Eutopia. Revista de Desarrollo Económico Territorial N.° 25, junio 2024, pp. 56-78

ISSN 13905708/e-ISSN 26028239

DOI: 10.17141/eutopia.25.2021.6203

 

Agroecología e iniciativas comunitarias para la sostenibilidad de la vida. Caso de estudio: vida, organización campesina cafetalera en veracruz, méxico.

Agroecology and communities initiatives to support the well-being. Case estudy: vida coffee farmer organization in veracruz, méxico.

 

Mónica Severiano Hernández. Vinculación y Desarrollo Agroecológico en Café.

monicaseverianoh@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8645-4262

María Isabel Hernández Sánchez. Colegio de Veracruz.

lebasi_hs@hotmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9116-8404

Gisela Illescas Palma. Vinculación y Desarrollo Agroecológico en Café.

gisela.illescas@gmail.com ORCID:https://orcid.org/0009-0001-4989-1102

Denisse García. Vinculación y Desarrollo Agroecológico en Café.

denissegm15@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0008-4965-4167

 

Recibido 29/02/2024. Aceptado 16/03/2024.

Publicado 25/06/2024

 

Resumen

Ante las complejidades de un sistema patriarcal, antropocentrista y capitalista, las organizaciones campesinas generan estrategias de vida basadas en la comunidad, la solidaridad y en relaciones armónicas con la naturaleza. Tal es el caso, de la organización campesina cafetalera Vinculación y Desarrollo Agroecológica en Café (VIDA) ubicada en Veracruz, México. VIDA a través de su aproximación a la agroecología como práctica y movimiento social ha construido estrategias de vida para su resiliencia ante factores externos. Se realizó un análisis sobre distribución del esfuerzo, composición de ingreso y vinculación a redes de intercambio, donde, se identificó que las estrategias que sostienen a las familias campesinas cafetaleras se caracterizan por: vinculación socioeconómica a nivel familiar y organizativa, participación de mujeres y juventudes, y diversificación de redes de comercialización.

Palabras claves: agroecología, agricultura familiar, economía campesina, economía solidaria y pluriactividad.

 

Abstract

Faced with the complexities of a patriarchal, anthropocentric and capitalist system, peasant organizations generate life strategies based on community, solidarity and harmonious relationships with nature. Such is the case of the coffee farmer organization Vinculación y Desarrollo Agroecológico en Café (VIDA) located at Veracruz, Mexico. VIDA, through its approach to agroecology as a practice and social movement, has built life strategies for its resilience in the face of external factors. To identify the reach of livelihood strategies based on agroecology, we conducted an analysis about: the equitable distribution of family effort, income composition and linkage to exchange networks. The results indicate that the strategies with the highest income are characterized by being linked at both the family and organizational levels, there is a high participation of women and youth, and there is diversification of commercialization networks.

Keywords: Agroecology, Peasant agriculture, Farm economy, Alternative economy and Diversification.

 

Introducción

Los orígenes de la agroecología se identifican en los años setenta como respuesta a los efectos negativos del modelo agrícola impulsado por la revolución verde. Algunos autores como Gliessman (2002), Wezel et al. (2009) y Toledo (2011), identifican sus orígenes como ciencia a partir de 1928 con los estudios de Bensin sobre “Agroecological characteristics description and classification of the local corn varieties chorotypes” y de Klages sobre “Crop ecology and ecological crop geography in the agronomic curriculum”.

En los años ochenta, la agroecología se impulsó por su encuentro con las consignas de los movimientos sociales y la presencia de gobiernos progresistas en América Latina (Altieri y Toledo 2011), quienes plantearon la transformación de los sistemas agroalimentarios con base en la agroecología (Wezel et al. 2009; Gliessman 2002; Sevilla Guzmán 2015).

A principios del siglo XXI comenzó el reconocimiento de la agroecología desde las agendas globales a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con la propuesta de escalonamiento de la agroecología durante el II Simposio Internacional “Ampliar la Escala de la Agroecología para Alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)” llevado a cabo en abril del 2018 en Roma.

Con respecto a la noción de la agroecología, de acuerdo con Gliessman la define como “el estudio de procesos ecológicos de los agroecosistemas; y por otro lado actúa como un agente de cambio que busca la transformación social y ecológica que debe ocurrir para que la agricultura se desarrolle realmente sobre bases sostenibles” (Gliessman 2002, 14). Es decir, la agroecología es una vía para la salvaguarda de los sistemas agroalimentarios, en el que convergen elementos desde tres acercamientos: la ciencia, la práctica y los movimientos sociales.

Sobre estas tres aproximaciones Morales (2011) menciona que son el resultado del proceso de génesis de la agroecología. Desde la ciencia, como resultado de construir una matriz conceptual alternativa a las ciencias agrarias convencionales; la práctica, por conjunción de saberes desde la agricultura ancestral; y por los movimientos sociales, para promover formas de desarrollo sostenible ante el modelo dominante.

Cabe señalar, que la aproximación a la agroecología que se realiza en esta investigación es desde la práctica y postura de los movimientos sociales campesinos, que con base en la Declaración del Foro Internacional de Agroecología “incluye prácticas exitosas y productivas, procesos de campesino a campesino y territoriales, escuelas de formación y sofisticadas formulaciones teóricas, técnicas y políticas” (LVC 2015). Sobre ello, Rosset y Altieri (2018) mencionan que esta vinculación entre la agroecología y los movimientos sociales rurales son el resultado de: i) ser un instrumento para la transformación rural mediante la acción colectiva, ii) es un enfoque culturalmente aceptable, puesto que parte del conocimiento tradicional y popular, iii) posibilita la vida del ser humano en armonía con la Madre Tierra, iv) proporciona técnicas viables que favorecen la autonomía, y v) propicia adaptación y resistencia ante los efectos del cambio climático.

