde el punto de vista de quien respondió.
El pretest del cuestionario se realizó con participación presencial de autoridades de la cooperativa a quienes se les había enviado previamente tanto el pretest, como el cuestionario definitivo y fue esencial para “calibrar” el ajuste entre la expresión escrita de las variables expresadas en la forma de preguntas y el entendimiento de las mismas por parte de los participantes.
En los procesamientos de las respuestas obtenidas en cada pregunta, en todos los casos, se realizaron tablas de múltiple entrada considerando la variable categórica “sexo” y la variable numérica “intervalos de edad”, para posibilitar interpretaciones de datos utilizando el enfoque de género y generacional en forma interactiva. Se categorizaron los datos en variables cualitativas y cuantitativas las que se asociaron según intensidad de sus correlaciones. Para el análisis conjunto de datos numéricos y categóricos, se utilizaron tres índices fundamentales: coeficiente de correlación, tasa de correlación y coeficiente de Cramer (Takahashi 2010).
Discusión de resultados: roles de género y sucesión generacional en la AFC.
Abordaremos aquí dos conceptos claves en esta investigación: género y generación aplicados al contexto de la AFC en la región platina, porque permiten en interacción, explicar continuidades y cambios en las características de este estrato, colocándose en diálogo estos aportes teóricos con los resultados encontrados a partir del trabajo de campo de la investigación que informa este artículo.
Respecto a la categoría género utilizada, se sigue lo planteado por Scott (1990): “El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder” (Scott 1990, 29). Es decir, es una modelización histórico cultural sobre lo que se espera de aquellos que han nacido biológicamente hombres y mujeres en sus roles familiares y sociales” (32). Esas ideas se expresan en doctrinas religiosas, educativas, científicas, legales y políticas que afirman categórica y unívocamente el significado de ser varón y mujer, las funciones y jerarquías sociales asociadas a tales significados. Este binarismo reductivo de identidades y roles denominados femeninos y masculinos, comienza a ser cuestionado en la contemporaneidad en gran parte del mundo y en especial en Occidente.
Cómo analizado antes, la esencialización del concepto “AF” expresado en singular, desdibuja la diversidad asimétrica y jerárquica entre los estratos (tipologías) al interior de la AF y fuerza su uniformización invisibilizando jerarquías. Por la misma razón, usar expresiones en singular como “la mujer rural” reduce las muy diferentes formas de identidad de las mujeres en las áreas rurales, a la portación de órganos y sistema reproductor biológicamente femeninos, opacando la influencia de interseccionalidades como grupo étnico, nivel de ingresos, identidad comunitaria, territorialidad, diferenciales geográficos, estratos socio agrarios etc. Asimismo, anteponer la identidad sexual al estatus profesional: “mujer rural”, “mujer agropecuaria”, “mujer campesina”, como es habitual de leer y escuchar, subraya el carácter añadido de lo femenino y la naturalización de la norma en lo masculino, ya que recíprocamente no se precisa identificar como “hombre rural”, “hombre agropecuario”, “hombre campesino” etc. (Ferro 2014).
Estudios pioneros iniciados en la década de los 80 del siglo XX en la región pampeana argentina incorporando la perspectiva de género en la AFC, como los realizados por la antropóloga noruega Kristi Anne Stolen, informan que este estrato socio-agrario se caracteriza por un orden de género de tipo patriarcal, es decir no solo una separación muy marcada por sexo de los ámbitos “productivo” y “doméstico”, sino también una jerarquía androcéntrica de los mismos, acorde con su origen migratorio predominantemente desde el mediterráneo europeo y que una vez llegados a las praderas platinas se mantuvo casi inalterable.
De acuerdo con la división sexual dominante del trabajo, es responsabilidad del marido asegurar el bienestar material de esta esposa e hijos, en el contexto agrícola esto implica tener acceso a tierras agrícolas, realizar la planificación, el cultivo y la comercialización de la producción agrícola y la cría de ganado. El trabajo doméstico es dominio de las mujeres y se define como complementario al trabajo agrícola.[xiv] (Stolen 1996, 24)
La idea de actividades en esferas separadas por sexo no significa equivalencia porque ambas se suponen bajo dominio de las decisiones masculinas, el jefe de la familia y del emprendimiento es la misma persona y hombre (Ferro 2009). En este estudio se verificó la continuidad de dicho patrón como podemos observar en el gráfico a continuación:
Gráfico 3. Toma de decisiones en la esfera familiar, por sexo
Fuente: elaboración propia.
.
