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Número 22 • diciembre 2022 • págs. 125-141
ISSN: 1390 5708 • E-ISSN: 2602 8239
Agroecología, organizaciones y afectos.
Las intervenciones de técnicos agrónomos
en el cinturón hortícola platense (Argentina)
Agroecology, organizations and condence.
e interventions of agronomist technicians in
La Plata (Argentina) horticultural belt
Darío Gabriel Martínez
1
Recibido: 30/06/2022 - Aceptado: 20/10/2022
Publicado: 27/12/2022
Resumen
En la Argentina, la mayor producción de hortalizas frescas se encuentra localizada en el cinturón hortícola de
La Plata. El incremento del sector, durante los últimos años, ha sido considerable a partir de la mano de obra
de trabajadores migrantes bolivianos. Actualmente, organizaciones de productores y profesionales de diferentes
dependencias estatales promueven una transición agroecológica que modique la producción convencional de
hortalizas. Entre 2016 y 2018 la combinación de la crisis económica y los temporales climáticos adversos pro-
pició que el discurso agroecológico se instale en las organizaciones de productores. Si bien trabajan desde hace
tiempo en la región, los profesionales técnicos del Estado tuvieron un lugar preponderante en ese proceso. A
partir de la realización de entrevistas etnográcas a técnicos agrónomos, problematizamos sus intervenciones en
estos contextos. En este artículo se indaga el trabajo que realizan profesionales estatales, la circulación de saberes
y la construcción de vínculos que realizan con productores. De esta manera se pudo reponer tres ámbitos de
intervención de estos técnicos: el discurso agroecológico como innovación, la dimensión organizacional y la
trama de afectos que construye conanza.
Palabras clave: transición agroecológica, comunicación, Estado, innovación, migración
Abstract
In Argentina, the largest fresh vegetables production is located at La Plata horticultural belt. In recent years,
there has been a considerable increase in the sector based on the labor of Bolivian migrant workers. Currently,
producer and professional organizations from dierent government agencies promote an agroecological tran-
sition that modies the conventional vegetable production. Between 2016-2018 the combination of the eco-
nomic crisis and the adverse climatic storms led to the agroecological discourse being installed in the producer
organizations. State´s technical professionals played an important role in this process, although they have been
working for a long time in the region. Based on ethnographic interviews with agricultural technicians, we prob-
lematize their interventions. is article explores the work performed by state professionals, the knowledge
circulation and the construction of links made with the producers. In this way, three areas of intervention of
these technicians could be specied: the agroecological discourse as innovation, the organizational dimension
and the aection network that builds condence.
Keywords: agroecological transition, communication, State, innovation, migration
1 CONICET - Universidad Nacional de la Plata – Argentina, https://orcid.org/0000-0003-2415-8761, dariogmarti-
nez@gmail.com.
DOI 10.17141/eutopia.23.2022.5571
Eutopía, Revista de Desarrollo Económico Territorial No. 22 - diciembre 2022
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ESTUDIO DE CASO
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Introducción
Nos proponemos analizar las características de las intervenciones de los técnicos/as agrarios
con las familias de horticultores platenses. En esta oportunidad enfatizaremos en los apor-
tes que se realizan desde las múltiples dependencias estatales en el periurbano de la ciudad
de La Plata para problematizar la circulación de saberes y la construcción de vínculos en
escenarios de transición agroecológica (Sarandón y Flores 2014, Marasas 2012) y de crisis
económica.
El contexto de incidencia de las acciones de estos profesionales ocurrió cuando se in-
crementó el número de organizaciones de productores, al mismo tiempo que se encarecían
los insumos y las tarifas de los servicios públicos, junto con una consolidación de los dis-
cursos que sustentaban las prácticas agroecológicas. Si bien resulta complejo señalar un
origen, a pesar de venir trabajándose desde antaño, la agroecología cobró mayor densidad
en adhesiones de productores/asa partir del año 2016. Esto pudimos constatarlo en nuestro
trabajo de campo, al mismo tiempo que observábamos las destrucciones en invernáculos y
las pérdidas de verduras ocasionadas por los temporales climáticos.
Para contextualizar, el cinturón hortícola de la ciudad de La Plata es uno de los más
relevantes de la Argentina. En los últimos 20 años, la región fue creciendo en el volumen de
la producción obtenida, en el porcentaje de la supercie cultivada y en el acceso a mercados
para la comercialización. Uno de sus elementos distintivos consiste en la implementación
del invernadero, como una innovación tecnológica. Se estima que el 60% del total de
invernaderos del país se encuentra alojado en la zona de La Plata y esto permite realizar
varias cosechas en un mismo año (García 2011). Según el Censo Nacional Agropecuario de
2018, del total de 206,7 millones de hectáreas en 594.064 terrenos, el 91% de las unidades
censadas es gestionada por el productor y el 52% que reside en explotaciones agropecuarias
son familiares del productor. Para el cinturón hortícola de la ciudad de La Plata, podemos
armar que esta tendencia se intensica a tal punto que la mayor parte de la gestión de las
quintas es llevada a cabo por familias migrantes bolivianas que residen en el mismo lugar
donde trabajan (Feito 2013, García 2014, Benencia y Quaranta 2007, Ringuelet 1991).