Por otra parte, con referente a la sostenibilidad de la vida, aludimos al concepto de Carrasco (2014, 37) que la define como “la reproducción social como aspecto fundamental del sistema socioeconómico y, por otra, el trabajo de cuidados como aspecto determinante de la reproducción social y de las condiciones de vida de la población”, identificando cinco eslabones en la cadena de sostén que son: sistemas naturales, espacio doméstico del cuidado; comunidades, Estados y mercados (Carrasco 2013). Por ello, durante el análisis del estudio de caso de la organización VIDA, se buscó el análisis de elementos de todas las esferas de la vida vinculadas a las prácticas agroecológicas: interacción con los sistemas naturales, estrategias de reproducción social e iniciativas económicas.

VIDA está ubicada en la región de las Montañas de Veracruz, México, con orígenes desde 1989, fecha que coincide con la desaparición del Instituto Mexicano del Café.  A lo largo de más de 30 años ha generado acciones colectivas, reflejadas en beneficios socioeconómicos, ecológicos y culturales a nivel familiar y organizativo. VIDA, es un colectivo de familias campesinas que producen café bajo sombra mediante prácticas agroecológicas, humaniza la cadena de valor, fomenta el arraigo campesino, y vincula a las nuevas generaciones para hacer del café una cultura y una forma de vida digna (Severiano Hernández 2021). Reconocen que las buenas prácticas de su organización comunitaria se ven reflejadas en redes de apoyo, comunidades de aprendizaje y diálogos intergeneracionales (Severiano Hernández, Illescas y García 2022). Así mismo, identifican que hay factores que generan vulnerabilidad en las familias campesinas cafetaleras, como: políticas públicas neoliberalistas, corporativos con prácticas monopólicas, fluctuaciones de mercados reguladas por los países del cono norte y bajos índices de consumo nacional de café.

Cabe mencionar que, de acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, México se ubica en el 12° lugar en la producción de café a nivel mundial, siendo Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca, los principales estados productores y Estados Unidos de América el principal país al que se exporta (SIAP 2023). En México, el café se cultiva en un gradiente de cinco sistemas de producción: rústico, policultivo tradicional, policultivo tradicional, monocultivo semi sombreado y monocultivo bajo sol. Entre estos, los sistemas tradicionales (rústico y policultivo) predominan pues se cultivan en dos terceras partes de la superficie total sembrada (Moguel y Toledo 1999 y 2004).

Metodología

Se realizó un estudio observacional con validez interna y contextual, así como de un estudio de caso a nivel organizativo, e investigación transversal de casos individuales a nivel familiar (Newing 2010). Fue una Investigación-Acción-Participativa (IAP) o investigación acompañante, como también lo llama VIDA, sobre ello, Cortez (2014) comenta que en este tipo de investigación uno de los principales elementos son las comunidades de aprendizaje, por lo que desde la etapa de diagnóstico hasta la presentación de resultados se buscaron espacios de construcción colectiva a través de un taller diagnóstico y otro de exploración, se utilizaron métodos complementarios como observación participante y entrevistas para la discusión de hallazgos.

De acuerdo con Méndez et al. (2013) la agroecología y la IAP comparten algunos principios, como: involucran al sujeto de investigación en un proceso de reflexión, los procesos se contextualizan, involucran acciones sistémicas, se establecen relaciones a largo plazo y prestan atención a la pluralidad.

El eje transversal durante la investigación fue el diálogo de saberes, que se define como un modelo de aprendizaje construir-aprender, donde, “todos aprenden y mejoran su práctica con un carácter reflexivo” (Martínez Mendoza et al. 2010, 9). Cabe decir, que gran parte de la reflexión teórica se basó en los procesos de diálogo con integrantes de la organización.

A través de un taller diagnóstico en abril de 2019, al que asistieron 12 promotores de VIDA, se valoraron cuatro dimensiones a nivel organizativo: identidad colectiva, diversificación de las estrategias productivas, canales de comercialización y redes de apoyo; con el objetivo de identificar las estrategias vinculadas al cafetal agroecológico. Las preguntas detonadoras fueron: ¿de dónde venimos y a dónde vamos?, ¿qué producimos y cómo lo transformamos?, ¿dónde y con quiénes distribuimos nuestros productos/servicios? y ¿quiénes son nuestras redes de apoyo?

Además, se realizó un taller de exploración en julio de 2019, a este asistieron 18 promotores de la organización, con la finalidad de comprender por qué la agroecología se concibe como una forma de vida para VIDA, se tomó como referencia el decálogo de agroecología de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO 2018) y la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU 2015).

Para la delimitación de los ítems a valorar a escala familiar, tanto para incluir elementos de interacción con los sistemas naturales, como a las estrategias de reproducción social e iniciativas económicas, se eligió el Método de Análisis Económico-Ecológico de Agroecosistemas (LUME), el cual, fue generado por la organización brasileña AS-PTA en 1983 con enfoque a la agricultura familiar y el desarrollo rural sustentable.