Es interesante notar que la mayoría de participantes del estudio fueron mujeres (Ver Gráfico 2) aunque hombres y mujeres respondieron al mismo cuestionario, por tanto, esa primacía masculina en la toma de decisiones familiares es naturalizada por las asociadas, aunque entre las respuestas a la posibilidad de respuesta “toma de decisión en pareja” ellas se sobrerepresentan. Este análisis puede complejizarse en un segundo procesamiento que se realizó, incluyendo la variable edad, para saber si los cambios generacionales estarían afectando esa patriarcalidad histórica que permanece gravitando en el sector.
Gráfico 4. Desagregación por sexo e intervalos de edad de la respuesta a tomador de decisiones familiares
Fuente: Elaboración propia.
Entre las respuestas de los asociados prevalece la autoidentificación como responsable único de las decisiones del hogar de forma individual, lo cual se agudiza en edades mayores. Entre las asociadas se observa un predominio de percepción de decisiones tomadas en común, es decir entre cónyuges, entre familiares directos y un mayor espacio para las decisiones de las mujeres. Cuando consideramos aspectos productivos podemos ver cambios ya que, aunque prevalece también la caracterización masculinocéntrica de la toma de decisiones, hay un espacio menor de las decisiones tomadas en la pareja y entre diferentes familiares o sea que aumenta la individualización decisoria en este ámbito.
Gráfico 5. Toma de decisiones en la esfera productiva, por sexo
Fuente: elaboración propia.
Sin embargo, pudo notarse a través de conversaciones durante el trabajo de campo que en la cotidianeidad de sus vidas concretas hombres y mujeres de la AFC han atravesado en uno u otro sentido ese muro de representaciones binarias de diferenciación, oposición y jerarquía que divide el deber ser masculino y femenino y su influencia en la toma de decisiones. Pero visibilizar públicamente tales tránsitos entre barreras tan simbólicas como sólidas, implica costos emocionales y puniciones en sus ámbitos afectivos y sociales próximos. Aunque muchas veces las vidas efectivamente vividas tornan borrosas las fronteras de género, en público la expectativa por cumplirlas se subraya buscando adecuarse al canon. En ese sentido, responder un cuestionario en un espacio público donde aparecen preguntas sobre actividades y conductas asociadas diferencialmente a estereotipos de femineidad y masculinidad, implica que muchas respuestas expresen ese autoajuste a lo socialmente sancionado como válido.
Contribuyen a esto narrativas y discursividad de políticas públicas hacia el sector considerando como “ayuda” y no como trabajo productivo cuando este tipo de tareas en espacios considerados estrictamente “productivos” son realizadas por las mujeres. Muchas veces organizaciones del sector proponen capacitaciones y transferencias tecnológicas cuyos destinatarios están diferenciados por sexo, así se convocan hombres para aquellas capacitaciones de administración, mecanización y de gestión técnica de la producción en sí; convocándose a mujeres cuando ofrecen capacitaciones asociadas a la domesticidad y el cuidado familiar (Ferro 2014)
Las organizaciones de la sociedad civil que representan al sector como cooperativas agrícolas y sindicatos rurales en general, siguen reforzando estereotipos de masculinidad y femineidad en actividades agrícolas haciendo convocatorias diferenciadas por sexo y por temas. Esto es esperable, ya que el cooperativismo agrícola llegó a esta región platina en el mismo proceso histórico que dio lugar al estrato AFC que protagoniza la fundación y dinamismo de estas organizaciones hasta el presente. En los encuentros organizados por el área educativa y social de la cooperativa que colaboró con este estudio, las convocatorias fueron separadas para mujeres, hombres y jóvenes[xv], estos últimos reunidos en forma mixta.
En lo que respecta a la distribución del trabajo doméstico y de cuidados familiares, en este estudio se confirma lo que mediciones estadísticas en toda la región y de Brasil en particular (PNAD[xvi] 2022) vienen apuntando tanto para hogares en zonas rurales como urbanos y con mayor intensidad en los primeros, independientemente del nivel de ingresos o rentabilidad de los estratos.
Las mujeres dedican casi el doble de tiempo a las tareas del hogar y al cuidado de personas que los hombres (...) ellas dedican, en promedio, 21,3 horas semanales a estas actividades, mientras que los hombres dedican 11,7 horas. (...) Un detalle identificado es que los hombres dedican más horas (14,3 horas semanales) a las tareas del hogar cuando viven solos. Entre las mujeres ocurre lo contrario. Necesitan dedicar más tiempo a las tareas del hogar cuando comparten hogar (hasta 24,1 horas semanales). “Ya sea porque hay un niño que cuidar o porque hay más tareas domésticas por haber más residentes en casa”, dice el analista del IBGE. Reiteradamente, el ritmo de realización de estos cuidados difiere según el género: el 34,9% de las mujeres y el 23,3% de los hombres (Agencia Brasil 2023[xvii]).