La mayoría de las familias que trabajan y viven en la zona oeste de La Plata (Melchor
Romero, Olmos, Abasto, Etcheverry, El Peligro) no son propietarios de la tierra. Alquilan
las propiedades en condiciones de alta informalidad y precariedad de los contratos. Algu-
nos de ellos se agrupan con familiares o paisanos y comparten los gastos para garantizar
una supercie de tierra, generalmente una hectárea, para empezar a producir hortalizas. Los
dueños de la tierra les impiden construir viviendas de materiales. Por lo tanto, sus condi-
ciones habitacionales son de extrema fragilidad donde, por ejemplo, no pueden contar con
un baño dentro de la vivienda.
En el año 2016 una serie de temporales, de fuertes lluvias y vientos, afectaron conside-
rablemente la región. Se produjeron roturas de los invernaderos, caídas de postes, cortes de
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electricidad y anegamiento de las calles. La producción se perdió en gran parte, en la etapa
de cosecha y de siembra. Algo se recuperó y pudo comercializarse en el mercado central de
La Plata o en otros que, mediante intermediarios, tienen acceso para vender la producción.
Los esfuerzos de los productores/as eran infructuosos para reponerse económicamente, ya
no para salvar la supercie cultivada sino para garantizar sus condiciones de subsistencia.
La ayuda de las diferentes esferas estatales tardó en llegar a las unidades productivas o cuan-
do lo hizo era escasa en relación con el volumen de las pérdidas económicas de las familias
quinteras. Por ejemplo, los rollos de nylon entregados eran pocos para reparar la totalidad
de los invernaderos destruidos. Los quinteros/as lograban arreglar algunos, pero los restan-
tes debían costearse de sus propios ingresos si querían continuar produciendo hortalizas.
Es necesario agregar otros aspectos relacionados con la orientación política del gobierno
de Mauricio Macri (2015-2019). Los incrementos siderales de las tarifas de los servicios
públicos fue un aspecto de impacto ineludible en todos los sectores sociales. En el caso de
las familias de productores, el costo de la electricidad afectó la provisión de agua para riego
y para consumo humano en las quintas. Por otra parte, los precios de los insumos agro-
químicos se elevaron considerablemente por el incremento del dólar. Los productores/as se
endeudaron aún más para obtener semillas sintéticas y fertilizantes que estaban destinados
a reponer el circuito productivo afectado por los temporales. Así, el trabajo en las quintas
se enfrentaba a una doble constricción: una originada por los eventos climáticos adversos y
otra causada por las decisiones de política económica del gobierno de la Alianza Juntos por
el Cambio, cuya incidencia impactaba en el alquiler de la tierra y en la baja rentabilidad de
la producción para garantizar las condiciones de vida.
La situación compleja amplicó el proceso de organización de los productores/as, que
se nucleaban a partir de intereses comunes para peticionar soluciones al Estado. Si bien el
incremento de las organizaciones ocurría paulatinamente desde 2010 (Ferraris y Seibane
2017), a partir del 2016 este proceso se intensicó con la mayor participación de producto-
res en organizaciones que los convocaban. Las reuniones, las asambleas, las movilizaciones y
los talleres de capacitación fueron prácticas novedosas para muchos de ellos. Estas activida-
des, entre otras, permitieron que se trabaran vínculos uidos con profesionales técnicos/as
que ya tenían incidencia y trabajo territorial en las quintas del cinturón hortícola platense.
Las condiciones económicas adversas para los quinteros/as y la emergencia de una mo-
dalidad productiva agroecológica situaron a los técnicos/as en un escenario al que debían
afrontar. En este sentido, las preguntas que guiaron el trabajo fueron las siguientes: ¿qué
características tienen las acciones de los técnicos/as que trabajan con productores hortíco-
las? ¿Cómo fue el proceso para que la agroecología se instale como una modalidad posible?
¿Qué acciones les demandan los productores/as? ¿Qué aportes sienten que realizan? ¿Qué
saberes se ponen en circulación? ¿Cómo construyen los vínculos?
En primer lugar, el artículo se ordena a partir de una breve descripción de la meto-
dología y el trabajo de campo realizado. Un segundo momento desarrolla sucintamente
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antecedentes que dialogan con esta problemática. Luego, en tercer lugar, se cuenta algunas
instancias del proceso de transición agroecológica que los técnicos/as de las dependencias
estatales acercaron a personas interesadas en modicar sus prácticas y abaratar los costos de
producción. En cuarto lugar, se expresan las dimensiones burocráticas y organizacionales
que los técnicos/as con las cuales respondieron a las demandas de los productores/as. En
un quinto momento, se describe el crecimiento de las organizaciones, las tensiones y las tra-
mas afectivas que acontecen entre técnicos/as y productores/as. Para nalizar, se presentan
unas conclusiones provisorias acerca de los ámbitos de intervención de estos profesionales
en el cinturón hortícola platense.
Metodología
El proceso de este trabajo de campo se realizó durante el periodo 2018-2020 con entrevis-
tas en profundidad a profesionales técnicos de las diversas institucionalidades que tenían
asiento en el cinturón hortícola de La Plata. Uno de los propósitos consistió en reconstruir
la densidad de las intervenciones que realizaban estos profesionales con los productores/as,
a partir de los escenarios de crisis climática y económica que afectaba estructuralmente a la
producción hortícola.
La metodología para la realización de este trabajo fue cualitativa. Se combinaron fuen-
tes primarias con otras de carácter secundarias, como también el análisis de diferentes
documentaciones de políticas públicas. De esta manera, se pudo reponer el horizonte de
sentido expresado en las entrevistas con la direccionalidad de la política estatal a desarrollar
en el territorio.
Las institucionalidades estatales con las cuales se forjaron contactos para realizar entre-
vistas fueron las siguientes.
2
- Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Agencia de La Plata.
- Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires. Dirección de Agricul-
tura Familiar.
- Secretaría de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial del Ministerio
de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Coordinación de la provincia de Bue-
nos Aires.
- Universidad Nacional de La Plata. Coordinadores de equipos de investigación y exten-
sión que trabajaron en el cinturón hortícola.
2 Se mantiene la denominación que guardaban al momento de realizarse el trabajo de campo. Luego del cambio de gestión
de gobierno, tanto en el ámbito nacional como en el provincial, algunas de estas institucionalidades fueron nombradas
de otra manera.
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De esta manera, se efectuó un barrido por las diferentes agencias estatales, con diversos
grados de incidencia y posibilidades de transferencias de recursos, que tienen asiento en la
zona hortícola de La Plata. Esta selección de informantes se reconstruyó a partir de la pa-
labra de los propios quinteros/as que indicaban los nombres de las personas. En otra etapa
del trabajo de campo que apuntaba a recomponer el acceso a la tierra y sus signicaciones,
allí indicaban quiénes eran los profesionales que se acercaban a las quintas, conversaban con
ellos y les respondían las consultas o demandas que tenían en virtud del contexto de crisis.
Además de la mención que hacían los productores/as, el otro criterio que se tomó en
cuenta fue que hayan tenido una participación en territorio luego de las tormentas de vien-
tos y lluvias ocurridas en 2017 y 2018. Todos los equipos técnicos se involucraron, desde
sus orientaciones y diseños de políticas públicas, en atender con la gestión de recursos a
las unidades productivas del cordón. La mayoría de estos técnicos/as son profesionales que
vienen trabajando desde hace tiempo en cuestiones relacionadas con la economía popular,
la agricultura familiar, la agroecología, el acceso a mejores condiciones productivas, la pro-
blemática de la tenencia de la tierra para producir y vivir, entre otras. En total se realizaron
10 entrevistas que atravesaron los siguientes ejes de preguntas: las formas de la estatalidad,
las construcciones de vínculos con productores, las estrategias de organización y la canali-
zación de las demandas de los productores y los horizontes futuros de la horticultura.
Perspectivas, enfoques y saberes
Algunos antecedentes señalan que, en ciertas regiones de nuestro país a principios del siglo
XX, los profesionales técnicos tuvieron un lugar destacado en la expansión de las fronteras
agrícolas, al mismo tiempo que se construían institucionalidades destinadas a la investiga-
ción y la canalización de las demandas de productores (Almirón 2017). El ensanchamiento
de las supercies productivas requería de agentes que acompañaran a las familias de colo-
nos. Es decir, a medida que se instalaban en los territorios y obtenían mayores capacidades
productivas, el Estado creaba institucionalidades que acompañaran ese proceso. Depen-
dencias tales como las estaciones experimentales, las agencias regionales de Ministerio de
Agricultura y los propios agrónomos de las compañías ferroviarias (Martocci 2014), junto
con los productores, proyectaban innovaciones de formas y modalidades de producción.
Dentro de esos contextos, las aptitudes de la tierra, sus características, eran validadas por
estos técnicos para sostener estos propósitos.
Desde una perspectiva historiográca, Martocci (2014) expone que, a mediados del
siglo XX en La Pampa (Argentina), hubo una divulgación de saberes por parte de los
técnicos agrónomos para que los colonos adoptaran una innovación tecnológica para el
cultivo en secano. Llevar a cabo esta acción implicó procesos de disuasión para que los
colonos dejaran a un lado prácticas que desarrollaban para dar lugar a otras. Sin embargo,
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los documentos señalan que los productores pampeanos se mostraban poco predispuestos
a continuar, en ocasiones, con las sugerencias de innovación de los agrónomos. Los saberes
empíricos obtenidos en otras provincias o en los países de origen todavía perduraban en
las prácticas de los productores, de allí la reticencia a la modicación productiva que fue
posible alcanzar a partir de los vínculos de conanza que construyeron los técnicos para que
escucharan sus recomendaciones y llevarlas a la práctica. Martocci (2014) agrega que los
propietarios de la tierra fueron quienes tuvieron mayores posibilidades de “ensayar nuevas
técnicas y métodos debido a que su situación económica era más sólida que la de aquellos
que arrendaban las tierras”.
La construcción de las relaciones vinculares entre técnicos y productores fue uno de
los aspectos nodales para la modicación de prácticas. También hubo resistencias y expe-
rimentaciones que los propios productores hicieron. Estas observaciones fueron atendidas
en el estudio clásico de Paulo Freire (1997), quien pretendía marcar una diferenciación con
la imposición de prácticas que los agrónomos le hacían a los campesinos en el contexto
de los años 60 en América Latina. La comunicación, según sus palabras, debía prevalecer
por sobre la extensión para alcanzar una reciprocidad entre las partes involucradas en una
práctica educativa. En esos momentos la noción de desarrollo rural se denía a partir de las
interrelaciones entre las estrategias del desarrollo de la comunidad, reforma agraria (Cepal,
Alianza para el Progreso) y desarrollo rural integrado (Barsky 1990). Estas estrategias per-
duraron hasta la década de 1980.