LUME hace un estudio sobre las relaciones sociales y de poder que condicionan la apropiación, transformación, circulación y distribución de las riquezas socialmente producidas en la agricultura familiar, tomando como base las perspectivas de la economía ecológica, la economía política y la economía feminista (Petersen et al. 2017 y 2020). LUME, se integra por 2 etapas: la primera consiste en un análisis cualitativo con base en una línea de tiempo, modelización del agroecosistema y valoración de atributos sistémicos; y la segunda es un análisis cuantitativo con base en los intercambios económico-ecológicos y el análisis de la economía del agroecosistema (Petersen et al. 2017 y 2020; Lermanó 2019).

De la metodología LUME se aplicó la herramienta de modelización del agroecosistema, en el que se hace un análisis del funcionamiento económico-ecológico del agroecosistema con base en tres diagramas: participación social por esfera de trabajo, ingresos monetarios y no monetarios, insumos y productos. Tomando como referencia estos tres diagramas y sumando los fines de la investigación, se determinó la valoración de los siguientes elementos: 1) distribución del esfuerzo familiar, 2) diversificación de ingresos y 3) redes de intercambio.

 A partir de la modelización del agroecosistema de las familias asociadas a VIDA, las estrategias de vida se agruparon con base en las cuatro esferas de trabajo que identifica LUME:

      a.          Ingresos agrícolas: proceso productivo de café, transformación de plantas comestibles, subproductos de la miel, ornamentales, velillo, milpa, herbolaria, trueque, huerto, animales traspatio y jornales.

  1. Tareas domésticas y de cuidado: recolección de leña y cuidado del hogar.
  2. Participación comunitaria: servicios de apoyo organizativo (promotoría comunitaria) y vida comunitaria (reuniones en colegio, templo y vecinal).
  3. Generación de ingresos no agrícolas: turismo campesino, artesanía, otros oficios y otras profesiones.

De acuerdo con LUME, los ingresos se dividen en ingresos monetarios y no monetarios, que para el caso de VIDA los ingresos por autoconsumo y gubernamentales se clasificaron como no monetarios y los ingresos agrícolas y no agrícolas como monetarios, agrupando las iniciativas económicas de la siguiente manera:

a.                Autoconsumo: café tostado, leña, animales traspatio y plantas comestibles.

b.               Agrícolas: café cereza[i], café pergamino[ii], transformación de plantas comestibles, subproductos de la miel, ornamentales, velillo, herbolaria y jornales.

c.                No agrícolas: turismo campesino, artesanía, promotores, otros oficios y otras profesiones.

d.               Gubernamentales: apoyos productivos (Sembrando Vida, Sistema Producto Café y Jóvenes Construyendo el Futuro) y sociales (Pensión por Cesantía y Becas Educativas).

Con respecto a las redes de intercambio, LUME las categoriza acorde a los niveles de regulación ejercidos por los actores locales: 1) mercados socialmente regulados, también llamados mercados de proximidad porque están organizadas en gran parte a partir de interacciones establecidas con actores sociales en el territorio en donde predomina “la formación alternativa de precios, las relaciones de confianza y lealtad establecidas con los productores, la calidad y diversidad de las producciones y el porcentaje de valor agregado retenido en el territorio” (Lermanó 2019, 22) y 2) mercados convencionales, cuyo funcionamiento está regulado por agentes económicos externos y por ende los excedentes se colocan fuera del territorio.

En los mercados socialmente regulados se agruparon los intercambios de trueque y las redes colaborativas que se generan a partir de la cooperativa y las marcas colectivas, como: Femcafé (café agroecológico), Mujer que Sana (herbolaria), Familias de la Niebla (turismo campesino) y Mujeres de la Niebla (cocina tradicional). Para los mercados convencionales, se incluyeron los intercambios que se regulan por un agente externo a la organización y que generalmente se gestionan a escala familiar, a través de la venta de café cereza con acopiadores.

La unidad de muestreo se delimitó como no probabilística, dirigida y por disponibilidad, debido a la situación de contingencia sanitaria durante la investigación de campo junio-julio 2020. Se entrevistaron familias que llevan a cabo prácticas agroecológicas en sus cafetales, con más de 10 años asociadas a la organización y que a partir del manejo agroecológico en los cafetales disponen de otro ingreso familiar además del café.

El Núcleo Social de Gestión Agraria (NSGA) de acuerdo con LUME se define como el espacio ambiental que es gestionado de manera colectiva por la familia independientemente del régimen de tenencia de la tierra, es decir, incluiría todo el espacio en el que la familia participa para la reproducción de la vida. Que para el caso de VIDA el NSGA de las familias campesinas cafetaleras, incluye el cafetal comestible y otras parcelas sin cultivo de café como la milpa, los invernaderos de anturios, el traspatio y huertos.

El número de asociados de VIDA, en orden descendente, se distribuye en los municipios de: Ixhuatlán del Café, Cosautlán de Carvajal y Amatlán de los Reyes del Estado de Veracruz en México (Figura 1). De las 800 familias que conforman la organización, 102 producen café con prácticas agroecológicas en doce comunidades de los tres municipios antes mencionados. Para esta investigación se definió una unidad de muestreo de 21 familias (Tabla 1).

Figura 1. Mapa de localización de socios de VIDA

Mapa

Descripción generada automáticamente

Fuente: Elaboración propia en MapCreator.

 

Tabla 1. Distribución de socios con manejo de cafetal agroecológico

Fuente: Elaboración propia con base en datos internos del Sistema Interno de Control de VIDA (2019).