Esta asimetría se visualiza en el grafico a continuación:
Gráfico 6. Participación de hombres y mujeres en trabajos domésticos y de cuidados familiares
Fuente: Elaboración propia
La práctica de pagar por trabajos domésticos y de cuidados a otras mujeres de grupos étnicos subordinados, ante la incompatibilidad de los tiempos del trabajo remunerado y del cuidado familiar es extendida en las zonas urbanas y menos habitual en zonas rurales y semirurales aun cuando existen medios económicos para costearlo, no solo por una cuestión de accesibilidad y distancias, sino porque implica un “abandono” de funciones esenciales de la femineidad si no hay una causa de fuerza mayor que justifique esa tercerización, como trabajo remunerado de la esposa ante un ciclo de baja rentabilidad en el emprendimiento familiar, enfermedades incapacitantes o ausencias de hijas por estudio o casamiento entre otras razones plausibles para esta tercerización como se refleja a continuación. En el 20% que asumió contar con alguna ayuda se sobre representaron las mujeres.
Gráfico 7. ¿Cuenta con ayuda no familiar para realizar tareas domésticas, de crianza y de cuidados de otros dependientes?
Fuente: Elaboración propia
La variable “dependientes familiares” incluye a todos aquellos familiares que están bajo cuidados y responsabilidad económica de los entrevistados. Por ejemplo, niños y niñas, progenitores adultos mayores, familiares con problemas de salud que demandan atenciones constantes, discapacidades etc. A pesar de la extendida nuclearización familiar[xviii], característica temprana en este estrato (Pardias 2014) podemos ver en el Gráfico siguiente que esas responsabilidades de cuidados recaen con más intensidad en las mujeres, en línea con la identificación social del cuidado como una responsabilidad esencialmente femenina.
Gráfico 8. Familiares excluyendo hijos/as bajos su responsabilidad económica y cuidados
Fuente: Elaboración propia
Nótese que el predominio de las respuestas sin dependientes tiene que ver con el rango de edad predominante entre los participantes, ya que hijos e hijas serian ya adultos en la mayor parte de los casos.
Otro de los aspectos fuertemente sesgados en términos de género en la producción agrícola familiar, se expresa en la diferente potencia patrimonial entre hombres y mujeres (Rico y Dirven 2003), ya que éstas ingresan a los emprendimientos mayormente en el rol de esposas de los productores/empresarios u otras formas vinculadas al parentesco, en un marco de dependencia y no de asociatividad, como sí ocurre entre hombres adultos relacionados por parentesco no nuclear: “Una característica sorprendente de la agricultura como ocupación es que hay pocas mujeres que la cultivan por derecho propio.(...) Su entrada típica a la agricultura es a través del matrimonio”[xix] (Shortall 2001, 1).
Gráfico 9. Aporte patrimonial[xx] al emprendimiento por sexo.
Fuente: Elaboración propia
Tales barreras para entrar en la esfera productiva agrícola podrían provocar consecuencias negativas futuras para las mujeres en la formación de capital propio, provocando un ciclo de dependencia el cual agudiza las desigualdades de género llegando en algunas ocasiones a situaciones de violencia familiar, tema que fue siempre evitado por las participantes del muestreo. Para observar estos aspectos en forma global, se aplicó el Coeficiente de Cramer que calcula intensidad de asociación entre dos nominales[xxi] verificando correlaciones significativas entre la variable sexo y las demás variables que se detallan en el cuadro.
Tabla 1. Coeficientes de Cramer en función a la variable sexo
Coeficiente de Cramer |
Sexo |
Nivel de correlación[xxii] |
Nivel de confianza |
Decisión en la producción |
0,703 |
Alta |
99% |
Mayor aportación |
0,616 |
Media |
99% |
Participación en tareas domésticas |
0,402 |
Media |
99% |
Decisiones en la familia |
0,379 |
Media |
99% |
La variable sexo tiene significatividad en la toma de decisiones de la esfera productiva. Para profundizar se intentó saber si entre hombres y mujeres que participan en ambas esferas habría conflicto en el uso del tiempo con las responsabilidades del cuidado familiar.