La propuesta freireana discutía con las versiones del desarrollo de la reforma agraria
y buscó eludir las visiones más tecnocráticas. A pesar de contar con esta intencionalidad,
Freire continuaba entrampado en las modalidades enunciativas del desarrollismo más tec-
nicista que consideraba como “mágicos” los saberes de los sectores campesinos. Por ejem-
plo, basta recordar la narración que hizo de las prácticas para combatir la plaga de las orugas
en el nordeste brasileño por parte de algunos campesinos. Describe que ponían tres estacas
en el ángulo más lejano del cultivo afectado, en una de ellas clavaban a una de las orugas
y el resto de “las demás, con miedo, se retirarán en ‘procesión’, entre una estaca y otra
(Freire 1997, 31). A estas formas de captación de la realidad, en esta publicación, Freire las
denominó ingenuas o formas desarmadas de conocimiento pre-cientícos.
Ya situado en las discusiones en los años de 1990 y 2000, Gabriela Schiavoni (2005)
repone los debates entre los técnicos y los productores en el contexto de la provincia de
Misiones. Su punto de partida es la denición de sujetos rurales a “productores que por su
menor disponibilidad de recursos no tienen acceso regular a las políticas corrientes dirigi-
das a los productores agrarios de cada país” (Barsky, 1990, p. 57). Identica dos posturas
en este sentido: una miserabilista y otra populista.
Impregnada por los aportes de Grignon y Passeron (1992), la postura miserabilista del
desarrollo sostenía que era necesario convertir a la economía agraria legítima (revolución
verde, maximización capitalista, etc.) a los pequeños productores con la presunción de
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su carácter incompleto y que su transformación productiva ocurriría por la aplicación de
saberes expertos. La postura populista armaba que las limitaciones de los productores son
vistas como virtudes donde “las estrategias de subsistencia y las tecnologías tradicionales
son expresiones de una cultura popular que le permite a los sujetos no permanecer subor-
dinados al sistema dominante” (Schiavoni 2005, 435).
La entrada en los años ’90 marcó la presencia de las ONGs en determinadas áreas de
incumbencia pública que antes recaían en la centralidad estatal. Esto produjo una reorien-
tación de los saberes. Las estrategias de capacitación técnica a productores se convirtieron
en algo frecuente, al mismo tiempo que implicó la administración de las tensiones que se
generaban a partir de la recuperación de los saberes populares. Esta lógica luego se trasladó
a las esferas estatales y se extendió como una modalidad. “Esta tensión entre la recupera-
ción de los saberes nativos y el encuadre técnico de los pequeños productores también se
evidencia en la difusión del modelo agroecológico, planteado en oposición a la agricultura
productivista” (Schiavoni 2005, 447).
Una de las propuestas que se desprenden de la recuperación de los saberes de los pro-
ductores/as se enlaza directamente con la representación que ejercen los técnicos/as de
aquellos productores pequeños, que tienen una baja escala de producción o no son propie-
tarios de la tierra. Lo socioproductivo se vinculó con una lógica de administración de los
saberes puestos en acto que planteó un cuestionamiento de las intervenciones que tuvo el
Estado en otros momentos históricos.
En este sentido, buscamos dialogar con estos trabajos previos a partir de las intervencio-
nes que realizan técnicos/as en un contexto de transición agroecológica y de crisis econó-
mica en el cinturón hortícola. Las dinámicas de construcción de tramas organizacionales
que requieren de la consolidación de vínculos son aspectos que requieren profundizarse.
La agroecología como punto de partida
Durante nuestro trabajo de campo, relevamos que los productores/as reconocían que lxs
técnicos de las diversas institucionalidades los acercaron a la problemática de la agroeco-
logía. Las formas de producción que conocían con detalle eran las convencionales (Sohaie
y García 2021, Martínez 2021). Son aquellas que privilegian el uso productivo intenso
de la tierra y la utilización asidua de agroquímicos para obtener mejores rindes. Tuvieron
su momento fundacional en lo que se identica como la Revolución Verde, que implicó
la conanza ilimitada en la tecnología y la poca capacidad para percibir el agotamiento o
degradación de los recursos productivos (Sarandón y Flores 2014).
Una conjunción de factores se relacionó para que lo agroecológico fuera considerado
por los productores/as. La presencia de técnicos/as que se acercaron a conversar, a propo-
ner ensayos y transformaciones de ciertas modalidades productivas se complementó con el
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crecimiento de las organizaciones que nucleaban a las familias de productores. El restante,
más claramente identicable, se alojó en el incremento de los precios dolarizados de los
insumos y el aumento exponencial de las tarifas de los servicios públicos. A lo que también
es necesario agregar la rotura de invernaderos por los temporales climáticos adversos que
acontecieron en la región en 2016 y 2017.
Si bien la presencia de los técnicos/as era constante en la zona hortícola de La Plata, el
contexto descripto fue proclive al inicio de una reorientación hacia las modalidades agroeco-
lógicas. Los productores/as identicaron que los técnicos/as llevaron a cabo este proceso, que
se intensicó en un momento económico adverso para garantizar las condiciones de vida de
las familias productoras. Así conocieron la posibilidad de fabricar fertilizantes o bionsumos
con materiales que tenían en sus propias quintas o con elementos de bajos costos. En el caso
de las prácticas convencionales aprendieron mirando a otros productores (Martínez 2021),
mientras que aquí se crearon talleres de capacitación en agroecología que se realizaron en de-
pendencias estatales, en lugares de las organizaciones o en las quintas de algunos productores
antriones (Gómez et al. 2015). Los técnicos/as estuvieron al frente de estas capacitaciones y
posteriormente dejaron el lugar para que fuera ocupado por productores/as, replicando una
estrategia que tuvo su punto inicial en los años 90 (Schiavoni 2005).