El cafetal comestible y la diversificación de las estrategias de vida

Como punto de partida se reconoció que la alta diversidad en las estrategias de vida de las familias asociadas a VIDA, son el resultado de la diversidad de estratos arbóreos presentes en los cafetales. De acuerdo con un estudio realizado en la biorregión Jamapa-Antigua del estado de Veracruz, México, se identificó que los principales usos de la diversidad de árboles son para leña, alimentación, construcción y herbolaria:

En AMR (Amatlán de los Reyes) se registraron 33 árboles (91.6 %) que se aprovechan: 18 para combustible (50%), 17 árboles comestibles (42.2 %), 15 para construcción (41.6 %) y tres medicinales (8.3 %). En el municipio de IXC (Ixhuatlán del Café), 60 especies de árboles son utilizadas (95 %). Se identificaron 43 para leña (68.2 %), 34 comestibles (53.9 %), 31 para construcción (49.2 %) y 29 medicinales (46 %) (Ramos Reyes et al. 2020, 270).

Cabe señalar que las variedades de café que cultivan las familias cafetaleras asociadas a VIDA pertenecen a la especia Coffea arabica, entre las que se encuentran: typica, sarchimor, marsellesa, caturra, geisha, bourbon rojo y amarillo; y la cosecha se realiza entre noviembre a marzo, extendiéndose hacia abril.

Sobre está diversidad del cafetal agroecológico, que se reconoce como cafetal comestible es una de las estrategias que las familias asociadas de VIDA desarrollaron en el marco del Proyecto C6[iii] para integrar en los cafetales plantas multipropósito, tanto para contribuir al manejo de plagas y proveer fertilidad, como para producir especies alimentarias, medicinales y otras útiles para el uso doméstico (VIDA et al. 2016). Por lo anterior, para las familias asociadas de VIDA este representa:

(…) vida, alimentación accesible, nutritiva y variada, familia, salud, cuidado y conservación de los ecosistemas, conexión con los ancestros, identidad, armonía, conexión con la Tierra, compartir, diversificación de ingresos, ahorro, trueque, autoconsumo y emociones como: tranquilidad, paz, felicidad y relajación (Voces colectivas, VIDA, 2020).

Por lo anterior, el cafetal comestible sería un medio que permite la vida y que vinculado a la agroecología estaría representando “conservación de los ecosistemas, sembrar sin químicos, tener diversidad de plantas para la alimentación, valorar la sabiduría ancestral, involucrar a la familia, integrar las diversas acciones reproductivas y productivas como un sistema, reconocer el derecho de las otras especies, un redescubrimiento del entorno, y aprender a vivir en equilibrio y en armonía con todo lo que hay” (Voces colectivas[iv], VIDA, 2020).

El hecho de que el cafetal se siembre en un sistema agroforestal con gran diversidad de alimentos reduce las condiciones de vulnerabilidad ante eventos externos. Un ejemplo, fue que durante la contingencia COVID-19 las familias lograron abastecer sus necesidades alimentarias. Sobre ello ETC Group (2017) menciona que “los habitantes rurales sobreviven con alimentos para las hambrunas en épocas de escasez gracias a que la red campesina de alimentos cuida la diversidad agrobiológica” (ETC Group 2017, 14).

Entre los desafíos que presentaron las familias para la diversificación de parcelas de acuerdo con Ernesto (socio fundador de VIDA, 2020) fueron: poca superficie de la tierra, solo sé sabía sembrar café y las parcelas estaban segmentadas entre las plantaciones de café y lo comestible, por lo que, como alternativa de inicio fue la mecanización de las prácticas agrícolas a través de las chapeadoras.

Por su parte, las estrategias de vida planteadas en ser fuente de ingreso para las mujeres presentaron los siguientes retos: las mujeres no sabían leer y escribir, el trabajo de cuidados se concentraba en ellas, se carecía de espacios comunes para la realización de proyectos y la tenencia de la tierra no estaba a su cargo. Sin embargo, como lo menciona Clara (socia fundadora de VIDA, 2020) la intención de las mujeres fue mayor a las circunstancias lo que permitió la consolidación de estas: “ante la disposición de las mujeres por participar, y aunado a la disponibilidad de los recursos locales, la instauración de invernaderos de anturios se hizo viable”.

 

RESULTADOS

Distribución equitativa del esfuerzo familiar en todas las esferas de la vida

Sobre las cuatro esferas de trabajo que se distinguen en el método LUME, se señala la importancia de incluir el trabajo doméstico y de cuidados, porque justamente forma parte de la economía doméstica, donde, “se produce bienes, servicios y cuidados tanto materiales como emocionales destinados a satisfacer necesidades fundamentales” (Carrasco 2013, 18) y que, con base en Carrasco es en esta esfera donde se sostiene la vida, junto con la relación a los sistemas naturales.

En general, los NSGA de las familias entrevistadas se conforman por cuatro integrantes con una edad promedio de 34 años, donde 52% son hombres y 48% mujeres. La distinción entre los grupos de edad se hizo de la siguiente manera: juventudes de 12 a 30 años, personas adultas de 31 a 59, y personas adultas mayores de 60 en adelante.

La distribución del esfuerzo familiar por esfera de trabajo representa mayor grado de participación de las personas adultas, seguida de las juventudes y por último de las personas adultas mayores (Figura 2).