Gráfico 10. ¿Tiene dificultades para
conciliar los tiempos entre responsabilidades familiares y productivas? Por
intervalo de edad y sexo
Fuente: Elaboración propia
Sin sorpresas, son las mujeres quienes poseen mayores dificultades para conciliar las responsabilidades entre las dos esferas, síntoma de la doble y a veces triple jornada, que recae entre las asociadas. Lo encontrado está en línea con lo ya estudiado correlacionando perspectiva de género y generacional:
Muchos adultos cuidan a otros miembros de la familia o incluso a amigos y, a veces, cuidan a más de una persona a la vez. La “generación sándwich” es un término acuñado en la década de 1980 para describir cuántos baby boomers cuidaban a niños pequeños y mayores. padres simultáneamente. Sin embargo, es posible que los cuidadores de hoy no sólo estén ayudando a padres e hijos, como la generación “sándwich”, sino también a personas de su propia generación, como cónyuges, hermanos y amigos, o incluso a sus abuelos o nietos[xxiii] (Patterson & Margolis 2019, 1)
El conflicto distributivo de las responsabilidades de cuidados familiares y del trabajo doméstico, así como en la participación equitativa por sexo en las responsabilidades en cuestiones productivas o empresariales no solo se expresa por cuestiones generacionales sino fundamentalmente cuando aparece la maternidad y la paternidad. Aun los más jóvenes que experimentarían teóricamente, roles más igualitarios que en las anteriores generaciones, vuelven regresivamente a un sistema de distribución de roles tradicional en esa etapa. Los costos personales en el uso del tiempo y en el aprovechamiento de oportunidades no son equivalentes en la paternidad y en la maternidad.
La mayor presencia en los espacios públicos por parte de las mujeres no es acompañada de una entrada equitativa de los hombres a las responsabilidades domésticas y del cuidado familiar. Por el contrario, hombres sanos y adultos, con capacidad para el autocuidado y para cuidar de los dependientes en equidad; siguen demandando ser cuidados por sus cónyuges o familiares mujeres (Picchio 2011) generando sobrecarga en la demanda de cuidados que estas ya atienden casi en exclusividad respecto de aquellos dependientes por razones puramente biológicas como niñez, vejez, enfermedades incapacitantes y otras circunstancias fortuitas.
El enfoque generacional tiene en cuenta el ciclo de vida y el traspaso de culturas y valores a través de la reproducción biológica de los grupos sin que el criterio edad deje de ser problematizado en su complejidad y relatividad entre diferentes grupos: “Las sociedades modernas abordan el desarrollo de las personas por rangos etarios en las políticas correspondientes. La edad, como señalamos, es un dato necesario, pero no suficiente y tiene valores distintos en sociedades, estratos socioeconómicos, culturas” (Krauskopf 2011, 57). Esto es relevante porque cambios en identidades y expectativas de las nuevas generaciones cuando no metabolizadas en la familia en tiempos y formas apropiadas, se vuelven un problema en el traspaso generacional y ello contribuiría, junto con otros factores endógenos además de los enunciados, a la alta tasa de mortalidad que evidencian estos emprendimientos productivos, especialmente entre la tercera y la cuarta generación como se analiza a continuación.
La sucesión generacional es el proceso paulatino de traspaso del control y dirección efectiva de la unidad productiva familiar a la próxima generación, el cual comienza a gestarse y definirse con la aparición de los mismos sucesores (Gallo y Peluso 2013). Existe abundante literatura a nivel mundial[xxiv] enfocada en el problema crítico de la continuidad que es la sucesión generacional de las empresas familiares o “familias empresarias” (Paladino 2017) anteponiendo las motivaciones e integridad del grupo familiar por sobre la gestión empresarial.
En el caso argentino, estudios sobre la tasa de mortalidad de empresas familiares- pequeñas y medianas, urbanas y rurales- indican que el 65% de estos emprendimientos sobrevive al traspaso a la primera generación, 25 % lo hace a la segunda, 9 % a la tercera y 1% a la cuarta (Sánchez 2020).
Aun cuando la mayoría de las EFA se ubican preferencialmente entre escalas medianas y pequeñas en el área platina, la tasa de mortalidad en todo el estrato durante los traspasos generacionales es muy significativa también en el caso brasilero donde estudios informan que el 82% de este tipo de emprendimientos están en manos de la primera y segunda generación, mientras que el 16% está en la tercera y el restante en manos de la cuarta generación (Sardenberg et al. 2021). Esta situación se verificó también en este estudio.
Gráfico 11. ¿Cuántas generaciones han participado en el emprendimiento familiar hasta el presente?