También destacaron las estrategias de comercialización como propuestas de innovación
que eludían a intermediarios. Se trataron de aportes que se articularon a partir de las su-
gerencias de los técnicos, con el incremento de las capacidades logísticas y de crecimiento
de las organizaciones que nucleaban a los productores. Esas estrategias involucraban a la
confección de un bolsón de verduras de estación y la instalación de ferias itinerantes en
diversos puestos de la ciudad. Los bolsones constaban de entre 5 y 7 kilos de hortalizas va-
riadas que se confeccionaba a partir de las cuotas de producción repartidas entre los miem-
bros de una organización. Por su parte, las ferias itinerantes buscaban llegar directamente
al consumidor y evitar las especulaciones que implementaba el camionero que le compraba
las verduras para luego revenderla en los mercados regionales.
En este contexto, la construcción de la conanza entre técnicos/as y productores/as
se articuló a partir de la fabricación de bioinsumos y las estrategias de comercialización
mencionadas. Esto ocurrió dentro de un escenario económico adverso y de temporales
climáticos que ocasionaron pérdidas –totales o parciales– de la producción y de infraestruc-
tura. La intencionalidad de los técnicos/as apuntó hacia una transición agroecológica que
redundaba en réditos económicos para los productores/as, además de mejores condiciones
de salud porque no tenían que aplicar agroquímicos que podían afectar las vías respiratorias
de quien trabajara la parcela y en más calidad nutritiva de la verdura cosechada (Martínez
2021). Las estrategias planteadas tuvieron una buena recepción entre las familias de pro-
ductores, aunque no llegan a que toda la modalidad agroecológica sea la preponderante en
el cinturón hortícola platense. Existen combinaciones de las modalidades de producción,
convencionales y agroecológicas, de acuerdo con las necesidades de siembra, cosecha y
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comercialización que los productores/as tengan en un momento especíco. Dentro de una
misma unidad productiva conviven surcos de producción convencional, con otros de ca-
racterísticas agroecológicas.
La problemática de la agroecología fue bien recibida en un momento económico desfa-
vorable para la producción de hortalizas. Los técnicos/as señalaron que, además, el modelo
productivo de monocultivo de tomate en verano y lechuga en invierno ya no era rentable
en la zona de La Plata. Junto con ello, el encarecimiento de los insumos generó un escena-
rio propicio para buscar alternativas con diferentes experimentaciones. La persistencia de
la modalidad agroecológica está en duda ante una posible modicación de las condiciones
económicas adversas.
Pruebo con el purín de ortiga porque la verdad no puedo comprar dimetoato. No puedo
comprar otra cosa. Por suerte pruebo y más o menos me va. Como que no les queda otra,
[tienen] que dar una vuelta de rosca. Y la gran duda en los debates que hay es... bueno,
cuando la situación económica cambie, ¿qué va a pasar con todo esto? Porque la agroecolo-
gía también plantea los debates respecto a los rendimientos. (Entrevista a agrónoma de una
dependencia nacional, 1 de octubre de 2019)
Las tensiones que se abren paso aquí consistieron en la adhesión de sólo algunos compo-
nentes de lo que implica la agroecología como modalidad de producción. Los técnicos/as
observaron que los productores/as toman aquellos que les permiten abaratar costos: “Yo
no me puedo comprar los remedios, quiero que me enseñes a hacer remedios más baratos”
(Entrevista a agrónomo de una dependencia nacional, 25 de octubre de 2019). Esa lógica
es la que primó entre los productores/as para la recepción de lo agroecológico, que derivó
en una multiplicación de las estrategias de capacitación, pero que se pone en duda su con-
tinuidad si se revierten las condiciones económicas que les permitan adquirir los agroquí-
micos a menor precio. Los técnicos/as, con incidencia en la zona de La Plata, traccionan
para que la agroecología se convierta en una modalidad productiva extendida, al mismo
tiempo que son conscientes de los condicionamientos que los productores/as atraviesan
para instalar este proceso.
La gestión organizacional
Como se mencionó, desde el año 2011 las organizaciones de productores crecieron nota-
blemente en cantidad y en volumen de participantes. Se trató de un proceso al cual muchos
técnicos/as contribuyeron a su formación y que también les implicó una modicación de
los vínculos con los productores/as. El agrupamiento consistió en una instancia que, un
momento, el Estado favoreció para potenciar la trama productiva del cordón y que luego,
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ante el cambio de rumbo de su orientación estratégica, sirvió para peticionar demandas a
los gobiernos nacional y provincial. En este sentido, se pudo identicar a un conjunto de
técnicos que colaboraron con la creación de organizaciones y otros profesionales que for-
maban parte de diversas instituciones del Estado que comenzaron a relacionarse con estas
noveles cooperativas de productores hortícolas.
El entramado creciente de organizaciones se implementó inicialmente a partir del Pro-
grama Cambio Rural que gestionaba el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca junto
con el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA). Algunos productores se acercaron a
estas ocinas estatales para formar cooperativas y así entraron en relación con profesionales
técnicos. Lo socioproductivo, es decir, la conformación de una cooperativa fue la demanda
embrionaria que tuvieron que atender estos técnicos por parte de los productores.
Las primeras intervenciones fueron para gestionar administrativamente la creación de
cooperativas ante el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Las
destrezas informáticas, tales como manejar un procesador de textos o completar formula-
rios por internet, fueron los primeros saberes que desplegaron estos técnicos/as. La per-
tenencia a sectores medios escolarizados, con manejo de las lógicas escriturales, hizo que
pusieran en juego un saber hacer propio de su habitus de clase (Bourdieu 2008), antes que
de su estricto perl profesional.