Figura 2. Distribución del esfuerzo familiar en el NSGA

Fuente: Elaboración propia con base en entrevistas a 21 familias (2020).

Sobre esta distribución es importante profundizar sobre la participación de las mujeres y las juventudes, ya que ambos grupos, desde la agroecología se colocan como elementos claves, tal como se señaló en la Declaración del Foro Internacional de Agroecología llevado a cabo en Nyéléni, Mali el 27 de febrero de 2015:

Los jóvenes junto con las mujeres representan una de las dos bases sociales principales para la evolución de la agroecología (...) La agroecología debe crear un dinamismo social y territorial que ofrezca oportunidades para los jóvenes rurales y valore el liderazgo de la mujer. (LVC 2015, 21).

Las juventudes presentan un grado de participación moderado en las cuatro esferas de trabajo (Figura 2), siendo las mujeres jóvenes las que muestran un mayor involucramiento en los ingresos no agrícolas, principalmente por la elaboración de artesanías de café. Los hombres jóvenes aparte de tener un involucramiento alto en la recolección de la leña como parte de las tareas domésticas y de cuidado, también sobresalen por su participación en el proceso productivo del café, como parte de la esfera por ingresos agrícolas.

Como se muestra en la Figura 2 las mujeres adultas son quienes presentan mayor grado de involucramiento en las cuatro esferas, destacando su involucramiento en actividades no agrícolas, ya que, son integrantes de las colectivas Familias de la niebla y Mujeres de la niebla. Las mujeres jóvenes, también presentan mayor participación en la esfera comunitaria, la cual, incluye actividades tanto en la iglesia, la escuela o faenas, quienes a nivel organizativo también son quienes van participando como coordinadoras de iniciativas y promotoras comunitarias.

El único grupo dónde se identifica que las mujeres se involucran en menor proporción que los hombres, son las personas adultas mayores, esto, puede ser resultado de la transición que está viviendo el medio rural, lo que se reconoce como feminización del campo a partir de los años noventa en México. Cabe mencionar, que en 2002 para las familias representó el año con mayor migración hacia zonas de cultivo de la zona fronteriza de norte de México, así como a cultivos en Estados Unidos de América y Canadá. Por lo que la comercialización del velillo, planta camedor y anturio favoreció a dos situaciones: 1) disminución de la migración de los jefes de familia, como resultado de un incremento al ingreso por la venta directa de velillo; y 2) resiliencia económica de las mujeres mediante la venta de anturio como ornamentales, las cuales, como resultado de la migración quedaban como jefas de familia.

La participación de las mujeres como elemento central de la agroecología, se ha reflejado en otros estudios como el SANE (Sustanaible Agriculture Networking and Extension) en el que Ranaboldo y Venegas (2017) sistematizaron cuatro experiencias sobre transiciones agroecológicas en Latinoamérica, identificaron que las mujeres campesinas presentan gran conexión con: a) el rescate de las prácticas y conocimientos tradicionales, b) diversificación de parcelas, c) generación de actividades tanto para la soberanía alimentaria como para la generación de ingresos, d) vinculación con mercados y e) apertura a la innovación.

Actualmente, en VIDA a nivel organizativo las estructuras de liderazgo se integran por mujeres adultas y mujeres jóvenes, lo que es un reflejo de la vinculación intergeneracional y la política de género que se implementa en VIDA, la cual, se ha visto favorecida por los espacios de reflexión sobre los derechos de la mujer a nivel familiar, los círculos de mujeres para la salud emocional, así como la generación de estrategias para la autogestión y autonomía económica de las mujeres.

Se debe de agregar que, las estrategias que se van generando en VIDA se sostienen en el principio de pluralidad que se plantea desde la agroecología (Rosset y Martínez Torres 2016) y la economía feminista (Jubeto y Larrañaga 2014), estableciendo así, que la diversificación de estratos se delimite tanto por sus beneficios ecosistémicos como por la distribución equitativa del esfuerzo familiar y los recursos disponibles.

Diversificación de ingresos: autoconsumo, intercambio y venta

Las estrategias de vida que generan las familias campesinas cafetaleras tanto a escala del NSGA como a nivel organizativo vinculadas con VIDA, presenta la siguiente distribución sobre el total del ingreso: agrícolas 60.8%, no agrícolas 18.1%, autoconsumo 10.8% y gubernamentales 10.4%. Sobre la composición del ingreso, cabe resaltar que el 89.6% proviene de la fuerza de trabajo y recursos disponibles con los que cuentan tanto a nivel familiar como organizativo.

Como se muestra en la Tabla 2, el café pergamino representa el mayor al ingreso al NSGA con el 19.8%, reflejo de la gestión colectiva para el acceso a precios más justos, a través de la exportación de café a EUA con la marca Agro Eco, así como la gestión de la marca colectiva feminista Femcafe y la venta independiente de café a nivel familiar.

El total de los ingresos monetarios representa el 78.9%, y los ingresos no monetarios representan el 21.2%, integrados por el ahorro a través del autoconsumo de lo que produce el mismo NSGA, así como por los apoyos gubernamentales de carácter social y productivo, destacando a nivel familiar los apoyos para la cafeticultura con el 3.3% y las becas educativas con una contribución al ingreso por 3.1%.

Los productos para el autoconsumo que representan una aportación al ingreso, son: plantas comestibles con 4.9%, el café con 4.3%; animales traspatio 1.3%; y la recolección de leña como uso energético 0.4%.