Fuente: elaboración propia
La literatura que examina este problema identifica causales relacionadas a la superposición de las esferas familiares y gerenciales/productivas propias de esta forma de organización de la producción que exigiría sólidas herramientas de gestión de conflictos y especialmente de previsión, organización y adaptación a los cambios sociales que impactan en el momento de realizar el traspaso de la conducción a través de las generaciones.
La percepción de declive del cuantitativo de familias rurales del estrato AFC en ciertas regiones de la región platina (Balsa 2012), usualmente es vinculado a factores exógenos como profundización de la urbanización, así como cambios económicos y culturales que promueven un escenario donde es más frecuente vivir del campo que en él.
Sin embargo, la gravitación de la preferencia masculina a la hora de elegir quién sucederá en la conducción de la explotación y el consecuente estímulo a la retirada de las mujeres hacia otras actividades frecuentemente urbanas no es considerada de forma abierta como un factor que puede junto con otros explicar los conflictos a la hora del traspaso generacional de los liderazgos de la gestión pues ese desestímulo a las mujeres como líderes y gestoras potenciales es visto como una consecuencia de un orden “natural” de las cosas desde un orden de ideas patriarcal. La patrilinealidad de la conducción productiva de los emprendimientos familiares coloca a las mujeres como perpetuas recién llegadas:
Gráfico 12. ¿Cuál es su parentesco con el fundador del emprendimiento familiar?
Fuente: Elaboración propia
Nota: Por parentesco 1 se entiende a aquellos que son primera generación: hijos/as, sobrinos/as, por parentesco 2 nietos/as y sobrino nietos/as y parentesco 3 bisnietos/as y afines consanguíneos en todos los niveles.
Por otra parte, debido a que el proceso de sucesión comienza antes del traspaso, se tomaron en cuenta otras variables además de las económicas y productivas que permitan identificar las orientaciones vocacionales y tratos diferenciados basados en un orden patriarcal de ideas que reciben los y las jóvenes en el proceso pre-transición. En línea con resultados obtenidos en este estudio, se puede identificar un camino divergente en el proceso de orientación y formación profesional entre ambos sexos donde las mujeres optan por formaciones profesionales desvinculadas de las actividades agrícolas lo que podría intensificar la limitación de su participación en una eventual sucesión del liderazgo en el emprendimiento, optando principalmente por cursos universitarios más volcados al mercado de trabajo urbano. Aunque es válido interrogarse si la sola portación de diplomas y capacitaciones vinculados al agro por parte de las mujeres de la AFC sería suficiente para quebrar la preferencia masculina.
Por su parte, la mayoría de los hombres con posibilidades de estudiar alguna carrera de nivel superior son incentivados a elegir una formación directamente relacionada con la producción agrícola teniendo además la previsión de conducir el emprendimiento familiar.
Gráfico 13. Relación entre formación profesional y actividad productiva
Fuente: Elaboración propia.
Nota: se entiende por: ALTA: Cursos universitarios vinculados con la producción agropecuaria. Ex. Agronomía; MEDIA: Cursos universitarios de administración - comercial; BAJA: Otros cursos universitarios: Lic. Pedagogía, Matemáticas, etc.
Una cuestión de importancia para el planteo inicial de esta investigación, es el análisis cuantitativo agregado por sexo de las expectativas para hijos e hijas diferenciándose por rol parental de quien respondió: madre y padre, porque sería clave para evidenciar si la transmisión patrilineal típica del liderazgo y de la conducción de los emprendimientos agrícolas se sostiene o comienza a dar evidencias de cambios significativos.
Gráfico 14. Expectativas para la sucesión generacional por parentalidad y sexo
Fuente: elaboración propia
Podemos ver claramente que la retención tanto de hijos como de hijas en el emprendimiento familiar es muy significativa para las madres y en cambio para los padres la retención de los hijos varones es más significativa respecto de las hijas.
Este orden de cosas es contestado en forma más tácita que expresa, por muchas de las jóvenes las que tienen que sortear obstáculos diferenciales para asumir responsabilidades de liderazgo y gestión directa en el emprendimiento familiar y en compensación asumen roles de liderazgo en grupos juveniles vinculados a las cooperativas y en la comunidad. Estudios anteriores demostraron que aquellas mujeres provenientes de la AFC del área platina, que a pesar del desestimulo familiar y social se forman en profesiones vinculadas al agro tienen más posibilidades de insertarse en grandes empresas no familiares vinculadas directa o indirectamente al agro, en la educación universitaria, en áreas gubernamentales, académicas y hasta en cooperativas agrícolas antes que liderando emprendimientos de sus familias (Ferro 2009). Del estudio informado en este artículo se desprende que lentamente y sobre todo soterradamente comienzan a penetrar este “granero de cristal”.