Por otro lado, los eventos climáticos también involucraron gestiones técnicas. Los tem-
porales de lluvia y vientos que afectaron al cordón sumieron a productores en pérdidas
económicas de consideración. Los técnicos/as colaboraron en la inscripción de los afec-
tados en los registros de emergencia agropecuaria, que les permitió acceder a créditos sin
tasas de interés, adquirir herramientas e insumos, reponer el plástico de los invernáculos.
Nuevamente, las inscripciones por internet, llenar formularios y presentar certicaciones
de las organizaciones son acciones que llevan a cabo los técnicos/as. Un capital burocrático
fue desplegado por estos profesionales: lo hicieron en el momento fundacional de algunas
organizaciones y también en los episodios de crisis económica. Operaron como interfaces
(Long 1999) de las capas estatales que articulan demandas y posibles respuestas.
Estas lógicas preeminentemente administrativas que impactan en lo organizacional es
el mayor activo que los técnicos/as reconocieron que los productores/as valoran de sus
trabajos. Inclusive marcaron que están por encima de las cuestiones técnico-productivas.
Tenía así ese preconcepto, como ingeniera agrónoma, que me iban a preguntar por lo pro-
ductivo. Entonces, yo me repasaba todos mis apuntes de tomate, de morrón y qué sé yo. Y
de repente [para] ellos lo productivo, en ese momento, era... no secundario, cuaternario. Lo
que más les interesaba era formar la cooperativa. Tenían problemas de tierra, problemas en la
comercialización. Algunos que eran trabajadores, que eran medieros, tenían problemas con
sus patrones. Entonces a mí me cambió la cabeza, porque esa cosa del asesoramiento técnico
a ver qué bichito tenés, qué le podés aplicar, en ese primer momento que fueron 2, 3 años,
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para ellos era... nada. Era secundario. Lo tenían resuelto. Ellos si hay algo que saben es pro-
ducir. Mal, bien, qué sé yo, pero ellos lo que saben es sacar verdura de la quinta. (Entrevista
a técnica agrónoma de dependencia nacional, 30 de septiembre de 2019).
El prejuicio consistió en entender que lo productivo sólo eran aquellas dimensiones rela-
cionadas con la gestión de cultivos, control de plagas y fertilizaciones. Las demandas de los
productores/as estuvieron en fortalecer lo organizacional como una manera de mejorar sus
condiciones de vida, ya sea por el acceso a benecios económicos directos o por ampliar
solidaridades con otros productores de la región. Aquí el testimonio reconoció que los
quinteros sabían producir (“sacar verduras”) y que sus problemáticas requirieron que los
técnicos/as administraran nuevos saberes y ampliaran sus horizontes de formación hacia lo
socioproductivo.
Se consolidó un crecimiento de organizaciones de productores, a partir de las gestiones
de técnicos/as que implicó un tratamiento distinto a las posturas desarrollistas y populistas
(Schiavoni 2005) que presentamos anteriormente. Aquí los productores/as señalaron lo
que necesitaban y los técnicos/as tuvieron que aceptar sus peticiones, aunque contradijeran
sus sugerencias para el benecio de la organización. Los componentes organizacionales son
privilegiados antes que los técnico-productivos. Sin embargo, la labor de los técnicos/as se
circunscribió a las interfaces estatales y a la redacción de proyectos para acceder a benecios
de acceso a créditos e insumos. Su participación en las asambleas de socios, como un nuevo
dispositivo, era nula, aunque podían asistir. En esas circunstancias señalaron que perma-
necían en silencio, sin intervenir en las tensiones entre miembros y tampoco interferían en
las decisiones que surgían de allí. También eludieron situaciones donde algunos socios en
conicto con otros buscaron su colaboración para que terciaran en favor de ellos. Es decir,
colaboraron una vez que la resolución estratégica planteada por el conjunto de la asamblea
decidió el rumbo a seguir.
El respeto a las decisiones resultó un aspecto que los técnicos/as sostuvieron en sus en-
trevistas. Intervenir para hacer prevalecer una posición fue descartado como opción porque
eso alteraría las dinámicas de una conanza en construcción. Una técnica relató la siguiente
armación para ilustrar la recepción de propuestas y las desigualdades en el interior de la
organización.
Yo nunca intenté forzar ningún proceso. Entonces siempre respetando sus decisiones, porque
en denitiva eran ellos los que las iban a llevar a cabo. Entonces yo tengo muchos compa-
ñeros que por ahí se enojan porque proponen cosas, que están copadísimas, están rebuenas
y los productores no las ven. Entonces todo a su tiempo. Entonces un poco respondiendo a
sus demandas, en la medida de mis posibilidades, y laburando, y escuchándolos y viendo...
y también equivocándome en un montón de cosas. Por ahí había cuestiones entre ellos...
porque hay por ejemplo mucha diferencia... hay un par de productores que tienen camiones,
que tienen puestos en el mercado, que tienen una posición económica muy superior a otros
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que son medieros y que trabajan cinco canteros –que no es nada– haciendo radicheta, que
viven el día a día. Pero están en la misma cooperativa. Entonces para mí son socios y son
todos iguales. Y bueno, y se genera conicto, porque obviamente cuando llega un subsidio
un rollo de nylon para el que tiene 3 camiones no signica nada, pero le cambia la vida al que
tiene 4 canteros trabajando, que ni siquiera alquila, él trabaja para otro. (Entrevista a técnica
agrónoma de dependencia nacional, 30 de septiembre de 2019).