Sobre la libertad de elegir lo que se produce y lo que se consume, las familias mencionan que ese es uno de los principales atributos del cafetal comestible, el poder de la alimentación, tanto de elegir lo que más le gusta, como compartirlo con quienes ellos quieran, aludiendo al cafetal comestible como “un buen vivir, un buen comer” (Briseida, socia de VIDA, 2020).

Tabla 2. Composición del ingreso del NSGA

Fuente: Elaboración propia con base a encuesta (2021).

Esta diversidad de estrategias para la generación de ingresos en la agricultura familiar es lo que generalmente desde las ciencias sociales refieren como pluriactividad identificando actividades no agrícolas y/o complementarias, las cuales, forman parte de esa capacidad que tiene el campesinado para irse adaptando a las nuevas dinámicas en que se ve inmersa, pero sin perder sus vínculos a las actividades agrícolas y su organización familiar (Schneider 2003).

El café cereza que se comercializa a través de acopiadores de la región representa el 9.5%. Sobre ello, hay un foco de atención para la organización, puesto que se requiere de insumos e infraestructura para mejorar el proceso de beneficiado[v] y con ello fortalecer su distribución en mercados de especialidad.

Los ingresos por la venta de plantas ornamentales como los anturios y planta camedor representan el 13.9%. La implementación de estos cultivos en las parcelas e invernaderos, son el resultado del estudio de zonificación agroecológica realizado en 2002 en conjunto con investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).

Por su parte, la comercialización de productos de transformación artesanal, subproductos de la miel y herbolaria representan en total una aportación al ingreso del 5.3%, con una aportación desde la escala familiar y organizativa. La baja aportación de estos productos al NSGA, puede explicarse por su reciente incorporación como estrategias de ingreso económico para las mujeres.

Con respecto a las estrategias productivas no agrícolas los oficios representan mayor aportación al ingreso familiar con el 6.5%, seguidas del turismo campesino con el 4.4%. Las familias mencionan que el turismo representa una oportunidad para la comercialización de otros productos del cafetal, como son las artesanías (bisutería), la transformación artesanal de cultivos comestibles y la herbolaria.

Como lo muestran los datos, el café tanto por su venta en cereza, pergamino y para el autoconsumo representa una de las principales estrategias de vida con una aportación al ingreso del 33.6%.

A nivel organizativo la diversificación de ingresos que se articula son resultado de la organización colectiva a través del cooperativismo y las marcas colectivas, lo cual, permite que se gestionen apoyos para la cafeticultura, mediante el financiamiento de insumos o infraestructura.

En suma, la alta diversificación de los ingresos que presenta VIDA a nivel familiar y organizativo son el resultado del manejo agroforestal en los cafetales lo que reduce su vulnerabilidad ante las fluctuaciones de los mercados agrícolas. Sobre ello, ETC Group menciona “Las parcelas campesinas proporcionan 30% más oportunidades para ganarse la vida que los campos de la cadena agroindustrial...” (2017, 44).

Redes de intercambio: socialmente reguladas y convencionales

Con respecto a las escalas de intercambio en que participan las familias asociadas a VIDA, se identifican cuatro: local, regional, nacional e internacional. La constante en los cuatro canales de comercialización es la venta de café directa y con intermediarios en sus diversas presentaciones: verde, en grano y molido.

El mercado local, donde a nivel familiar participan las familias asociadas a VIDA, se distingue por ser socialmente regulado, como son los trueques, entre los que destaca el tradicional de Coscomatepec todos los lunes y el itinerante en Teocelo una vez al mes. Estos intercambios se vuelven relevantes, porque en época de bajos ingresos ha permitido a las familias tener acceso a una dieta diversificada. También, las familias cuentan con puntos de venta autónoma en sus comunidades, lo que genera un mayor margen de ingreso.

El trueque se considera tanto una red justa y solidaria, como una práctica cultural que ha contribuido a la seguridad y la soberanía alimentaria. Con base en un estudio realizado en familias que participan en el trueque, el intercambio generado representa un ahorro entre $500.00 a $900.00 dependiendo del número de integrantes en el NSGA y la disponibilidad de alimentos de temporada (Cruz García 2019).

El mercado estatal, a pesar de que representa accesibilidad para la entrega de los productos, es limitada debido a la alta competencia por ser una región cafetalera. Por su parte, el mercado nacional representa mayor dimensión por el número de puntos de venta a través de intermediarios como: barras de especialidad, cafeterías, tiendas orgánicas, colectivos, entre otros.

Por su parte, el mercado internacional representa mayor ingreso, debido al volumen de venta y tipo de cambio. Cabe señalar, que generalmente este mercado funciona a través de compras consolidadas, lo que permite una mejor planeación en el procesamiento del café.

Sobre esta interacción con diversas escalas de mercado, es parte de la apropiación social para la transformación de los sistemas agroalimentarios, en las cuales, se generan diversos tipos de redes de consumo, entre las que Astier et al. (2017) distinguen: mercados alternativos, orgánicos y campesinos; grupos y cooperativas de productores, transformadores y distribuidores; redes de intercambios de semillas; y redes de producción, transformación y consumo. Esta situación contrasta con lo reportado por Pérez y Echánove (2006) quienes señalan que durante el periodo de liberalización la cadena global del café transitó de una cadena dominada por compradores a una dominada por tostadores internacionales; para el caso de México la cadena del café es dominada por unas cuantas compañías extranjeras que ejercen su hegemonía sobre el acopio y comercialización interna del grano, mientras los pequeños productores ven reducida su rentabilidad.