Es necesario examinar este problema colocando el enfoque de género y generación interactivamente para dimensionar su impacto, junto con factores exógenos, en la alta tasa de mortalidad de este tipo de emprendimientos, porque siguiendo a Craviotti (2014): ”cambios en las relaciones entre los miembros de las familias -tanto en términos de generaciones como de género-, así como en las representaciones del trabajo rural son factores que inciden en la continuidad de estas unidades hacia el futuro” (Craviotti 2014, 13)
Conclusiones
Consideramos que vale la pena profundizar sobre la influencia que las variables género y generación interrelacionadas, tienen en los conflictos del traspaso generacional y por ende en la sostenibilidad generacional en la AFC y EFA en más estudios recortados en este estrato en forma comparada en los diferentes territorios nacionales que conforman la Cuenca del Plata, región que concentra esta tipología con una clara identidad étnica común construida históricamente en los mismos procesos migratorios decimonónicos más allá del recorte nacional y lingüístico entre los que se distribuyen actualmente y los impactos de diferentes etapas históricas en cuanto a sus estrategias de adaptación a estímulos desde mudanzas culturales, mercados o regulaciones estatales.
También la forma de acceso a este estrato con fines de investigación académica, a través de las cooperativas agrícolas, se muestra muy apropiada, porque son las instituciones del tercer sector que mantienen una representatividad de intereses y de valores muy alta en la AFC y porque permite aprovechar las frecuentes actividades de capacitación que realizan con sus asociados para acceder a un número significativo de los mismos, especialmente si la investigación contempla metodologías cuantitativas o mixtas.
En el trabajo de campo se verificó la continuidad de la superposición del liderazgo y de la toma de decisiones tanto en la esfera productiva como en la familiar que se unifican en la figura masculina e individual de titular del emprendimiento, productor y jefe de familia, dejando pocos espacios para la tomada de decisiones familiares y productivas tanto a esposas como a hijas. Considerando que la mayor parte de los participantes de este estudio son mujeres y que estás predominaron en el rango etario entre 46 a 55 años, se comprueba que existe aún por parte de mujeres en la mediana edad una mayor naturalización de los roles de género tradicionales, lo que incide en el mantenimiento de este rasgo de masculinización individual de la tomada de decisiones en ambas esferas. Sin embargo, como puede notarse en el gráfico #5 hay una mayor tendencia en las mujeres que en los hombres a identificarse con toma de decisiones más compartidas conyugal y familiarmente en sentido amplio.
Se verifica aquí que las mujeres entran a la actividad en mayor medida como cónyuges y en menor medida como herederas, que en forma individual y autónoma en línea con lo evidenciado en la literatura de referencia ya citada aquí. En cuanto a la influencia de estereotipos de género en “elecciones” profesionales, comparando con estudios previos realizado por la autora y desde la propia literatura sobre AFC se evidencia con mayor fuerza en este espacio de una formación profesional de las mujeres más alejada de asuntos agrarios que la de los hombres (Gráfico 13). Esto también tiene un componente generacional porque la expectativa de profesionalización a través de la educación superior de las sucesivas generaciones de este estrato es un dato relativamente reciente en términos históricos y cabria realizar estudios comparados en distintos puntos del área platina sobre niveles de profesionalización entre hombres y mujeres de la AFC y especialmente los sesgos de género y generación interrelacionados en las “preferencias” por carreras cercanas o más alejadas de las actividades agrarias en sentido extenso.
Sobre la sostenibilidad generacional en la AFC observando los gráficos #11 y #12 podemos notar en este estudio, a la par de lo estudiado para el país y a escala internacional, la mayor representación de la primera y segunda generación en la gestión de los emprendimientos entre participantes del estudio y la caída abrupta de la presencia de la tercera y aun mas de la cuarta generación
Si bien se visibiliza un incipiente y muy lento cambio de expectativas en cuanto a la democratización de género en la AFC que se demuestra en forma más tácita que expresa, lo cual podemos inferir en la respuesta afirmativa más femenina que masculina y más joven, en el gráfico #10 sobre las dificultades de conciliar la vida familiar con otras ocupaciones, no poder dar respuestas adecuadas a incipientes cambios identitarios y de expectativas desde las propias dinámicas familiares se traslada inevitablemente como conflicto a la gestión productiva y empresarial amenazando su continuidad. Posicionamientos más equitativos sobre roles cada vez más desacoplados de los estereotipos tradicionales de la femineidad y la masculinidad, proceso de cambio sometido a permanentes y algunas veces tensas negociaciones familiares, generalmente se estancan y hasta retroceden en el momento del nacimiento de la nueva generación, pero que inevitablemente reaparecen a la hora del traspaso generacional.