No forzar los procesos se reveló como clave en la participación de los técnicos/as. Aun
así, este testimonio aportó las fricciones que existen dentro de las organizaciones de pro-
ductores donde se observan desigualdades entrelazadas (Jelin, Motta y Costa 2020). Las
relacionalidades en el interior de las organizaciones marcaron que hay heterogeneidades y
dinámicas de poder que unos productores ejercen sobre otros. En ese sentido, la obtención
de recursos, aunque insucientes, puede resultar muy provechosa para quienes estén en una
posición más subordinada respecto de sus pares con mayor solvencia económica relativa. Si
las asambleas de las organizaciones deciden repartir igualmente entre todos sus socios, los
técnicos acatan esa resolución aun cuando: “se divide para todos lo mismo también estás
repartiendo las desigualdades” (Entrevista a técnica agrónoma de dependencia nacional, 30
de septiembre de 2019).
Se percibe un límite a la intervención de los técnicos/as en las cuestiones organizacio-
nales. Hay una conuencia entre la autolimitación por parte de los profesionales y aquel
demarcado, tácita o abiertamente, por los productores/as. Ciertas cuestiones internas y
propias de la organización deben resolverse entre quinteros, mientras que los técnicos/as se
distancian de ellas para luego regresar y una vez solucionados los eventos que provocaron
las fricciones. Aquí no se trató de una desafección, desinterés, más bien respondió a la
comprensión de que las tramas organizacionales se refuerzan a partir de una relación entre
pares (aunque desiguales) de las que los técnicos/as no forman parte.
Tensiones y afectos
Ante el crecimiento de las organizaciones, emergen tensiones en las relaciones entre los
técnicos/as y los productores/as. Se maniestan en las orientaciones de acciones y de di-
versicación de estrategias, donde los referentes de estas organizaciones trazan un límite a
la participación de estos profesionales. Cuando en instancias fundacionales lograron adhe-
siones a sus propuestas, ante el incremento de integrantes y volumen político alcanzado,
los referentes hablaron directamente con las líneas de gestión política nacional y saltean el
lugar de intermediarios que tenían los técnicos/as en algunas circunstancias.
Estas situaciones conictivas no tuvieron una recurrencia signicativa en los testimo-
nios relevados, aunque marcan una toma de posición de los referentes de productores. Los
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casos donde ocurrió esto fueron en las organizaciones de mayor incidencia territorial y
capacidad de articulación de otras organizaciones pequeñas: Unión de Trabajadores de la
Tierra (UTT) y el Movimiento de Trabajadores Excluidos rama rural (MTE). La orienta-
ción de los pasos futuros comenzó a delinearse a partir de los integrantes de esas agrupacio-
nes, sin tener consultas constantes a técnicos/as de las dependencias estatales con quienes
habían planicado acciones en otros momentos. En algunas ocasiones, los profesionales
intentaron dialogar pero no lograron hacerlo. Entonces optaron por pensar nuevas acciones
con otros productores, en un trabajo más próximo, y así obtuvieron receptividades de sus
saberes y tampoco colisionan con la trama organizacional gestada en el cinturón hortícola.
La presencia multiactoral es reconocida por los técnicos/as. Una misma familia puede
tener, en una misma quinta, al padre que pertenece a una organización y a los hijos/as y
sobrinos/as que forman parte de otra. Inclusive es factible hallar que diferentes dependen-
cias estatales trabajen, al mismo tiempo, en una unidad productiva. En esa conuencia
de intereses, superposición de tareas y campos de interlocución múltiples los técnicos/as
realizan su tarea, en un escenario tensionado por disputas políticas.
A pesar de las controversias y límites que encuentran por parte de algunas posiciones de
los referentes de las organizaciones, una red de afectos nutre la intervención de los técnicos/
as. En este caso las técnicas, las ingenieras agrónomas, fueron las que pusieron esta dimen-
sión de un relieve signicativo para ellas. Las relaciones afectivas ocurren con los producto-
res/as, antes que con los referentes de las organizaciones. Estos son catalogados como cua-
dros más urbanos, atravesados por “la rosca” (las contiendas y negociaciones políticas) que
habilitan y digitan algunas de las intervenciones profesionales. Con los productores/as, sus
palabras marcan la conanza lograda a partir de los vínculos logrados en el trabajo sosteni-
do en el tiempo. Las personas entrevistadas son profesionales que concurren a las quintas,
dialogan con productores, participan en los dispositivos asamblearios, entre otras acciones.
No son profesionales de “ocina o escritorio”, más bien revisten una necesaria itinerancia
para desarrollar la tarea. Aquí se enlaza con una tradición recuperada de la vertiente lati-
noamericana con sectores campesinos que apunta a la realización de propuestas educativas
y participación política. La itinerancia les permite reencontrarse con productores/as que
hace tiempo no veían. Se reactualiza el vínculo e incluso, a partir de esa conanza, llegan
a otros productores/as con los cuales jamás trabajaron. Se allana un camino para realizar
propuestas de nuevas prácticas de horticultura en las quintas.
Los tiempos prolongados de trabajos compartidos trazan relaciones solidarias y de com-
promiso de género entre productoras y técnicas. En una entrevista, una técnica relató una
escena donde describe su vínculo con una productora, que atravesaba una situación com-
pleja familiar.
En marzo al hijito de una productora de 2 años le pisó un pie un camión, que no lo mató
de recontra pedo porque estaba en un pozo. Le tuvieron que amputar 2 dedos, después lo
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volvieron a internar, le amputaron un dedo más. La productora tiene 7 pibes, tiene 33 años.