Con respecto a las familias encuestadas, se distinguieron dos tipos de redes de consumo, las socialmente reguladas y las convencionales:

a.      Las redes convencionales generalmente están reguladas por las dinámicas de la oferta y la demanda, donde, las familias se encuentran en desventaja para el establecimiento de precios justos, ya que, estos se determinan por actores y factores ajenos a las comunidades productoras.

b.     Las redes socialmente reguladas que se guían por principios como la autogestión, reciprocidad y solidaridad, las cuales, generalmente se gestionan de forma organizada a través de marcas colectivas, el cooperativismo y vínculos comunitarios.  

De acuerdo con Sevilla Guzmán (2015) las redes de consumo socialmente reguladas representan la nueva ampliación de la agroecología, puesto que, busca transformar al consumo en un acto político en donde las relaciones económicas están reguladas por aspectos sociales y ecológicos. Sobre ello, Gisela menciona que para VIDA los consumidores: “se convierten en una extensión de nosotros, porque cuando uno les plática lo que hacemos ya no solo es únicamente la compra o el consumo de café, sino más bien es conectarse con lo que estamos haciendo y forman parte de nuestra comunidad” (socia fundadora de VIDA, 2019).

Los productos que principalmente se intercambian en redes socialmente reguladas son: herbolaria, café pergamino y subproductos de la miel. Por su parte, los productos que se intercambian en mayor grado en redes de consumo convencionales son: café cereza, ornamentales y velillo.

Asimismo, hay productos que se comercializan tanto en redes de intercambio socialmente reguladas como convencionales (Figura 3), entre las que se encuentran: café pergamino y tostado, transformación de comestibles, subproductos de la miel, artesanías, ornamentales y velillo.

En cuanto a la diversificación que se presenta VIDA en sus redes de consumo, Clara (socia fundadora de VIDA, 2020) comenta que la importancia de la producción radica en “comer, truequear y vender, porque con eso, ya me alimenté, ya fui solidario y ya generé ingresos”. 

Es importante señalar, que, para la transformación hacia sistemas agroalimentarios sostenibles, las transiciones agroecológicas deben contemplar acciones desde la semilla hasta el consumo, que, con base en el caso de VIDA, la apropiación de los procesos productivos se ha originado en gran parte por la organización comunitaria. Sobre ello, durante el período 2017-2018 se realizó una investigación que abordó el análisis del capital social de VIDA, arrojando como conclusión lo siguiente:

VIDA, presenta un alto grado de capital social; expresado en mayores niveles de confianza, solidaridad, cooperación y participación, así como la presencia de redes consolidadas que han reforzado sus capacidades para realizar diversas acciones colectivas en beneficio de sus miembros, lo cual ha fortalecido la cohesión del grupo y permitido enfrentar con mejores resultados la crisis de precios bajos del café, con la consecuente mejora del nivel de vida de las familias que participan en la organización (Hernández y Nava 2019, 202).

 

Figura 3. Redes de intercambio vinculadas al NSGA

Gráfico, Gráfico de barras

Descripción generada automáticamente

Fuente: Elaboración propia con base a la encuesta (2020).

Con base en el análisis de las redes de intercambio, sobresale que las redes de intercambio socialmente reguladas presentan mayores beneficios para las familias campesinas, puesto que, las relaciones económicas se regulan por valores colectivos como la solidaridad, la cooperación, la redistribución y la reciprocidad, lo que va creando espacios fuera de las dinámicas que dictan los mercados globales.

Sostenibilidad de la vida y agroecología

Teniendo como referencia el caso de estudio de VIDA, la sostenibilidad de la vida desde la práctica de la agroecología se estaría reflejando en cómo las familias campesinas se organizan, reflexionan, manejan sus parcelas, diversifican y se articulan con redes de intercambio socialmente reguladas; lo que se vincula al sentido amplio de la agroecología que señala Sevilla Guzmán “búsqueda de un manejo ecológico de los bienes naturales para, mediante acciones locales endógenas, de naturaleza socioeconómica, construir sistemas agroalimentarios locales, y generar procesos de transformación y sustentabilidad entre productores y consumidores…” (Sevilla Guzmán 2015, 363). Cabe decir, que las relaciones socioeconómicas en VIDA generalmente están reguladas por valores que se promueven desde la economía solidaria como justicia económica, democracia económica, libertad, autodeterminación y sustentabilidad ambiental (Matthaei 2013).

Como se muestra en la Figura 4, la sostenibilidad de la vida con base en la experiencia agroecológica de la organización VIDA se integra por una “relación armónica entre humanidad y naturaleza, y entre humanas y humanos” (Herrero 2014, 236), en donde, “la agroecología se centra no sólo en la producción sino también en la sostenibilidad ecológica y social del sistema de producción” (Escurriol 2013, 130).

Sobre las interacciones con los sistemas naturales, se promueven los diseños agroforestales para la plantación de cultivos, respetando así el metabolismo natural, aunado a la implementación de fondos de semillas, ecotecnias y la producción de biofertilizantes.

En las estrategias de reproducción social, se identifican acciones desde la escala hogar con el esfuerzo familiar equitativo y la autogestión de las mujeres que se deriva de la política de género a nivel organizacional. Con respecto a la escala comunitaria se distinguen: las redes de apoyo con una diversidad de actores al exterior de la organización y también hacia el interior puesto que se van generando complementariedades en la transformación artesanal, el turismo campesino, la herbolaria y el proceso productivo del café.