En el gráfico 14 sobre las expectativas de padres y madres sobre la continuidad familiar de la actividad a través de hijos e hijas, podemos ver que los hombres valorizaron más la posibilidad de continuidad de la relación con el emprendimiento familiar en los hijos que en las hijas. Ya en las madres la expectativa es más repartida entre sus hijos e hijas mostrando mayor interés que ambos continúen con la actividad familiar independientemente de su sexo.
Finalizamos alertando que la falta de discusión abierta sobre la necesidad de democratizar entre hombres y mujeres la gestión y decisión en este tipo de emprendimientos familiares agrarios en el marco de la profundización de la urbanización y de la transición demográfica, con su caída casi vertical de la fecundidad y el aumento creciente de la expectativa de vida, entre otras variables y que deja como consecuencias sociedades inéditamente envejecidas incidiendo aún más en el despoblamiento rural, podría contribuir a explicar junto con otros factores la alta mortalidad de las EFA.
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Notas
[i] El Mercado Común del Sur (Mercosur) fue creado en 1991 mediante el Tratado de Asunción. Tal bloque inicialmente creado para facilitar objetivos comerciales y aduaneros de sus Estados fundadores: Argentina. Brasil. Uruguay y Paraguay, incorporó con el pasar del tiempo también objetivos políticos como la integración regional. Entre sus espacios institucionales actualmente cuenta con la Reunión Especializada de Agricultura Familiar (REAF), creada en 2004 por impulso de movimientos sociales rurales brasileros, donde se debaten entre representantes de gobiernos y organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la actividad, políticas promocionales para este sector.
[ii] Este estímulo a la inmigración europea por parte de gobiernos de países del área platina tenía también objetivos político-demográficos, como el blanqueamiento racial de las poblaciones, más allá de los estrictamente agrarios. (Giordano y Ansaldi 2016)
[iii] En menor medida a la obra pública y de prestación de servicios especializados en las ciudades de la región (Giordano y Ansaldi 2016)
[iv] Este bioma de 50.000.000 de años, incluye actualmente la franja costera litoranea de Brasil y en su área sur se adentra en su territorio desbordando la frontera brasilera hasta el oriente paraguayo y el nordeste argentino.
[v] FAO informa que para el año 2022, tres países fundadores del MERCOSUR y que hacen parte substancial de la Cuenca del Plata, estuvieron en el Top Ten mundial de productores de soja: Brasil, Argentina y Paraguay en el 1º, 3º y 8º respectivamente. Brasil y Argentina se situaron también en el Top Ten mundial como exportadores de commodities, en primer lugar, en cada caso con productos en base a soja. Otro de los países con territorios platinos Bolivia aparece en noveno puesto. Ver: https://www.fao.org/faostat/en/#rankings/countries_by_commodity
[vi] No se incluyeron en este estudio otros estratos agrarios existentes en el área platina, con orígenes históricos y étnicos diferenciados respecto al estrato seleccionado para este estudio.
[vii] https://www.mercosur.int/temas/agricultura/
[viii] “La Vía Campesina, fundada en 1993, es un movimiento internacional que reúne a millones de campesinxs* trabajadorxs sin tierra, indígenas, pastorxs, pescadorxs, trabajadorxs agrícolas migrantes, pequeñxs y medianxs agricultorxs, mujeres rurales y jóvenes campesinxs de todo el mundo. Construida sobre un sólido sentido de unidad y solidaridad, la Vía Campesina defiende la agricultura campesina por la Soberanía Alimentaria”. Extraído de https://viacampesina.org/es/ acceso en septiembre de 2024.
[ix] Sobre características diferenciales de la AFC respecto a otras identidades y recortes de AF, así como periodificaciones que contemplan etapas de implantación, consolidación, expansión y el considerado por algunos autores, declive actual del sector (Balsa 2012) existe un extenso abanico de discusiones académicas cuya adecuada sistematización sobrepasará los límites de extensión del presente artículo.