Ahora tiene problemas con la nena más grande que se le fue de la casa. […] Tienen el nene de
2 años al que le pasó lo del piecito, tienen un bebito de 3, 4 meses. Entonces estaba internado
el chiquitito, el del accidente, y estaba la nena más grande con el otro a upa para que la madre
le dé la teta. No sabía lo que era un sacaleche. Entonces yo fui a una farmacia y compré un
sacaleche, de los más comunes. Y se le resolvió la vida, porque ella se sacaba [leche]. Ahí, en
el Hospital de Niños, hay heladera, tenía... y hay cosas, viste... y bueno, y la chica [la hija]
se pudo volver... que la quinta encima queda en Abasto, lejos. Y se pudo volver con el bebé,
entonces llegaban 2 o 3 veces... cuando venía el papá llegaba la leche. O alcanzarle un termo
con agua caliente. O esas cosas. Cosas... qué sé yo, como si lo hiciera con una hermana,
con una amiga, no sé. (Entrevista a técnica agrónoma de una dependencia nacional, 30 de
septiembre de 2019).
En este testimonio se condensan las desigualdades que atraviesan los productores/as en el
cinturón hortícola, sus complejas tramas familiares, a la dicultad de sostener las tareas de
cuidado con un ritmo de trabajo intenso. De la misma forma, se narra que la intervención
trasciende una relación de proximidad sustentada en las labores productivas, sino que se
amplía en redes de solidaridad extendidas más allá del ámbito de las quintas. Inclusive,
para esta agrónoma, estas acciones se inscriben en un vínculo familiar o amistoso al que era
necesario responder bajo una suerte de mandato ético.
Reexiones nales
En el caso del cinturón hortícola platense, las dinámicas de trabajo de los técnicos/as con
los productores/as tienen especicidades para destacar. Aquí pudimos identicar que tie-
nen tres ámbitos de incidencia, a veces superpuestos y otras en tensión, a partir de las
reconstrucciones de sus prácticas en las quintas.
El primero ámbito de incidencia se encuentra con la agroecología como una innovación
productiva para la horticultura (Díaz y Martínez 2022). Los técnicos/as instalaron esta mo-
dalidad de producción a partir de un trabajo sostenido en talleres y charlas, que se intensi-
có a partir de los eventos climáticos adversos y el aumento de los costos de los insumos.
Si bien es factible encontrar en una misma quinta hortalizas sembradas bajo la modalidad
convencional y la agroecológica, esta última comenzó a tener una mayor presencia en los
discursos de productores/as organizados. La realización de remedios caseros, el planteo de
nuevas maneras de comercialización y la observación de sus rindes logró que varias familias
de productores experimentaran en sus quintas algunas prácticas agroecológicas. La coor-
dinación de profesionales de las dependencias estatales resultó clave para que, en el marco
de propuestas de formación, esto adquiera una mayor densidad. Todavía es apresurado
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armar que la producción hortícola se volcó totalmente hacia la agroecología, por esto los
testimonios mencionaron el camino hacia una transición.
El segundo ámbito lo constituye la dimensión burocrática y organizacional. Los téc-
nicos/as se encargaron de facilitar el acceso a solicitudes de subsidios, de inscripciones
para la formación de cooperativas y la obtención de créditos e insumos ante fenómenos
climáticos inesperados. Peticionar a los estados (nacional, provincial o municipal) requería
de una serie de destrezas y lógicas organizacionales que los productores/as desconocían
por entonces. Completar formularios o redactar proyectos, dispositivos frecuentes en los
campos de interlocución estatales, fueron gestionados por técnicos/as que trabajaban con-
juntamente con productores. Las necesidades de mejorar las condiciones de producción
hicieron que se intensicaran los procesos de organización. Las etapas iniciales requirieron
de trámites administrativos que ocializaron la trama organizacional que se desarrollaba
entre los quinteros/as. Esta instancia fue traccionada por los profesionales que inscribieron
este agrupamiento en las dependencias estatales pertinentes. Una vez ocializada la coope-
rativa, por ejemplo, dejaron que las instancias de decisiones estratégicas nales o tensiones
en la organización las resolvieran los propios productores/as.
El último ámbito se conforma en las tramas afectivas originadas en los vínculos entre
técnicos/as y productores/as. Las relaciones de conanza, construidas a lo largo del tiem-
po, lograron que se replantearan lógicas de la producción hortícola convencional y los
proyectos de cooperativas se consolidaran. Los diálogos, las visitas a las quintas y los mates
compartidos marcaron la proximidad entre estos agentes estatales y los quinteros/as. Hay
un reconocimiento de las condiciones precarias de las unidades productivas del cinturón
hortícola: la itinerancia de los técnicos/as hizo que tenga información real y de primera
mano. De esa manera, identican las desigualdades que atraviesan a los productores/as y se
involucran afectivamente con ellos, que hasta llegan a colaborar en aspectos familiares que
trascienden las actividades productivas.
Las conuencias de estos ámbitos marcan la especicidad de las intervenciones de técni-
cos/as en el cinturón hortícola platense. El trabajo político que realizan combina estrategias
de innovación productiva y de conformación de organizaciones, que necesitan articularse
con tramas afectivas y solidarias que las consoliden. Para futuras problematizaciones que-
dará por observar si es posible tensar algunos modelos de desarrollo horticultor a partir
de la estabilización de las organizaciones de productores y la densicación de las prácticas
agroecológicas por la que vienen trajinando, desde hace años, estos técnicos/as itinerantes
en el cinturón hortícola platense.
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