En las iniciativas económicas a través de la organización solidaria han creado marcas colectivas y la gestión cooperativista. Por su parte, las redes de intercambio son en gran parte socialmente reguladas, colocando el trueque como una práctica cultural que se ha transmitido de generación a generación.

Figura 4. Sostenibilidad de la vida en la organización VIDA.

Fuente: Elaboración propia (2020).

Con respecto a lo anterior, VIDA estaría mostrando resiliencia en la dimensión económica, por su alta diversificación productiva que se detona a partir de un manejo agroecológico del cafetal y la apropiación del sistema productivo desde los insumos hasta el consumo, lo que favorece relaciones de intercambio justas y redistributivas.

Sobre los sentidos en que se generan las estrategias para la sostenibilidad de la vida, vinculadas a las escalas de poder social de Toledo y Ortiz Espejel (2014), VIDA manifiesta sus estrategias en un primer y segundo nivel, es decir, a nivel hogar con las familias y a través de la organización como parte de las redes, asociaciones, cooperativas y comunidades.

Un elemento que es transversal en las tres dimensiones de la sostenibilidad de la vida, y que son el origen y fortalecimiento de diversas prácticas, es la conciencia de la realidad que surge de los procesos de reflexión-acción sociocultural, ambiental y política de las que forman parte los integrantes de la organización en las redes de aprendizaje comunitario y la investigación acompañante. Porque es precisamente en estos espacios de diálogo donde han descubierto “...que unificados y organizados, harán de su debilidad una fuerza transformadora, con la cual podrán recrear el mundo..." (Freire 2017, 189) que para el caso de VIDA es una recreación a partir de la agroecología.

 

Conclusiones

VIDA es un reflejo de como los movimientos campesinos se han ido vinculando a la agroecología. Se destaca que las estrategias de vida que realiza VIDA se realizan en dos escalas, a nivel familiar y a nivel organizativo, ya que el primero permite la reproducción de la vida desde las condiciones y recursos familiares disponibles, y la segunda escala permite ir generando redes de apoyo, identidad colectiva y fortalecimiento de los saberes y prácticas locales.

Aunque las familias que acompaña VIDA tienen la libertad de determinar sus estrategias de vida, se identifica que las actividades que se encuentran vinculadas a nivel organizativo y a nivel familiar presentan mayor grado de resiliencia ante factores externos. Con respecto a estas estrategias en dos niveles, se identifican los siguientes hallazgos:

  1. Participación de las mujeres y las juventudes en las diversas esferas de trabajo sostenidas por una política de género y liderazgo juvenil que atraviesa transversalmente las diversas estrategias de vida, tanto de reproducción social como iniciativas económicas.
  2. Diversificación de ingresos agrícolas vinculada a la disponibilidad y acceso a recursos productivos familiares, los cuales, proporcionan autonomía mediante el autoconsumo, el intercambio (trueque) y la venta.
  3. Vinculación con redes de intercambio reguladas por principios de reciprocidad, proximidad y soberanía alimentaria, a través de la propiedad colectiva con base en principios de la economía solidaria y feminista.
  4. Comunidades de aprendizaje, vinculación intergeneracional y liderazgo comunitario para la implementación de las estrategias de vida.
  5. Articulación de recursos y condiciones disponibles a nivel familiar para la generación de iniciativas económicas a nivel organizativo con enfoque de género.

Los anteriores elementos y aunado a la identidad colectiva, han sentado las bases para la sostenibilidad de la vida en las familias asociadas a VIDA, donde, el sueño es:

Heredar la seguridad y libertad de elegir una alimentación sana, conservar y disfrutar del campo, transmitir la conciencia sobre el cuidado de la Tierra, salvaguardar los saberes ancestrales, sembrar plantas medicinales y más comestibles de manera organizada en armonía con el ambiente (Voces colectivas VIDA, 2020).

Por último, cabe decir que los desafíos que presenta VIDA son: i. Incrementar los ingresos a nivel organizativo para fortalecer las redes de aprendizaje comunitario; ii. Consolidar las iniciativas económicas a través del cooperativismo y las marcas colectivas, para mejorar las condiciones de vida en las familias campesinas cafetaleras; y iii. Incidir en la agenda pública sobre los beneficios de un cafetal comestible y la agroecología para impulsar condiciones con justicia económica, social y ambiental para las familias campesinas cafetaleras.

 

Agradecimientos

Agradecimiento al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCyT) por la beca otorgada para realizar estudios de posgrado y con ello, hacer posible esta investigación.

 

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Notas



[i] Se le denomina así al fruto maduro de café que en su interior contiene dos semillas.

[ii] Resultado del café cereza, después de haber sido despulpado, fermentado y secado. Hay diferentes tipos de pergamino, de acuerdo al tiempo de fermentación de la cereza, los más comunes son: lavado o honey.

[iii] Proyecto C6 por sus siglas Conservación de Cuencas Costeras en el Contexto de Cambio Climático, cofinanciado por Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza durante 2013 al 2018.

[iv] Voces colectivas hace referencia al conjunto de resonancias que resultaron de la transcripción de las encuestas a las familias y las entrevistas a sus integrantes durante la investigación en campo.

[v] Es el conjunto de actividades que se llevan a cabo para procesar el café cereza y obtener café pergamino.