[x] Traducción propia del original:...os agricultores (re)constroem diferentes racionalidades para orientar suas condutas produtivas, fundadas nos significados que atribuem à sustentabilidade social, ambiental e econômica e na construção racional de suas identidades socioprofissionais.[...] os agricultores familiares modernos constroem a sustentabilidade e identidades a partir de suas práticas de sociabilidade, de relações com o mercado através da comercialização e da adoção de tecnologias.(Basso y Gehlen 2015, 22)
[xi] Traducción propia del original: “prima uma conduta enraizada na maximização dos resultados econômicos” (Basso e Gehlen 2015, 25)
[xii] La cooperativa LAR también tiene unidades en el Estado de Mato Grosso do Sul y en el Estado de Santa Catarina y se encuentra en sostenida expansión a la fecha. Además de contar con asociados que desarrollan sus actividades productivas en Paraguay nucleados a partir de sedes locales de la Cooperativa en dicho país.
[xiii] Se prefiere aquí no traducir las preguntas porque el cuestionario fue elaborado en portugués, lengua de habla de la totalidad de los integrantes del muestro.
[xiv] Traducción propia del original: according to the dominant sexual division of labour, it is the husband's responsibility to ensure the material welfare of this wife and children, in the farming context this implies having access to agricultural land, performing planning, cultivation and marketing of agricultural production, and cattle breeding. Domestic work is women´s domain, and defined as complementary to agricultural work (Stolen 1996, 24)
[xv] Aunque después de una serie de encuentros se discontinuaron los eventos para hombres y las autoridades no nos informaron las razones.
[xvi] Pesquisa Nacional de Amostragem por Domicílios.
[xvii] Traducción propia del original: “As mulheres dedicam aos afazeres domésticos e cuidados de pessoas quase o dobro do tempo gasto pelos homens (...)elas passam, em média, 21,3 horas semanais nessas atividades, enquanto os homens utilizam 11,7 horas.(...) Um detalhe identificado é que o homem gasta mais horas (14,3 horas semanais) em cuidados da casa quando ele mora sozinho. Já entre as mulheres, é o inverso. Elas precisam dedicar mais tempo nos afazeres domésticos quando dividem o lar (até 24,1 horas semanais). “Seja por ter uma criança ali para ser cuidada ou por ter mais tarefas domésticas, por ter mais moradores no domicílio”, diz a analista do IBGE. Mais uma vez, a taxa de realização desses cuidados se diferencia conforme o sexo: 34,9% das mulheres e 23,3% dos homens”. Nota completa en https://agenciabrasil.ebc.com.br/geral/noticia/2023-08/pnad-mulheres-gastam-quase-o-dobro-de-tempo-no-servico-domestico#
[xviii] Por nuclearización familiar se entiende al pasaje desde la cohabitación de la familia extendida es decir no solo entre consanguíneos verticales sino también laterales, hacia una coexistencia preferentemente verticalizada y usualmente con apenas dos generaciones por residencia: padre-madres e hijos e hijas, con pocas excepciones para la cohabitación con otros parientes, mayoritariamente abuelos y abuelas en situación de dependencia de cuidados.
[xix] Traducción propia del original: “One striking feature of farming as an occupation is that there are few women who farm in their own right. (...)Their typical entry to farming is through marriage” (Shortall 2001,1)
[xx] La opacidad de las respuestas en lo que se refiere a cuestiones patrimoniales, es un rasgo común detectado en estudios previos con este estrato, también en la región platina, pero en territorio argentino. Opacidad característica de un sector característicamente propietario de sus medios de producción y por ende capitalizado que frecuentemente protagoniza tensiones políticas con gobiernos sobre cuestiones tributarias e impositivas, situaciones coyunturales que atravesaron el trabajo de campo de este estudio y también en anteriores.
[xxi] Este coeficiente el nivel de correlación varía entre 0 y 1. Un resultado aproximado a uno identifica una alta calificación, caso contrario cuando se acerca a 0.
[xxii] Correlación: Baja ]0 - 0,33], Media ]0,33 - 0,66], Alta ]0,66 - 1]
[xxiii] Traducción propia del original: Many adults provide care for other family member or even friends, and sometimes they care for more than one person at a time. The “sandwich generation” is a term coined in the 1980s to describe how many baby boomers were caring for young children’s and aging parents simultaneously. However, today´s caregivers may not just be helping parents and children’s, like the “sandwich” generation, but also people of their own generation like spouses, siblings and friends, or even their grandparents or grandchildren’s (Patterson & Margolis 2019,1)
[xxiv] Mucho de ese corpus científico es producido por estímulos de organizaciones internacionales no gubernamentales y gubernamentales que pesquisan sobre esto, como Family Business Network (https://www.fbn-i.org/), Family Firm Institute (https://www.ffi.org/) IFERA (https://ifera.org/) y el Instituto de la Empresa Familiar (http://www.iefamiliar.com/) en España entre los que más producen literatura científica al respecto y claro está desde las universidades.